Espa?a no es Alemania
La crisis pol¨ªtica e institucional aumenta la distancia con otros estados de Europa Rajoy muestra su admiraci¨®n por Merkel, pero su ejercicio del poder les aleja
Imposible imaginar a Mariano Rajoy comprando en un supermercado como Angela Merkel. Imposible imaginar al presidente del Gobierno espa?ol acudiendo al Parlamento a discutir en un pleno antes de una cumbre europea la posici¨®n que mantendr¨¢ en representaci¨®n de su pa¨ªs. Y tambi¨¦n es impensable que un presidente espa?ol forme una coalici¨®n con el adversario electoral para tener un Gobierno estable.
Espa?a no es Alemania. M¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota, en Espa?a la crisis econ¨®mica ha agrandado la crisis pol¨ªtica e institucional y ha incrementado la distancia con otras democracias como la alemana. Tambi¨¦n la ha aumentado la forma en la que se ejerce el poder. Rajoy muestra su admiraci¨®n por Merkel, la derecha alemana es modelo para el PP, pero el ejercicio del poder con la ausencia de consensos, no asunci¨®n de responsabilidades, falta de comparecencias y explicaciones p¨²blicas e incumplimientos le aleja de su referente.
PARLAMENTO |
La canciller de Alemania, Angela Merkel, comparece antes de cada cumbre de Bruselas ante la C¨¢mara baja (Bundestag) para explicar sus posiciones. Estas llamadas ¡°declaraciones de Gobierno¡± son voluntarias, pero los cancilleres las respetan casi sin falta. Tras su declaraci¨®n hay un turno de r¨¦plicas para cada partido. En estas sesiones no hay preguntas espont¨¢neas, pero s¨ª una considerable algarab¨ªa de interrupciones y gritos. En general, los cancilleres participan con asiduidad en los debates parlamentarios.
En Espa?a, los presidentes solo tienen obligaci¨®n de comparecer tras las cumbres europeas y en las breves sesiones de control, con tiempos limitados, y ni siquiera es obligatorio convocar el debate anual sobre el estado de la naci¨®n. En la Mesa y la Junta de Portavoces del Congreso hay voto ponderado, de forma que el partido mayoritario puede vetar las peticiones de comparecencia de la oposici¨®n. Por ejemplo, Rajoy solo ha comparecido dos veces al margen de las obligadas por la ley. Una de ellas fue la del 1 de agosto por el caso B¨¢rcenas, despu¨¦s de que se rechazaran reiteradamente las peticiones de la oposici¨®n ¡ªy solo se produjo cuando hasta la prensa internacional la forz¨®¡ª. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero compareci¨® siete veces de forma extraordinaria en su ¨²ltima legislatura. Al no tener mayor¨ªa absoluta, el resto de partidos le oblig¨® a una comparecencia por trimestre para hablar de la crisis.
En las ¨²ltimas semanas toda la oposici¨®n ha chocado contra la mayor¨ªa absoluta del PP y no ha podido someter a Rajoy a una interpelaci¨®n. Les fueron rechazadas las peticiones y, finalmente, les respondi¨® otro ministro. Un ejemplo de contraste: hace un a?o Rajoy eludi¨® comparecer en el pleno para dar cuenta del rescate europeo al sistema financiero, mientras que Merkel acudi¨® al Parlamento alem¨¢n a explicar esa ayuda a las cajas espa?olas.
La oposici¨®n en Espa?a ha chocado en los ¨²ltimos meses contra el muro de la falta de un mecanismo de petici¨®n de responsabilidades del presidente por supuestas mentiras en el caso B¨¢rcenas. Es posible reprobar a ministros aunque solo tenga un valor testimonial y pol¨ªtico (solo ha prosperado una a la entonces titular de Fomento, Magdalena ?lvarez, en el Senado, sin que provocara su cese), pero no al presidente. As¨ª, se mantiene el veto a las mociones de PSOE e IU para denunciar supuestas mentiras de Rajoy porque, seg¨²n el PP, el ¨²nico mecanismo es la moci¨®n de censura, que requiere candidato alternativo.
Diversos cancilleres alemanes han recurrido a las cuestiones de confianza en busca de apoyo para sus decisiones. El predecesor de Angela Merkel, Gerhard Schr?der, gan¨® la primera en 2001 pero perdi¨® la segunda, en 2005, para anticipar un a?o las elecciones. El tambi¨¦n socialdem¨®crata Helmut Schmidt tuvo que dejar el Gobierno por una moci¨®n de censura en 1982.
Espa?a ha vivido dos mociones de censura y las dos fueron rechazadas: contra Adolfo Su¨¢rez y Felipe Gonz¨¢lez. Pol¨ªticamente supuso un coste para los que las presentaron y, por eso, ni Rajoy se atrevi¨® a presentarla contra Zapatero, ni Alfredo P¨¦rez Rubalcaba la lanza ahora contra Rajoy.
LEY ELECTORAL |
Las papeletas para votar en Alemania tienen dos campos. En el primero se elige a un candidato de la circunscripci¨®n electoral en la que se vota. Hay 299. En el segundo campo se vota a una lista cerrada de un partido. Los votos pueden ir a partidos diferentes.
