El debate de la independencia sigue
El anuncio pone fin al lastre que el terrorismo supon¨ªa para la defensa democr¨¢tica de la soberan¨ªa El PNV y Batasuna pugnar¨¢n en las urnas
"Bienvenidos a la democracia, aunque con a?os de retraso". Con estas palabras recibieron a la izquierda abertzale los principales partidos tras el aval que otorg¨® a Bildu el Tribunal Constitucional. La sensaci¨®n de haber perdido un tiempo muy valioso es la que se impone entre la mayor¨ªa social de Euskadi tras cuatro d¨¦cadas largas de terrorismo que, m¨¢s all¨¢ de sangre y dolor, no han generado r¨¦dito pol¨ªtico alguno. La desaparici¨®n de ETA y su actividad armada, por el contrario, difuminan el lastre moral hasta la fecha hab¨ªa cerrado puertas al soberanismo, al tiempo que despeja el horizonte a la reivindicaci¨®n democr¨¢tica de una independencia que sigue siendo anhelo de muchos vascos y permanece en el centro del debate.
Al margen de los pasos dados por la propia organizaci¨®n armada, los acontecimientos pol¨ªticos se han sucedido a un ritmo vertiginoso en Euskadi estos dos ¨²ltimos a?os. Si en 2009 fue la suma de PSE y PP la que permiti¨® relevar por primera vez al PNV en el Gobierno aut¨®nomo, en mayo fue Bildu la coalici¨®n que lanz¨® un aviso a navegantes al ganar con solvencia las elecciones municipales y forales, en un escenario ya de apuesta exclusiva por las v¨ªas pac¨ªficas, y alcanzar con la Diputaci¨®n de Gipuzkoa su mayor cota de poder. Otro hecho sin precedentes que devolvi¨® al nacionalismo, con sus distintos grados de exigencia, el peso dominante entre la sociedad vasca.
Atr¨¢s queda ya la sopa de letras y siglas en la que se hab¨ªa sumido la reivindicaci¨®n soberanista a?os atr¨¢s con partidos minoritarios, como Alternatiba o Hamaikabat, y otros venidos a menos, como EB o EA. La uni¨®n del primero y el cuarto junto a la antigua Batasuna en Bildu, coalici¨®n con la que tambi¨¦n ha comenzado a estrechar lazos Aralar, ha propiciado el resurgimiento pol¨ªtico de la izquierda vasca y la presumible simplificaci¨®n de un hasta ahora complejo escenario pol¨ªtico que, a corto plazo, podr¨ªa presentarse ante los ciudadanos con solo cuatro grandes opciones ideol¨®gicas entre las que elegir.
Junto al denominado polo abertzale, por la hegemon¨ªa soberanista pugnar¨¢ el nacionalismo m¨¢s moderado de un PNV que, tras contribuir de forma decisiva a la paz y al propio regreso de Batasuna a las urnas con sus negociaciones en Madrid, ha rescatado el reto pol¨ªtico de un "nuevo estatus" para Euskadi que, si bien con otros matices ideol¨®gicos, ya abander¨® el anterior lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Un gui?o identitario que la formaci¨®n liderada por I?igo Urkullu pretende esgrimir como s¨ªmbolo diferencial. Frente a estas dos opciones, mayoritarias en teor¨ªa, permanecer¨¢ la alternativa constitucionalista, dividida en dos sensibilidades: la progresista del PSE y la conservadora del PP. Es ante un marco sin violencia cuando las otrora irreconciliables posturas podr¨ªan desembocar en futuros entendimientos en clave de izquierdas y derechas que amenazar¨ªan con desnivelar a un lado u otro la balanza. "Todas las opciones est¨¢n abiertas", reconoce un destacado dirigente vasco.
Es el supuesto que ya augur¨® la izquierda abertzale al impulsar la unidad del espectro soberanista, inicialmente en el marco del denominado Acuerdo de Gernika, como ¨²nica salida posible a su ostracismo pol¨ªtico y a su regresi¨®n social, propiciada sobre todo por la persecuci¨®n judicial y policial a todo su entramado de organizaciones en los ¨²ltimos tiempos. Fue una decisi¨®n motivada, adem¨¢s, por un creciente convencimiento interno de que la estrategia militar no era el camino id¨®neo para obtener reivindicaciones pol¨ªticas, y propiciada, en este sentido, por el propio proceso terminal de una banda terrorista cuyo desarraigo entre la poblaci¨®n ha sido cada vez m¨¢s evidente, incluso entre quienes en ¨¦pocas pasadas defendieron o justificaron en alguna medida sus postulados terroristas.
El anhelado desmarque abertzale de la violencia se reflej¨® de forma contundente en los comicios de mayo, con unos resultados para Bildu que ni siquiera los integrantes m¨¢s optimistas de la coalici¨®n esperaban. El acceso a numerosas Alcald¨ªas del Pa¨ªs Vasco y Navarra, as¨ª como a la Diputaci¨®n guipuzcoana, supuso un espaldarazo a la propia apuesta democr¨¢tica. Y la asunci¨®n de las responsabilidades de gobierno se ha convertido en el icono de un cambio que, quienes lo han propiciado, aseguran que "ya no tiene marcha atr¨¢s", pese a los "palos en las ruedas" que, en su opini¨®n, en ocasiones se han puesto desde el Ejecutivo central.
Falta por conocer si su tir¨®n se mantendr¨¢ en las pr¨®ximas citas del calendario electoral. No son pocos los analistas pol¨ªticos que lo ponen en entredicho, al atribuir los buenos resultados abertzales de los comicios municipales a un respaldo puntual de la ciudadan¨ªa a su apuesta democr¨¢tica, as¨ª como al hartazgo generalizado ante la gesti¨®n de los grandes partidos, por lo que estiman que no se prolongar¨¢ en el tiempo. En el PNV, por si acaso, han encendido las luces de alarma y han comenzado a perfilar a la antigua Batasuna como principal rival pol¨ªtico en Euskadi. Por eso le han dirigido sus mensajes m¨¢s incisivos de las ¨²ltimas semanas, en lo que se antoja como una estrategia que se consolidar¨¢ durante la campa?a de las generales, hasta la jornada de reflexi¨®n previa al 20-N.
El horizonte nacionalista, sin embargo, tiene centrada ya su mirada en 2013, cuando est¨¢ prevista la celebraci¨®n de las auton¨®micas que perfilar¨¢n el color del nuevo Gobierno vasco. Es la joya de la corona para un PNV que, con sus maniobras en Madrid, ha priorizado la consecuci¨®n de la paz al inter¨¦s partidista y se ha visto condenado, quiz¨¢ como consecuencia, a su m¨ªnima cuota de poder institucional en Euskadi. Su recuperaci¨®n pol¨ªtica pasa por un regreso a Ajuria Enea que, crecida como nunca antes, tratar¨¢ de impedir una izquierda abertzale que siempre ha ambicionado poder disputar la hegemon¨ªa en Euskadi al partido que fund¨® el ide¨®logo del nacionalismo vasco, Sabino Arana. Un sue?o que parece tocar con las manos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.