Un juez del G¨¹rtel abre un tercer proceso a Garz¨®n por el mismo delito de Camps
Marchena imputa un cohecho impropio a Garz¨®n por el caso de los patrocinios de Nueva York
Ni un respiro entre juicio y juicio. El juez instructor de la Sala Penal del Tribunal Supremo Manuel Marchena, que lleva dos a?os investigando el patrimonio del juez Baltasar Garz¨®n aprovech¨® el inicio del fin de semana entre el juicio por las escuchas G¨¹rtel y el de la investigaci¨®n del franquismo para dejar caer la tercera imputaci¨®n formal a Garz¨®n, y por la que previsiblemente se le abrir¨¢ un nuevo juicio. Se trata de un supuesto cohecho impropio, que conlleva una pena de multa, relacionado con los dos cursos jur¨ªdicos que el juez imparti¨® como docente invitado por la Universidad de Nueva York en 2004 y 2005. Marchena forma parte del tribunal que est¨¢ deliberando la sentencia contra Garz¨®n por las escuchas G¨¹rtel y le ha imputado el mismo delito del que acaba de ser absuelto el expresidente de la comunidad valenciana Francisco Camps, a quien en su d¨ªa investig¨® Garz¨®n.
El auto de Marchena no solo arremete contra Garz¨®n, sino muy especialmente contra la Universidad de Nueva York (NYU), de cuya ¡°rutina contable¡± formaba parte ¡°la ocultaci¨®n de importantes cantidades de dinero¡± y hasta contra las principales empresas y bancos espa?oles ¡ªdesde el Banco Santander y BBVA hasta Telef¨®nica, Cespa o Endesa¡ª por ¡°no fiscalizar¡± los fondos entregados para los cursos de la NYU.
Marchena deja en una nebulosa la cuant¨ªa que se habr¨ªa embolsado Garz¨®n pero dice que al no coincidir las cuentas de los informes bancarios (que no est¨¢n en su totalidad incorporados a la causa y se cifran en poco m¨¢s de 40.000 d¨®lares) con lo que certifican la NYU y declara Garz¨®n, en torno a los 160.000 d¨®lares, la explicaci¨®n no puede ser otra que ¡°la existencia de cuentas en el extranjero que no han sido identificadas, o el abono de cantidades en met¨¢lico o a trav¨¦s de personas o sociedades instrumentales¡±.
Por si acaso, saca relucir una sociedad de la hija de Garz¨®n, denominada Mades Comunicaci¨®n, de la que es apoderada la esposa del juez. Esa empresa se constituy¨® en 2010, cinco a?os despu¨¦s de que Garz¨®n regresase de Nueva York a Espa?a, pero Marchena, sin llegar a ninguna consecuencia, dice que los peritos llamaron la atenci¨®n de un modus operandi ¡°especialmente significativo en aquellos casos en los que en un entorno familiar se crea una empresa de esas caracter¨ªsticas¡±.
Marchena parte de la premisa de que Garz¨®n era ¡°juez en activo¡± y lo sigui¨® siendo durante su estancia en Nueva York, pese a que el magistrado obtuvo una licencia del CGPJ por raz¨®n de estudios, al objeto de desarrollar ¡°actividades de docencia e investigaci¨®n¡± en la NYU. Frente a la argumentaci¨®n de la defensa y el fiscal, que adujeron que Garz¨®n no ejerci¨® jurisdicci¨®n alguna en ese periodo, Marchena deja un auto sembrado de juicios morales: ¡°En la vida administrativa del juez no existen par¨¦ntesis artificiales de impunidad¡±, alecciona.
El instructor del Supremo considera ¡°insostenible¡± una argumentaci¨®n contraria a la suya, porque llevarle la contraria supondr¨ªa ¡°aceptar con naturalidad¡± que cualquier juez, ¡°mediante sucesivas licencias por raz¨®n de estudios, pudiera interrumpir de forma estrat¨¦gica la vinculaci¨®n que le ata a su estatuto jur¨ªdico¡±.
Marchena cimienta su acusaci¨®n en que los fondos de bancos y empresas espa?olas fueron entregados a la NYU ¡°en consideraci¨®n al cargo¡± de Garz¨®n. El juez ignora otra vez la versi¨®n de la defensa ¡°en sinton¨ªa¡± con el fiscal, de que las cantidades, entregadas como aportaciones, fueron gestionadas por la Universidad de Nueva York.
Seg¨²n el instructor, era Garz¨®n quien se dirig¨ªa las principales empresas espa?olas ¡°con la seguridad de que, precisamente en atenci¨®n a su cargo, esas cantidades iban a ser entregadas para la financiaci¨®n de los cursos por ¨¦l dirigidos¡±.
Por eso utilizaba ¡°folios impresos en los que figuraba el anagrama de la Universidad de la NYU¡± que ¡°adquir¨ªan un valor adicional si sumaba una indicaci¨®n que recordara a su interlocutor la condici¨®n de autoridad judicial¡±.
De ah¨ª deduce el instructor el ¡°relevante y decisivo papel¡± de Garz¨®n en la obtenci¨®n de fondos, por lo que le atribuye haber asumido ¡°las riendas de la negociaci¨®n", dejando a la directora de la NYU, Karen Greensberg, que era la que se dirig¨ªa a las empresas solicitando oficialmente el patrocinio y cuantificando las cantidades, un ¡°protagonismo derivado¡±. las cantidades solicitadas
Marchena sostiene despu¨¦s que las cantidades abonadas supusieron un ¡°aprovechamiento para Garz¨®n¡± y para terceros. Seg¨²n el auto, las ¨®rdenes de pago de bancos y empresas fueron libradas al Centro de Derecho y Seguridad de la Universidad de Nueva York. Eso demostrar¨ªa que no hubo desvinculaci¨®n entre el dinero abonado y la remuneraci¨®n percibida en concepto de n¨®mina por Garz¨®n, porque ¡°los d¨®lares¡± con los que la ¡°Universidad de Nueva York¡± pagaba a Garz¨®n no eran ¡°distintos¡± de los que recib¨ªa el ¡°Centro de Derecho y Seguridad¡± de los bancos y empresas que sufragaron los cursos de la Universidad.
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