La ¡®naturaci¨®n¡¯ urbana, una herramienta para vivir mejor
Paisajismo, amortiguaci¨®n de la contaminaci¨®n y el ruido, reducci¨®n de la isla de calor... La creaci¨®n de infraestructuras verdes son parte de la recuperaci¨®n de ciudades de hormig¨®n y cemento
El reto de lograr un bienestar social de forma viable, siguiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tiene como punto de partida las soluciones basadas en la naturaleza, siendo la naturaci¨®n una de las facetas m¨¢s relevantes. Naturar es la acci¨®n de incorporar los ecosistemas en nuestro entorno, tanto la flora como la fauna. Como toda acci¨®n humana, los proyectos de infraestructuras verdes, derivados de esta, est¨¢n sometidos a ¨¦xitos y errores.
Los urbanitas buscamos mejorar nuestro entorno a trav¨¦s de unos objetivos pol¨ªticos, socioecon¨®micos y medioambientales a corto, medio y largo plazo. En los ¨²ltimos tiempos, estamos reconociendo el inter¨¦s de las infraestructuras verdes, pasando as¨ª de la admiraci¨®n por los entornos grises de hormig¨®n, hierro y cristal, como exponentes de la modernidad, a la fiebre verde.
El concepto de verde supera la mera noci¨®n de color. El paisaje verde es inclusivo y puede abarcar los horizontes marrones o amarillos de nuestros campos manchegos. Se califica de energ¨ªas verdes a las no contaminantes, pero en las que, recientemente, se incluye la nuclear. Adem¨¢s de la fiebre popular por lo verde y su imagen positiva ¨Cque ya incluyen muchas pol¨ªticas empresariales¨C subyace el inter¨¦s econ¨®mico como herramienta para captar ciertos flujos financieros.
Son numerosos los proyectos urbanos fallidos, por diversos motivos, que aparecen como muestras esquel¨¦ticas en el paisaje ciudadano. Tenemos ejemplos en el escenario espa?ol de construcciones abandonadas que no han llegado a inaugurarse o que han quedado fuera de uso, como el caso de f¨¢bricas u oficinas. La naturaci¨®n urbana puede ser un instrumento para su recuperaci¨®n, transform¨¢ndolas en h¨¢bitats saludables a costes asequibles. Ciudades como Detroit, en Estados Unidos, han visto el resurgir de la agricultura urbana sobre los restos de una ciudad fantasma, antigua meca de la industria automovil¨ªstica.
En el sector p¨²blico, la Administraci¨®n ¨Cespecialmente la local¨C comete errores por acci¨®n o inhibici¨®n en la planificaci¨®n y ejecuci¨®n de zonas verdes. Por ejemplo, en la falta de adjudicaci¨®n, control y seguimiento de los recursos econ¨®micos. El desajuste entre objetivos y medios facilitados y la corrupci¨®n en la asignaci¨®n de proyectos son pr¨¢cticas habituales en ciertas sociedades.
Los proveedores de materias primas para la construcci¨®n tambi¨¦n est¨¢n sujetos a errores en cuanto al tipo de planta o substrato que se ha de emplear. Para evitarlos, la multifuncionalidad de la naturaci¨®n urbana favorece la selecci¨®n correcta de materiales en funci¨®n de los objetivos: de paisajismo, amortiguaci¨®n de la contaminaci¨®n, reducci¨®n del ruido o de fomento de la biodiversidad, entre otros.
El error de los dise?adores es guiarse m¨¢s por la vistosidad u originalidad que por la eficiencia o habitabilidad
Por otro lado, las condiciones agroclim¨¢ticas son serias condicionantes de la supervivencia de las infraestructuras verdes. El uso de plantas for¨¢neas y ex¨®ticas, por ejemplo, es m¨¢s arriesgado que utilizar la flora aut¨®ctona. En cuanto a la gesti¨®n de la flora, buenas pr¨¢cticas como la extracci¨®n previa del aire en las ra¨ªces antes de la plantaci¨®n evita problemas en el sistema de riego y mantenimiento.
Un error de los urbanistas y dise?adores urbanos es guiarse m¨¢s por la vistosidad u originalidad que por la eficiencia o la habitabilidad. Eventos como la pandemia, que han fomentado el teletrabajo, est¨¢n llev¨¢ndonos hacia un nuevo modelo de vivienda oficina-hogar donde los espacios verdes deben ser un instrumento esencial para el bienestar familiar y el ambiente laboral.
Para ello, es imprescindible aprovechar los equipamientos disponibles, como jardineras en los balcones, terrazas y azoteas para enverdecer su entorno. Las comunidades de vecinos, en muchos casos, no realizan inversiones ni mantenimiento en naturaci¨®n, ya que no lo consideran atractivo. Es aqu¨ª donde la administraci¨®n local puede jugar un papel clave informando sobre los beneficios de la naturaci¨®n urbana y facilitando ayudas para adquirir plantas, sustratos, as¨ª como cursos de formaci¨®n y asesoramiento.
Nuevas reflexiones
La nueva andadura urbana requiere unas reflexiones en la b¨²squeda de un modelo de bienestar sostenible.
Un an¨¢lisis comparativo a nivel internacional nos permite conocer los errores cometidos para evitar repetirlos. Tambi¨¦n podemos aprender de las buenas pr¨¢cticas, como en el caso de los Pa¨ªses Bajos, donde los municipios facilitan plantas y sustratos a los vecinos, diferenciando los colores por barrios y comprometi¨¦ndose a su mantenimiento.
En la Habana (Cuba), las comunidades facilitan semillas y asesoramiento para los huertos organop¨®nicos, suponiendo un elevado nivel en el abastecimiento hort¨ªcola. En China, hay ciudades que cultivan ¨¢rboles frutales diferentes seg¨²n en la calle que est¨¦n, y estas llevan el nombre de la especie plantada. Incluso ciudades como Berl¨ªn tienen la famosa Avenida de los Tilos, que lleva a la Puerta de Brandemburgo.
En las regulaciones administrativas, muchos municipios obligan a incorporar espacios verdes en las nuevas construcciones, a veces en combinaci¨®n con placas solares; Toronto (Canad¨¢) es una de las pioneras en este campo. Otra de las medidas es la simplificaci¨®n de los tr¨¢mites burocr¨¢ticos para aquellos proyectos que incorporen infraestructuras verdes.
En esencia, existe todo un abanico de oportunidades para mejorar el h¨¢bitat urbano a trav¨¦s de la naturaci¨®n, y el punto de partida es formar a los ciudadanos de los beneficios obtenidos, considerando que nunca es tarde para aprender y corregir.
Finalmente, llamamos la atenci¨®n sobre los posibles fallos que pueden cometerse por los actores intervinientes y que desvirt¨²an la buena intencionalidad inicial, aunque coincidimos plenamente en que el nuevo impulso sobre la naturaci¨®n, propugnado por los movimientos sociales, puede tener unos efectos muy positivos.
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