En curso de recesi¨®n
El aumento del paro en septiembre augura otra contracci¨®n econ¨®mica y m¨¢s alarma social
Despu¨¦s de tres a?os de crisis financiera y una recesi¨®n mal curada, el desempleo se ha convertido en un problema alarmante para la sociedad espa?ola. No solo es el m¨¢s grave, sino tambi¨¦n el m¨¢s desmoralizador y, sobre todo, el mal para el que no se conocen soluciones razonables a medio plazo. El paro registrado en septiembre ha mostrado su peor cara: durante el mes pasado aument¨® en casi 96.000 personas, el peor septiembre de la historia laboral, mientras que las cotizaciones a la Seguridad Social sufrieron una ca¨ªda casi catastr¨®fica de casi 65.000 cotizantes. Es evidente que las explicaciones oficiales de esta explosi¨®n del paro (recortes de inversi¨®n y empleo p¨²blico en las comunidades aut¨®nomas) o las que hacen hincapi¨¦ en la creaci¨®n excepcional de contrataci¨®n temporal en julio en el sector servicios durante el verano, no suponen un consuelo para la ciudadan¨ªa; antes bien, adelantan que la situaci¨®n laboral ir¨¢ a peor durante los pr¨®ximos meses. La pretensi¨®n del Gobierno de crear 100.000 empleos este a?o ha fracasado.
Con este nivel de desempleo es inevitable calcular que el crecimiento econ¨®mico va a pasar en breve plazo, desde la fase de casi estancamiento vivida en los dos ¨²ltimos trimestres, a otra en que puede asomar un riesgo cierto de nueva recesi¨®n. El empleo es fundamental para recuperar expectativas de demanda interna y, por tanto, de crecimiento. No es posible sostener la esperanza de recuperaci¨®n solamente en la aportaci¨®n de la demanda externa; por tanto, si no se produce en los pr¨®ximos meses alg¨²n atisbo de repunte de la inversi¨®n y el consumo, la recesi¨®n pasar¨¢ a convertirse en una desagradable realidad, con los efectos probables de pauperizaci¨®n que acarrear¨¢ una nueva contracci¨®n de la econom¨ªa sobre una sociedad que se aproxima ya a los cinco millones de parados.
La vertiente del coste del desempleo es otro factor que comprime las opciones de crecimiento. Equivale al 3% del PIB y, como derecho reconocido seg¨²n las leyes vigentes, su pago no se puede ni se debe evitar. Cualquier recorte de las prestaciones se entender¨ªa como una demostraci¨®n de injusticia social punible en las urnas. Y si alguien la sugiere (como acaba de hacer la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal), deber¨ªa tambi¨¦n explicar cu¨¢l es el coste de los recortes en cuanto al mantenimiento de la cohesi¨®n social y de la demanda interna.
No hay f¨®rmulas r¨¢pidas para crear empleo; cualquier promesa pol¨ªtica que presuma de disponer de una es un fraude. Pero s¨ª son posibles las acciones de est¨ªmulo, aunque sus efectos no se aprecien a corto plazo. En primera instancia, con los incentivos al aumento del consumo y la inversi¨®n que se puedan financiar; tambi¨¦n con premios fiscales selectivos a la contrataci¨®n y con una reforma laboral algo m¨¢s profunda que la patrocinada por el Gobierno actual para que favorezca la creaci¨®n de empleo desde el primer atisbo de recuperaci¨®n.
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