19-J: indignaci¨®n masiva
Los indignados han se?alado sin ambig¨¹edades a aquellos que, exigiendo pol¨ªticas de recortes, no se las han aplicado a s¨ª mismos
La indignaci¨®n ha superado una vez m¨¢s todos los c¨¢lculos, tomando masivamente las calles, y mostrando la brecha abierta entre malestar social y pol¨ªticas en las instituciones. Del 15M al 19J, se han acumulado fuerzas y se han tejido complicidades, y no s¨®lo en lo local (acampadas y barrios) sino con amplios sectores sociales que se han sentido identificados con esta cr¨ªtica rotunda a la clase pol¨ªtica y a un sistema bancario y financiero a quien se responsabiliza de la presente crisis. El lema ¡°no somos mercanc¨ªas en manos de pol¨ªticos y banqueros¡± sintetiza ambas demandas.
Las y los indignados han se?alado sin ambig¨¹edades a aquellos que han claudicado frente a los ¡°mercados¡± y que, exigiendo pol¨ªticas de recortes, no se las han aplicado a s¨ª mismos. ¡°Queremos pol¨ªticos mileuristas¡± era una de las consignas fervientemente aplaudidas en la manifestaci¨®n. La democracia actual ha resultado ser cada vez m¨¢s vac¨ªa de contenido para una ciudadan¨ªa con voluntad de decisi¨®n y de control sobre sus propias vidas. Un voto cada cuatro a?os no es suficiente para quienes reivindican la pol¨ªtica como el ejercicio cotidiano de sus derechos, en el d¨ªa a d¨ªa y de abajo arriba.
El cerco al movimiento, tras la acci¨®n al Parlamento catal¨¢n el 15J, no ha podido con una indignaci¨®n social colectiva que supera a aquellos y aquellas que han estado en las acampadas. Quien crea que el movimiento es cosa de j¨®venes, activistas... se equivoca. Tambi¨¦n lo hace quien lo considere un mero problema de orden p¨²blico. Los de siempre han pasado a ser muchos. Dos a?os y nueve meses de crisis, pesan. El movimiento expresa una corriente profunda de malestar social que, finalmente, ha emergido a la luz p¨²blica y, como es habitual, de forma imprevista y con formas novedosas. No estamos ante un fen¨®meno coyuntural o pasajero, sino ante las primeras sacudidas de un nuevo ciclo de movilizaci¨®n, de las que el 15M y las acampadas han actuado de lanzadera.
Del 15M al 19J se ha recuperado la confianza en la acci¨®n colectiva. Se ha pasado del escepticismo y la resignaci¨®n al ¡°s¨ª se puede¡±. Las revueltas en el mundo ¨¢rabe, las movilizaciones en Grecia y el ¡°no pagaremos su crisis¡± del pueblo island¨¦s han pesado con fuerza en el imaginario colectivo y le han dado impulso, permitiendo recuperar la confianza en el ¡°nosotros¡±. La ¡°globalizaci¨®n de las resistencias¡± de aquel movimiento altermundialista, de hace ya m¨¢s de diez a?os, se revive de nuevo en un escenario bien distinto, marcado por la crisis.
Despu¨¦s de la jornada del 15J, en la que el movimiento se vio inmerso en una batalla por la legitimidad, el 19J se presentaba como un test para mostrar su solidez frente a los ataques recibidos. Se trataba de traducir en acci¨®n en la calle las simpat¨ªas populares que ¨¦ste hab¨ªa despertado. Y as¨ª ha sido. El 19J ha mostrado la ampliaci¨®n del movimiento, su capacidad de movilizaci¨®n de masas y su explosiva expansi¨®n en un tiempo muy breve. Su crecimiento respecto al 15M no s¨®lo es cuantitativo sino tambi¨¦n cualitativo, en t¨¦rminos de diversificaci¨®n de su base social y composici¨®n generacional.
?Y ahora qu¨¦? Los desaf¨ªos del movimiento pasan por reforzar su arraigo territorial, potenciar asambleas locales y mecanismos de coordinaci¨®n estables. Asimismo, se trata de buscar lazos con la clase trabajadora, los sectores en lucha y el sindicalismo combativo, y mantener la presi¨®n sobre los sindicatos mayoritarios, desconcertados por un cambio en el panorama pol¨ªtico y social que no preve¨ªan. Es necesario conseguir victorias concretas. La par¨¢lisis de varios desahucios, a¨²n siendo peque?os triunfos muy defensivos, se?alan el camino y aportan nuevas energ¨ªas. M¨¢s en general, el movimiento tiene el reto de combinar su car¨¢cter generalista, de cr¨ªtica global al actual modelo econ¨®mico y a la clase pol¨ªtica, con el fortalecimiento de las luchas concretas, contra los recortes sociales y las pol¨ªticas que buscan transferir el coste de la crisis a las y los de abajo.
El 19J ha marcado un punto de inflexi¨®n que culmina la primera fase abierta con el 15M y prepara la siguiente etapa de un movimiento que no ha hecho m¨¢s que empezar.
Josep Maria Antentas es profesor de sociolog¨ªa en la Universitat Aut¨°noma de Barcelona. Esther Vivas es miembro del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universitat Pompeu Fabra. http://esthervivas.wordpress.com
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