Las v¨ªctimas sin rostro de la carretera
Familiares de los muertos de tr¨¢fico piden un trato similar al aprobado para tragedias como la de Santiago. ¡°No tenemos nombre porque no morimos juntos¡±, denuncian
Las v¨ªctimas de los accidentes de tr¨¢fico sienten que se han convertido ¡°en un n¨²mero¡± sin rostro, en una estad¨ªstica deshumanizada que ha dejado de conmover el ¨¢nimo de la sociedad. ¡°No tenemos nombre, porque no nos morimos todos juntos¡±, protestan. Mientras que el siniestro de tren de Santiago, que sesg¨® la vida de 79 personas, o la tragedia del avi¨®n de Spanair, con 154 muertos, conmocionaron Espa?a, los 239 fallecidos en las carreteras durante este verano se interpretan en t¨¦rminos ¡°de descenso, porque cada a?o mueren menos personas¡±, lamenta Stop Accidentes.
Y, sin embargo, ¡°el dolor de todas las v¨ªctimas es igual de intenso y los problemas igual de graves¡±, recuerda Paco Canes, presidente de la Asociaci¨®n Estatal de V¨ªctimas de Accidentes (DIA).
El Consejo de Ministros acaba de aprobar un reglamento para ofrecer una atenci¨®n integral a las v¨ªctimas de accidentes a¨¦reos, que d¨ªas despu¨¦s, tras el descarrilamiento de tren de Santiago, traslad¨® a las de siniestros ferroviarios. Pero no a las de tr¨¢fico, que por ahora solo cuentan con la Unidad de Atenci¨®n a las V¨ªctimas, creada por Tr¨¢fico y con oficinas en todas las Jefaturas Provinciales. Su funci¨®n es informar.
Aunque las asociaciones lo valoran como un importante paso, reclaman un protocolo que sirva para orientar a las familias desde el primer momento. ¡°Si no sabes d¨®nde puedes acudir, como a las unidades de v¨ªctimas o las asociaciones, es como si no existieran¡±, considera Canes, para quien, ¡°un d¨ªptico¡± disponible en hospitales, en juzgados, en comisar¨ªas o tanatorios solucionar¨ªa muchos problemas. Ana Novella, presidenta de Stop Accidentes, va m¨¢s all¨¢ y reclama la creaci¨®n de una Secretar¨ªa de Estado para todas las v¨ªctimas de cualquier siniestro.
Desde el a?o 2000 hasta el pasado 1 de septiembre murieron en Espa?a por accidente de tr¨¢fico al menos 51.453 personas. Son casi tantas v¨ªctimas mortales como habitantes tienen Cuenca o ?vila. Adem¨¢s, otras 251.046 personas sufrieron heridas graves. Estas son las historias de siete v¨ªctimas de tr¨¢fico y sus familias:
JOS? MANUEL, 23 A?OS
¡°Es el precio a pagar por el progreso¡±
¡°A mi hijo lo mataron en la carretera¡±, comienza Charo. Jos¨¦ Manuel ten¨ªa 23 a?os cuando un cami¨®n articulado de Leche Pascual perdi¨® el control, ¡°hizo una tijera y se llev¨® por delante a cuatro coches¡±. Murieron tres personas, entre ellas el hijo de Charo y su amigo, que viajaba con ¨¦l de copiloto. ¡°Este chico estuvo tres a?os en coma y luego falleci¨®, pero la aseguradora coaccion¨® a su madre para que retirara la demanda por la v¨ªa penal a cambio de seguir tratando a su hijo¡±, cuenta la mujer. Charo s¨ª continu¨® por la v¨ªa penal, aunque el juicio tard¨® siete a?os y medio en celebrarse. El conductor del cami¨®n ¡°era inexperto¡± y superaba la velocidad permitida, relata Charo, que exige a las empresas de transporte conductores ¡°m¨¢s preparados¡±. Sin embargo, el informe pericial no se tuvo en cuenta en el juicio: el responsable de la muerte de su hijo fue condenado a una multa de diez euros diarios durante un mes (300 euros). Pero ¡°lo m¨¢s horrible es escuchar a la sociedad c¨®mo admite los accidentes, pese a que se pueden evitar¡±. La aseguradora le lleg¨® a decir que era ¡°el precio a pagar por el progreso¡±.
