Sorber y soplar
Rajoy tiene mucha cuerda que soltar en una negociaci¨®n con Artur Mas y este, en cambio, tiene muy poco que concederle a Rajoy
Nadie puede tratar mal a su banquero. Es el principio de Hillary Clinton, enunciado a prop¨®sito de las relaciones entre Estados Unidos y China, el mayor tenedor de bonos estadounidenses del mundo. El consejero de Econom¨ªa y Hacienda catal¨¢n, Andreu Mas Colell, que gracias a su brillante curr¨ªculum acad¨¦mico en Harvard pertenece exactamente a la misma escuela pragm¨¢tica que Hillary, defini¨® ya muy pronto en esta crisis y bien claramente qui¨¦n era el banquero de Catalu?a: el Gobierno de Espa?a.
No todos han entendido ni atendido el consejo, aunque cada vez sea m¨¢s evidente que sin los cheques del banquero Mariano Rajoy su cliente Artur Mas no podr¨¢ pagar facturas y n¨®minas y Catalu?a entrar¨¢ en la suspensi¨®n de pagos y la bancarrota. Durante unos meses, desde el subid¨®n nacionalista del pasado 11 de septiembre, muchos han pretendido olvidar el principio de Hillary, y han actuado y hablado como si Rajoy fuera el cliente y no el banquero. Tambi¨¦n han olvidado que re¨²ne otras potestades nada desde?ables, adem¨¢s de disponer del l¨ªquido necesario para alimentar las arcas agostadas de la Generalitat catalana. En sus manos est¨¢ la negociaci¨®n con Bruselas sobre el l¨ªmite en el d¨¦ficit p¨²blico en que puede incurrir Espa?a y de carambola sus comunidades auton¨®micas, Catalu?a entre ellas. Tambi¨¦n est¨¢ en sus manos la renegociaci¨®n del sistema de financiaci¨®n catal¨¢n, que tiene vencimiento este mismo 2013. Incluso las escasas inversiones en infraestructuras que vaya hacer el Estado en Catalu?a en esta lamentable ¨¦poca de vacas flaqu¨ªsimas que atravesamos depende tambi¨¦n de su buena disposici¨®n y voluntad.
Rajoy tiene mucha cuerda que soltar en una negociaci¨®n con Artur Mas y este, en cambio, tiene muy poco que concederle a Rajoy, salvo evitarle dolores de cabeza gratuitos. No es gratuito el dolor que pueda darle a Rajoy con el mantenimiento del pacto de estabilidad parlamentaria firmado entre CiU y ERC, porque es el que le ha permitido mantener la presidencia catalana sin traicionarse, al menos de momento, ante sus electores, como hubiera sucedido en caso de completar la mayor¨ªa con los esca?os populares o con los socialistas, a falta de la mayor¨ªa parlamentaria extraordinaria que busc¨® y no encontr¨® con el adelanto electoral provocado por una mala lectura de la realidad catalana. As¨ª es como Artur Mas se encuentra comprometido con la ingrata tarea de tener que hacer dos cosas contradictorias: de una parte, hacerse el simp¨¢tico para poder seguir gobernando y, de la otra, decirle a Rajoy que todo debe conducir al final a un divorcio por las buenas o por las malas. Quiere a la vez la tarjeta de cr¨¦dito y la carta de libertad.
Para complicarle las cosas, ah¨ª est¨¢ su socio republicano Oriol Junqueras con cuatro esl¨®ganes tan simples como eficaces. Sin expolio fiscal no habr¨ªa crisis en Catalu?a. Con la independencia, todo quedar¨¢ solucionado. Solo hay un punto para el di¨¢logo, el momento y la forma de la consulta para la independencia. Cada uno de los recortes que deba hacerse estar¨¢ acompa?ado de una en¨¦rgica y sonora culpabilizaci¨®n de Rajoy como ¨²nico y absoluto responsable de la crisis de las finanzas catalanas. Es evidente la dificultad de convencer al banquero con una propaganda tan persuasiva y amable.
Artur Mas es un pol¨ªtico y negociador proclive al secretismo y la confusi¨®n, tal como acredit¨® sobradamente en sus pactos de 2006 con Zapatero sobre el nuevo Estatuto catal¨¢n, a espaldas de Maragall y de Duran i Lleida. De ah¨ª que encaje bien en su personalidad esta ¨²ltima versi¨®n que nos ha proporcionado su ¨²ltimo encuentro secreto en La Moncloa, en funci¨®n de la doble tarea que tiene encomendada. De una parte, dialogar con Rajoy para asegurar que la autonom¨ªa funcione; de la otra, mantener imperturbable, al menos en apariencia, el camino hacia la consulta, sumando declaraciones, nombramientos de consultores, aprobaci¨®n de leyes improbables e instalaci¨®n de consejos patri¨®ticos que vayan desbrozando esta larga e incierta ruta, al ritmo en que Rajoy vaya soltando su cuerda.
Cualquier brusquedad gestual puede desbaratar los equilibrios entre la credulidad de unos y de otros sobre los aut¨¦nticos prop¨®sitos de Mas. Se entiende as¨ª el m¨¦todo oscurantista elegido para reanudar el di¨¢logo, que permite a cada quien lanzar la interpretaci¨®n m¨¢s a su conveniencia. La prensa de este jueves ofrece todo el abanico de posibilidades: Rajoy ha cedido o le ha parado los pies y Mas ha cedido o ha cumplido con su compromiso de dialogar con Rajoy sobre la consulta, a escoger seg¨²n el gusto de cada uno. De momento funciona, en la oscuridad, aunque al final no cabe enga?o en la naturaleza de las dos tareas en las que Mas est¨¢ comprometido. Son abiertamente contradictorias. Si hace una, no puede hacer la otra, y viceversa. Solo la penumbra permite crear la ilusi¨®n de que soplar y sorber pueda ser.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.