?C¨®mo se hacen las cuentas de la sanidad?
La financiaci¨®n del sistema sanitario depende de la voluntad de los gestores auton¨®micos
La financiaci¨®n del sistema sanitario depende, b¨¢sicamente, de la voluntad de los gestores auton¨®micos. Salvo partidas muy peque?as, como el c¨¦ntimo sanitario (en verdad, 4,2 c¨¦ntimos que se puede aplicar a cada litro de combustible) o los programas del ministerio (desaparecidos en estos Presupuestos Generales del Estado), las comunidades deciden qu¨¦ gastan y c¨®mo lo gastan, si dedican el dinero a construir ambulatorios, escuelas o teatros, por ejemplo. Esto es lo que en el sector se conoce como que no existe una partida finalista (que se d¨¦ con la condici¨®n de que debe gastarse en sanidad), seg¨²n el modelo de financiaci¨®n sanitaria que se aprob¨® cuando se completaron las transferencias en 2002, gobernando el PP.
?De d¨®nde viene el dinero de las comunidades?
No hay una partida estatal para sanidad. El Gobierno central hace de recaudador: da un total de lo que ingresa por impuestos a las comunidades, y estas lo pueden gastar en lo que quieran sin m¨¢s condiciones. Lo mismo sucede con los impuestos auton¨®micos, salvo el c¨¦ntimo sanitario.
?Y el del Estado?
El Estado se nutre de los impuestos: IRPF, sociedades, capital, IVA, especiales. De ah¨ª sale el dinero que aporta a las comunidades para que estas, que soportan el gasto sanitario, cubran las necesidades de los ciudadanos. Pero no da una partida espec¨ªfica para sanidad.
?Qu¨¦ papel tiene la Seguridad Social?
Aunque los ciudadanos seguimos identificando sanidad gratuita y universal con la Seguridad Social ¨Cy hasta el diccionario de la Academia lo recoge as¨ª-, el v¨ªnculo desapareci¨® con la Ley General de Sanidad de 1986, que estableci¨® que la prestaci¨®n deber¨ªa ser universal y gratuita. Lo que sucedi¨® es que, por cuestiones burocr¨¢ticas, se mantuvo el sistema de cartillas, que ligaban el hecho de trabajar ¨Cy cotizar- con el derecho a la prestaci¨®n. Esta relaci¨®n ha quedado definitivamente rota con la ¨²ltima ley de Salud P¨²blica, de 2011, que establece que deben acabarse las excepciones para que todo espa?ol, por el hecho de serlo, tenga derecho a la atenci¨®n independientemente de lo que gane o declare (de alguna manera, el DNI deber¨ªa ser la cartilla sanitaria). La cantidad para Seguridad Social que se descuenta de las n¨®minas no est¨¢ destinada a pagar la atenci¨®n sanitaria, sino el paro o la jubilaci¨®n. Y el mantenimiento del sistema es lo que se intent¨® asegurar en el pacto de Toledo. Es decir: nadie paga un impuesto espec¨ªfico para ser atendido por la sanidad p¨²blica.
?Cu¨¢nto se gastan las comunidades?
Los presupuestos de 2011 de las comunidades aut¨®nomas para sanidad sumaban 57.400 millones de euros. Pero solo a los laboratorios se les deben 6.300 millones (datos a 31 de diciembre), y a las empresas de tecnolog¨ªa sanitaria, las que fabrican desde tiritas a marcapasos, 5.200 millones, seg¨²n las respectivas patronales, Farmaindustria y Fenin. A ello hay que sumar otros proveedores (sanidad privada concertada), mas de 2.000 millones, y las farmacias (otro tanto). Y lo que haya aumentado en lo que va de a?o. Por ejemplo, Fenin calculaba que en febrero la deuda era ya de 5.493 millones, un 5% m¨¢s. Por eso Guindos habla de 16.000 millones. La deuda ha ido creciendo a?o a a?o desde 2004, cuando se supone que estaba a cero, pero ya en 2005, primer a?o del Gobierno del PSOE, se hablaba de 3.000 millones. En los ¨²ltimos a?os, al disminuir la recaudaci¨®n de impuestos por la crisis, se ha disparado, y se ha duplicado desde 2008.
?De qu¨¦ depende la atenci¨®n?
El principio del sistema sanitario es que se trata por igual a todos los pacientes, independientemente de lo que hayan pagado en impuestos. Nadie paga en un hospital, por ejemplo, gane dos millones o 400 euros al mes. Las ¨²nicas diferencias que hay se dan en la prestaci¨®n farmac¨¦utica. De una manera general, los jubilados no pagan los medicamentos y los trabajadores (o parados en edad de trabajar) el 40%. Hay excepciones, pero no dependen de los ingresos. Nadie paga por los medicamentos de dispensaci¨®n hospitalaria (los que dan al paciente ingresado o dispensan las farmacias hospitalarias a personas con algunas patolog¨ªas como c¨¢nceres y sida aunque sea para que los tomen en su casa). Los enfermos cr¨®nicos que no est¨¦n jubilados tienen un l¨ªmite en la aportaci¨®n del 10% del precio del medicamento.
?Todos recibimos lo mismo?
No. Existe un cat¨¢logo de prestaciones comunes fijado en un real decreto, que ahora va a revisarse y convertirse en ley. Esto lo fija el ministerio (se supone que pactado con las comunidades) y es obligatorio. Pero fija los m¨ªnimos que debe recibir todo ciudadano. Pero las comunidades pueden exceder este m¨ªnimo -que es de los m¨¢s amplios del mundo-, y, si quieren, ir m¨¢s all¨¢. Aunque no tienen demasiado margen, hay diferencia en prestaci¨®n bucodental (da m¨¢s Pa¨ªs Vasco), algunas cirug¨ªas est¨¦ticas, pr¨®tesis o algunos f¨¢rmacos, como los tratamientos para dejar de fumar que Navarra fue la primera en financiar.
?Todas las comunidades ofrecen lo mismo?
Si se atiende a un reparto geogr¨¢fico de la oferta, hay servicios que est¨¢n concentrados en algunas comunidades. Se trata de prestaciones muy complicadas o que tienen poca demanda, y que se prestan en centros de referencia. Eso quiere decir que todos los ciudadanos pueden recibirlas, pero tienen que desplazarse. Ese traslado debe ser cubierto por la comunidad aut¨®noma de residencia, y el ministerio dota un Fondo de Cohesi¨®n para pagar la atenci¨®n.
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