El Gobierno retrasa la ley del aborto ante la divisi¨®n interna que genera
Santamar¨ªa matiza a Gallard¨®n y admite que la f¨®rmula est¨¢ en discusi¨®n Rajoy decidir¨¢ sobre la prohibici¨®n del aborto por malformaci¨®n
La divisi¨®n interna que genera la ley del aborto, y que ha estallado muy claramente esta semana, ha llevado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a aparcar esta norma hasta encontrar un claro consenso interno. A pesar de que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, asegura que presentar¨¢ el texto ¡°pronto¡±, la ley no est¨¢ en la agenda de reformas inminentes, seg¨²n estas fuentes. De hecho, ni siquiera es la primera en cartera en el Ministerio de Justicia, que antes tiene que sacar adelante la del C¨®digo Penal. Y ni el Gobierno en privado ni ayer en p¨²blico la propia vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, muestran ninguna prisa por sacar adelante esta pol¨¦mica norma. De modo que el choque interno continuar¨¢ hasta que Rajoy decida definitivamente.
La ley del aborto quema. Cada vez que el PP intenta llegar a un acuerdo sobre ella, estalla la divisi¨®n interna que genera. Acercarse a ella es arriesgarse a que la pol¨¦mica acabe con la imagen de quien la protagoniza. Tal vez por eso los tres principales protagonistas del Gobierno en este asunto ¡ªGallard¨®n, Santamar¨ªa y Mariano Rajoy¡ª parecen buscar una forma de repartir el coste.
Algunos en el Gobierno se?alan que es Gallard¨®n quien ha ido m¨¢s lejos de lo pactado al plantear la eliminaci¨®n del supuesto de aborto por malformaci¨®n del feto. Lo achacan a su tradici¨®n conservadora familiar ¡ªsu padre fue el promotor del recurso al Constitucional contra la anterior ley en 1983¡ª y a su deseo por reconciliarse con el sector del partido que m¨¢s recelaba de ¨¦l. Otros indican que una decisi¨®n de este calibre tiene que contar con el aval e incluso el impulso de Rajoy, que evita pronunciarse sobre el asunto. Gallard¨®n hizo un gesto el martes en el Senado. Mir¨® a Rajoy, que se qued¨® a escuchar su respuesta sobre el aborto ¡ªlo habitual es que se marche antes¡ª y dijo ¡°voy a contar una primicia de la ley, con el permiso del presidente, que me lo acaba de autorizar¡±. Con ese gesto estaba implicando a Rajoy y destacando que esta ley es tan suya como del presidente.
Mientras, S¨¢enz de Santamar¨ªa jug¨® ayer a un equilibrio dificil¨ªsimo. Sin desautorizar a Gallard¨®n ni descartar que se vaya a prohibir el aborto por malformaci¨®n, matiz¨® al ministro y trat¨® de alejar su imagen de las posiciones m¨¢s duras del PP. Todo de forma sutil, pero claramente estudiada.
Tras los juegos pol¨ªticos para evitar que un asunto tan delicado destruya la imagen p¨²blica de sus protagonistas, hay una realidad, seg¨²n coinciden diversas fuentes del Gobierno y del PP: Gallard¨®n, que ha dado un giro total en los ¨²ltimos meses hacia posiciones mucho m¨¢s duras, cuenta con apoyos para sacar adelante el proyecto, y probablemente las instrucciones de Rajoy, pero el asunto genera una enorme divisi¨®n tanto en el Gobierno como en el PP, donde muchos quieren limitarse como mucho a volver a la ley del 85 ¡ªque permit¨ªa el aborto por malformaci¨®n¡ª y otros prefieren esperar a que se pronuncie el Tribunal Constitucional.
Santamar¨ªa admiti¨® impl¨ªcitamente ese debate interno. Cuando se le pregunt¨® por lo m¨¢s pol¨¦mico, el aborto por malformaci¨®n, dej¨® la responsabilidad en Gallard¨®n: ¡°El Ministerio de Justicia est¨¢ analizando la convenci¨®n de la ONU sobre personas con discapacidad [que recomienda, no exige, limitar este tipo de abortos] y la doctrina del Constitucional [que s¨ª los autoriz¨® en 1985] para establecer la mejor manera posible para tener presentes ambos equilibrios¡±. Esto es, que todo est¨¢ abierto. A pesar de este aparente distanciamiento, Santamar¨ªa firm¨® en 2010 el recurso al Constitucional en el que se comparaba el aborto por malformaci¨®n con las pr¨¢cticas nazis. Ayer dijo que lo importante de ese recurso eran los argumentos jur¨ªdicos.
El PP, en especial el grupo parlamentario, est¨¢ muy dividido, seg¨²n coinciden todas las fuentes consultadas. El sector conservador, en algunos casos vinculado al Opus o pr¨®ximo a la Conferencia Episcopal, como sucede con el ministro de Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, est¨¢ entusiasmado ante las propuestas de Gallard¨®n. Otros, m¨¢s moderados, est¨¢n descolocados porque cre¨ªan que se volver¨ªa a ley del 85. La idea de eliminar el supuesto de malformaci¨®n, que obligar¨ªa a quienes sufran esa circunstancia a viajar al extranjero si quieren abortar, no genera consenso. Y otros, los m¨¢s centristas, est¨¢n directamente indignados. Tanto, que Celia Villalobos, la ¨²nica que ha mostrado abiertamente su rechazo y se march¨® del pleno mientras hablaba Beatriz Escudero, la portavoz elegida por el PP para defender este asunto en el Congreso, ha recibido varias muestras de apoyo de diputados, seg¨²n personas que han hablado con ella. De hecho, buena parte del grupo evit¨® aplaudir a Escudero. Una muestra m¨¢s de esta divisi¨®n que nadie niega: Alberto N¨²?ez Feij¨®o, presidente gallego, dijo que la ley merece ¡°un debate sosegado¡± y una ¡°aproximaci¨®n entre partidos¡±.
Esta divisi¨®n no es nueva. Ya en 2011, a la hora de elaborar el programa electoral, se produjo una enorme batalla interna por el asunto del aborto. Grupos cat¨®licos, en especial Hazte O¨ªr, presionaban para que Rajoy prometiera antes de votar que derogar¨ªa la ley del aborto socialista. La divisi¨®n interna era tan fuerte que al final se opt¨® por una f¨®rmula especialmente ambigua, de una sola l¨ªnea, en un programa de 214 p¨¢ginas: ¡°Cambiaremos el modelo de la actual regulaci¨®n sobre el aborto para reforzar la protecci¨®n del derecho a la vida, as¨ª como de las menores¡±. Nada se dec¨ªa del aborto por malformaci¨®n. Fue el consenso m¨ªnimo alcanzado tras una gran pol¨¦mica. Por eso, para el PP, la situaci¨®n ideal era la vivida hasta 2010: miraban para otro lado y dejaban que se aplicara la ley de 1985, que AP rechaz¨®. Pero ahora toca tomar decisiones y abrir la guerra interna o esperar al Constitucional.
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