El futuro siempre fue incierto
¡°No somos mercanc¨ªa en manos de pol¨ªticos y banqueros¡±
Lo asombroso fue que tantos cuya obligaci¨®n era enterarse no lo hicieran. Se sorprenden ahora de que una multitud salga a las calles de m¨¢s de medio centenar de ciudades espa?olas a protestar por lo que consideran un deterioro de la democracia. ¡°No somos mercanc¨ªa en manos de pol¨ªticos y banqueros¡±, es el lema de este movimiento. Su manifiesto no contiene, sin embargo -y se diga lo que se diga-, ?muchas m¨¢s demandas de las que otorga como derechos la Constituci¨®n espa?ola o cualquiera otra democr¨¢tica. A lo sumo, reivindica una revoluci¨®n? ¨¦tica que deje de considerar al dinero por encima del ser humano. En un pa¨ªs con la cifra m¨¢s alta de paro juvenil del mundo desarrollado, de desempleo en cifras absolutas de Europa, que ¨Ca la vez- tiene en su suelo a los ejecutivos mejor pagados del continente, no parece muy injustificada la indignaci¨®n. Ignorar el malestar social, hasta qu¨¦ intensidad se da ¨Cpese a la apat¨ªa mayoritaria- solo indica el alejamiento de la realidad de los pol¨ªticos, destinatarios ¨Cjunto a los poderes financieros- de su enojo.
El disgusto se palpaba en Internet desde hace meses por tanto. Filtr¨¢ndose por los huecos que deja in¨¦ditos la comunicaci¨®n oficial. Llamadas a la b¨²squeda de soluciones en los blogs, propuestas imaginativas desde la angustia y la necesidad de no permanecer impasibles; di¨¢logos en las redes sociales -que distan mucho de ser s¨®lo entretenimiento-.
La espoleta la prendi¨® sin duda Indignaos, el panfleto del nonagenario franc¨¦s St¨¦phane Hessel que se ha expandido por el mundo en ¡°reforma¡±. Espa?a se encuentra mucho peor, cobramos ¨Csin ir m¨¢s lejos- la mitad del sueldo de nuestros vecinos. Por eso tambi¨¦n arranc¨® Reacciona, el libro que coordin¨¦ con la participaci¨®n de Jos¨¦ Luis Sampedro, Mayor Zaragoza, Baltasar Garz¨®n o Ignacio Escolar, entre otros. La acogida a la informaci¨®n aportada est¨¢ siendo arrolladora.
Hist¨®ricamente, las propuestas que originan cambios surgen de focos que terminan por unirse. Democraciarealya tiene la enorme virtud de haber sabido aglutinar a m¨¢s de 200 microorganizaciones, incluso dispares, desde j¨®venes a jubilados, parados o afectados por las hipotecas, o contrarios a la Ley Sinde. No es f¨¢cil. Y nada desde?able utilizar la creatividad y el entusiasmo en sus mensajes, frente a la manida mediocridad que nos rodea y hast¨ªa. Ignorarlo es un grave error. La ola democr¨¢tica en el mundo ¨¢rabe como gu¨ªa, la comunicaci¨®n por Internet ¨Cb¨¢sicamente- como m¨¦todo.
La protesta del domingo ha tenido eco en la informaci¨®n internacional. Por la noche ya lo publicaba el Washington Post y otros medios, v¨ªa Associated Press. Este lunes la #spanishrevolution era uno de los trendingtopics mundiales en Twitter (los m¨¢s vistos), con otros referidos a la misma protesta, que han despertado la curiosidad sobre lo que est¨¢ pasando en Espa?a. Esa masiva atenci¨®n suele ser un arma de doble filo pues demanda y resta al mismo tiempo.
La principal causa que podr¨ªa parar esta protesta, crecida hoy con el ¨¦xito ¨Cde 7.000 adhesiones al manifiesto han pasado a 50.000 en 2 d¨ªas-, est¨¢ en su interior. Se han organizado con ingenio, escrib¨ªan a los periodistas de Internet y trataban de convencer a los ciudadanos casi uno por uno en los andenes del metro. Da la impresi¨®n de que las propuestas empiezan a dispersarse, fruto de las decisiones en largas asambleas. Y no faltar¨¢n los enemigos internos, tan espa?oles: celos, envidias, protagonismos y zancadillas. Puede arruinar cualquier proyecto, m¨¢xime cuando es bien intencionado. ?
Les atacar¨¢n tambi¨¦n desde fuera. La manera como han sido manipulando los incidentes violentos de Madrid -terminada una manifestaci¨®n absolutamente pac¨ªfica-, fuera de hora e itinerario, revela que nos les dar¨¢n tregua. ?Esencialmente desde la derecha. Incluso aposentados progresistas de sal¨®n, se asustan del ¡°tufillo¡± antisistema que revela este movimiento, como si el sistema que cercena presente y futuro de muchos espa?oles fuera una joya a conservar y no arrojara la realidad de una sociedad atacada en sus derechos adquiridos por grupos minoritarios. As¨ª al menos lo sienten un n¨²mero creciente de ciudadanos. Y buena parte de los pol¨ªticos siguen sin enterarse. ?
?Y, sin embargo, mientras no se aminoren o solucionen las razones reales del hartazgo, la inquietud social se mantendr¨¢ y podr¨¢ germinar en cualquier otro punto. En el verano de 1989 unas pocas decenas de alemanes del Este comenzaron a manifestarse en Leipzig. A primeros de noviembre, fueron un mill¨®n. El d¨ªa 9 cay¨® el Muro. Sin Internet. Otras revolucione no llegaron a fructificar nunca. Pende a¨²n del hilo de la violencia gubernamental la voluntad democr¨¢tica de varios pa¨ªses ¨¢rabes. Tan incierto es, hoy, el futuro de muchos espa?oles como el d¨ªa que decidieron expresar su rabia. Cualquiera que escuchara el domingo los datos y demandas, expresadas con brillantez y sinceridad, sabe, al menos, que esto va en serio.?
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