¡°Lo peor es la incertidumbre de no saber qu¨¦ est¨¢ pasando¡±

Pedro M¨¢?ez ve¨ªa las llamas desde la ventana de su casa cuando el s¨¢bado por?la tarde evacuaron el pueblo de Teresa, en Castell¨®n. Despu¨¦s de dos d¨ªas de angustia, esta ma?ana los vecinos han?podido regresar y comprobar que sus viviendas est¨¢n intactas. Cuentan, eso s¨ª, que los alrededores de esta localidad,?que tiene?apenas 311 personas censadas,?est¨¢n calcinados, y que el negro del paisaje es desolador.?Se oyen los helic¨®pteros que trabajan en las labores de extinci¨®n y hay mucho movimiento, pues a¨²n hay?vecinos que no han?regresado a sus viviendas.?Durante los d¨ªas en los que han permanecido fuera, la comunicaci¨®n?con los residentes que hab¨ªan decidido quedarse para evitar que el fuego avanzara fue muy fluida. "Lo peor era la incertidumbre de no saber qu¨¦ estaba pasando. La imaginaci¨®n puede ser peor incluso que la realidad", relata M¨¢?ez.

"Llevo toda la vida en el pueblo y nunca hab¨ªa visto?un incendio de tal magnitud. La Guardia Civil nos avis¨® y salimos deprisa y corriendo, no hubo tiempo para preparativos", se?ala M¨¢?ez, el?alba?il de Teresa. Su familia y ¨¦l han?sido acogidos por?unos familiares en Tor¨¢s,?un pueblo cercano. Ahora, ya?en casa, se lamenta: "Vas por los montes y compruebas qu¨¦ mal est¨¢ todo. Cuando lo ves por televisi¨®n, no te lo crees, no te llega igual, pero en persona?te das cuenta de?que est¨¢ todo carbonizado".??

A Mar¨ªa Rosa Capilla, jubilada, se le entrecorta la voz al recordar lo ocurrido. El paisaje que se observa desde?el amplio ventanal de su casa ha cambiado completamente, el verde ha desaparecido: "Me dan escalofr¨ªos solo de decirlo, aunque afortunadamente no ha pasado nada grave". Ha llegado hoy?al mediod¨ªa desde Valencia, donde se ha quedado hasta que el Ayuntamiento ha levantado la orden de evacuaci¨®n,?y ya?est¨¢ m¨¢s tranquila. Anoche por fin pudo dormir.?Para ella,?el peor d¨ªa fue el s¨¢bado. Cuando se preparaba para ir a una boda, la llamaron por tel¨¦fono y le dijeron que ten¨ªa que salir del pueblo. A mitad de camino, su familia y ella se dieron cuenta de que su perra, Nesca, se hab¨ªa quedado en una caseta que tienen junto al r¨ªo, al que se acercaron mucho las llamas. "Mi mayor preocupaci¨®n era ella. Hasta que me contaron que una familia se la hab¨ªa llevado para ponerla a salvo en un pueblo de al lado, no respir¨¦", relata. Es optimista y conf¨ªa en su tierra: "De aqu¨ª a unos a?os volveremos a ver ¨¢rboles. Dios quiera que llueva, que nos hace falta".

Emilio Capilla, su hermano, fue uno de los vecinos que decidi¨® quedarse a ayudar la noche del s¨¢bado. A pesar de sus 72 a?os, no dud¨® en echar una mano "a los 15 o 20 chavales" que no se fueron. Conocen el terreno y por eso permanecieron en Teresa. Se queja de la actitud de la Guardia Civil, que no les dejaban colaborar: "Dec¨ªan que molest¨¢bamos, pero?el pueblo no se ha quemado gracias a los vecinos. Las autoridades quer¨ªan esposar a dos hombres que hicieron un cortafuego para que no se quemaran los animales. Nosotros quer¨ªamos evitar a toda costa que las llamas alcanzaran las casas". Anoche el incendio ya estaba controlado y Capilla intent¨® entrar en la localidad, pero le fue imposible.?Pas¨® la noche?en?su furgoneta porque no le dejaron pasar: "Estuve tranquilo, sin miedo, porque sab¨ªa d¨®nde me pon¨ªa. Eso s¨ª, no dorm¨ª, pendiente del fuego en todo momento". ??