SANTIAGO, 33 A?OS
¡°Sus pertenencias estaban en el dep¨®sito de la gr¨²a¡±
El hijo de Jeanne ¡°inaugur¨® el siglo XXI¡±. ¡°Santi muri¨® el 1 de enero del a?o 2000, en un choque semifrontal¡± cuando regresaba de una fiesta de Nochevieja, relata una de las fundadoras de Stop Accidentes. ¡°Lo primero que me dijeron es que hab¨ªa sido culpa de mi hijo¡±, recuerda, pero el ¨²nico resultado de los an¨¢lisis es que hab¨ªa tomado un caf¨¦. ¡°?C¨®mo te pueden decir algo as¨ª sin haber le¨ªdo el atestado?¡±, protesta Jeanne. Esas primeras palabras, asegura, ¡°son las que m¨¢s duelen y quedan para siempre en tu memoria¡±. ¡°Al principio no puedes pensar¡±, pero 15 d¨ªas despu¨¦s Jeanne repar¨® en las llaves de su hijo, que nadie le hab¨ªa entregado. La Guardia Civil le dijo que fuera al dep¨®sito de la gr¨²a. All¨ª, su cu?ada, encontr¨® las llaves de Santi, a¨²n puestas en el contacto, y su cazadora. ¡°?C¨®mo no tuvieron cuidado?¡±, lamenta su madre.
PABLO, 4 A?OS
¡°El juez dijo que le pon¨ªamos nervioso¡±
El 27 de octubre de 2001 un conductor, menor de edad, circulaba en Valencia a 95 por hora en una calle limitada a 50, se salt¨® varios sem¨¢foros en rojo, perdi¨® el control del veh¨ªculo y se subi¨® a una acera, arrancando la vida a Pablo, de cuatro a?os. ¡°Ocurri¨® debajo de mi casa¡±, cuenta Ana Novella. Su otro hijo, que presenci¨® el atropello, fue quien le dio la noticia. ¡°En ese momento te dan un diacepam para que te calmes, te vas a tu casa y ya est¨¢¡±, recuerda.
El juicio tard¨® cuatro a?os en celebrarse. ¡°Mi marido y yo nos turn¨¢bamos para ir al juzgado y ver c¨®mo iba el proceso, hasta que nuestro abogado nos dijo que el juez le hab¨ªa pedido que no fu¨¦ramos tanto porque le pon¨ªamos nervioso¡±, cuenta Ana con indignaci¨®n. As¨ª que empezaron a ir todos los d¨ªas.
Seg¨²n la presidenta de Stop Accidentes, algunas oficinas de atenci¨®n a la v¨ªctimas, dependientes del Ministerio de Justicia, est¨¢n empezando a atender a las de tr¨¢fico. ¡°Pero todav¨ªa hay muchos sitios en los que no funcionan o quiz¨¢ no sabes que existen¡±, explica Novella. ¡°Cuando pierdes a un hijo, vas como un aut¨®mata y necesitar¨ªas que te den una gu¨ªa a seguir¡±.
YASSER, 25 A?OS
¡°Cuando son j¨®venes, parecen que lo buscan¡±
Rosa no ha podido olvidar la cara del m¨¦dico forense que no le dej¨® abrazar a su hijo muerto. ¡°Ni olvidar ni perdonar¡±, matiza. Yasser ten¨ªa 25 a?os cuando choc¨® contra un todoterreno. ¡°No sabemos lo que ocurri¨®, pero siempre pienso que perd¨ª a mi hijo y al menos no se llev¨® a nadie con ¨¦l, porque no podr¨ªa vivir con algo as¨ª en mi conciencia¡±, dice Rosa muy serena.
¡°No hay cosa m¨¢s fr¨ªa y m¨¢s horrible¡±, dice la mujer al recordar ¡°el despu¨¦s del accidente¡±. Y cuando la v¨ªctima es joven ¡°es a¨²n peor¡±. ¡°Nadie te hace caso, parece que se lo han buscado¡±, lamenta. Pero, ¡°?qu¨¦ joven lleno de vida se va a buscar la muerte?¡±, se pregunta. Seg¨²n Rosa, ¡°los peores tratados son los familiares de las v¨ªctimas j¨®venes, cuando quiz¨¢ son los que peor lo pasan porque han perdido a un hijo que ten¨ªa toda la vida por delante¡±. La sociedad, asegura, tambi¨¦n le condena. ¡°Como si te dijeran, ah¨ª tienes el bulto, rec¨®gelo¡±.
Rosa no pudo recuperar ni los CD de su hijo ni la bolsa de deportes que llevaba en el coche. ¡°Yo quer¨ªa guardar su traje de f¨²tbol, pero los de la gr¨²a te dicen que se lo han llevado los de la ambulancia, y los de la ambulancia, que preguntes a los de la gr¨²a¡±, describe la madre de Yasser, que nunca lleg¨® a saber qu¨¦ ocurri¨® con las pertenencias de su hijo.
JONATHAN, 17 A?OS
¡°La ambulancia no vino, cre¨ªan que era una broma¡±
Jonathan Blanco hab¨ªa salido a las 8 de la ma?ana, el 8 de enero de 2001, para tomar un autob¨²s en Castro Urdiales (Cantabria) que le llevaba al instituto. ¡°Una conductora lo atropell¨®, lo lanz¨® 60 metros y se dio a la fuga¡±, cuenta su madre, Maribel. Tardaron una hora en encontrarlo pero los servicios de emergencia no llegaron hasta que apareci¨® el cuerpo, ya sin vida. ¡°Pensaron que era una broma¡± porque era el d¨ªa de la vuelta al colegio, tras las vacaciones de Navidad.
El impacto fue tan fuerte que el coche que le atropell¨® se estrope¨® ¡°tres o cuatro kil¨®metros despu¨¦s¡±. La conductora, hija de un pol¨ªtico socialista, regres¨® al lugar del accidente ya con su familia. ¡°Cuando supe que era ella le pregunt¨¦ que por qu¨¦ no hab¨ªa parado, pero ni siquiera nos pidi¨® perd¨®n; se dio la vuelta y se fue¡±, cuenta Maribel.
La madre de Jonathan se sent¨ªa ¡°muerta¡±. Hab¨ªa perdido una zapatilla mientras buscaba a su hijo pero no fue hasta tres d¨ªas despu¨¦s cuando sinti¨® las espinas que ten¨ªa clavadas en el pie.
Su abogado la dej¨® ¡°tirada el mismo d¨ªa del juicio¡±. Pero el proceso judicial agudiz¨® a¨²n m¨¢s su dolor. Seg¨²n Maribel, en el atestado constaba que la conductora dec¨ªa conocer ¡°muy bien el lugar¡±, pero el juez dictamin¨® que ¡°no pod¨ªa prever encontrarse a alguien all¨ª¡±. No tuvieron en cuenta que se hubiera dado a la fuga ni que un compa?ero de su hijo confirmara, desde su primera declaraci¨®n el d¨ªa del atropello, que Jonathan ya estaba en la parada del autob¨²s, y no cruzando la carretera. ¡°Nos dijeron que le hab¨ªamos manipulado¡±, deplora Maribel, que sigue sin comprender el resultado de la sentencia: culpabilidad total de Jonathan.
ENAITZ, 17 A?OS
Denunciados por quien atropell¨® a su hijo
El hijo de Rosa muri¨® atropellado, en 2004, cuando paseaba en bicicleta. ¡°Est¨¢bamos en un camping, en La Rioja, y un Audi A8 lo lanz¨® por los aires¡±, recuerda su madre. Ni siquiera hubo juicio porque la juez dict¨® un auto de sobreseimiento libre. ¡°Hicieron un atestado a la medida del conductor¡±, lamenta Rosa.
La madre de Enaitz consigui¨® que se reconstruyera el accidente. La Guardia Civil demostr¨® que el conductor iba a m¨¢s velocidad de la permitida y que atropell¨® a su hijo cuando ya se hab¨ªa incorporado a la carretera, y no en el momento de incorporarse, como hab¨ªa alegado. Pero aunque Rosa ha recurrido al Tribunal Constitucional y al de Estrasburgo, el auto de sobreseimiento libre le ha cerrado todas las puertas. En cambio, quien s¨ª pudo denunciar fue el conductor del Audi A8, por los desperfectos que Enaitz le hab¨ªa ocasionado con su cuerpo.
MIGUEL ?NGEL, 20 A?OS
¡°No le hicieron la prueba de alcoholemia¡±
Miguel ?ngel encontr¨® un coche parado en el carril por el que conduc¨ªa. Al intentar esquivarlo, se encontr¨® con un todoterreno de frente. Nadie le ha explicado a Angelines, su madre, exactamente qu¨¦ pas¨®. Lo que si sabe es que ¡°por tres cent¨ªmetros¡±, el todoterreno enganch¨® el coche de su hijo, ¡°lo puso en posici¨®n vertical y, al caer al suelo, a Miguel ?ngel se le desplaz¨® el cerebro y muri¨®¡±.
El juez no admiti¨® que el conductor estuviera hablando por tel¨¦fono, a pesar de que las facturas demostraban que en el momento del siniestro estaba efectuando una llamada a su mujer. Angelines tambi¨¦n critica que no le hicieran la prueba de alcoholemia al otro conductor. Y advierte: ¡°Estas cosas siguen pasando porque hace 15 d¨ªas muri¨® atropellada una se?ora y la polic¨ªa local no le hizo ninguna prueba al responsable¡±.
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