El sistema parlamentario alem¨¢n deja fuera de las C¨¢maras a los partidos que no alcancen el 5% de los votos. Es una reacci¨®n a la extrema fragmentaci¨®n parlamentaria de la Rep¨²blica de Weimar (1919-1933), cuando llegaron a sentarse 17 partidos en el Reichstag. S¨ª que obtienen representaci¨®n los partidos que tengan tres mandatos o m¨¢s por sufragio directo en sendas circunscripciones electorales. Este fue el caso del excomunista PDS en 1994, que solo cosech¨® el 4,39% de los votos pero venci¨® en cuatro circunscripciones y obtuvo por eso 30 asientos en el Bundestag federal. Tambi¨¦n hay excepciones para los partidos que representan a las ¡°minor¨ªas nacionales¡± de daneses, serbios o frisones. Las minor¨ªas de inmigrantes, como los turcos, no cuentan en esta excepci¨®n. El partido de la minor¨ªa danesa en Schleswig-Holstein, el SSW, obtuvo el 4,6% de los votos en las regionales de 2012 y participa, por primera vez, en una coalici¨®n de Gobierno junto a socialdem¨®cratas (SPD) y Verdes.
La correcci¨®n en favor de la estabilidad llega en el caso espa?ol primando a los dos principales partidos ¡ªPP y PSOE¡ª frente al resto, y se limita menos el acceso de peque?os partidos al Congreso. La limitaci¨®n est¨¢ en el 3% necesario en cada circunscripci¨®n y no en el conjunto, por eso los partidos nacionalistas tienen m¨¢s representaci¨®n que IU o UPyD con menos votos. En este momento hay 17 partidos en el Congreso, pero sometidos a la mayor¨ªa absoluta en sus decisiones. Por ejemplo, para penalizar a Amaiur, el PP le impidi¨® formar grupo propio y ha dejado casi inoperante el Grupo Mixto con 18 partidos de nueve partidos diferentes. Ese ¡°rodillo¡± de la mayor¨ªa absoluta limita su capacidad de presentar iniciativas, por falta de cupo de los partidos minoritarios.
Y si la relaci¨®n pol¨ªtica en busca de acuerdos del PP con el PSOE es muy limitada, con los minoritarios es inexistente.
ESTABILIDAD |
La estabilidad es un principio enraizado en Alemania, casi una ideolog¨ªa, desde la II Guerra Mundial. La noci¨®n de que un Gobierno en minor¨ªa es muy d¨¦bil se asocia con las zozobras que desembocaron en autoritarismo nazi. El sistema electoral dificulta la obtenci¨®n de mayor¨ªas absolutas. El pacto est¨¢, por eso, en el ADN del sistema pol¨ªtico alem¨¢n. La gran influencia de las regiones, gobernadas por partidos que no tienen que coincidir con los del Ejecutivo, obliga a negociaciones constantes entre Gobierno y oposici¨®n. Los partidos alemanes, y m¨¢s en este periodo merkeliano, buscan el consenso antes que la confrontaci¨®n. El primer Gobierno de Merkel (2005-2009) fue una gran coalici¨®n entre sus democristianos y los socialdem¨®cratas. Hab¨ªa un precedente entre 1966 y 1969. La coalici¨®n de Merkel dej¨® un grato recuerdo entre los alemanes, que apoyan que se repita ahora.
Por el contrario, en Espa?a, en 35 a?os de democracia ha habido Gobiernos en minor¨ªa y con mayor¨ªa absoluta de los dos principales partidos, pero nunca ha habido Gobiernos de coalici¨®n. Ser¨ªa impensable una coalici¨®n de los dos grandes partidos, porque resulta extraordinario que lleguen a acuerdos concretos. Los hubo en el inicio de la Transici¨®n y, por ejemplo, en la lucha antiterrorista en algunos momentos. Cuando el PSOE estuvo en minor¨ªa con Gonz¨¢lez y con Zapatero recurri¨® a acuerdos puntuales o de ¡°geometr¨ªa variable¡± con CiU y PNV. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar tambi¨¦n pact¨® con los nacionalistas, con un acuerdo de legislatura sin que entraran en el Gobierno.
Los acuerdos pol¨ªticos entre partidos espa?oles son inusuales y las entrevistas entre presidente y l¨ªder de la oposici¨®n tiene car¨¢cter extraordinario; todos los jefes de Ejecutivo terminan por restringirlas. Hay contactos telef¨®nicos reservados sobre asuntos de Estado, por ejemplo relacionados con el Rey, o de pol¨ªtica exterior muy extraordinarios. En esta legislatura solo ha habido intentos como para limitar los desahucios, pero todos infructuosos. Los ¨²nicos pactos han tenido que ver con renovaci¨®n de instituciones, es decir, para situar representantes de los dos grandes partidos al frente del Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas y el Tribunal Constitucional. Ahora negocian la del Consejo General del Poder Judicial.
La disciplina de voto parlamentaria es inconstitucional en Alemania. La Ley Fundamental estipula en su art¨ªculo 38 que los diputados son ¡°representantes del conjunto de pueblo alem¨¢n, no ligados a mandatos ni instrucciones y sujetos, ¨²nicamente, a sus conciencias¡±. Los que conocen el funcionamiento del Bundestag hablan de complejas operaciones de persuasi¨®n de los l¨ªderes. En Espa?a las votaciones tienen resultados preestablecidos porque hay disciplina de voto con multas en caso de desobediencia.
TRANSPARENCIA |
Tres veces por semana, los portavoces de los Ministerios y de la Canciller¨ªa alemana no convocan a los medios, sino que acuden ellos a la Conferencia de Prensa federal capitalina. En terreno ajeno, se exponen a todas las preguntas de la prensa hasta que los periodistas dan por terminado el encuentro. Las comparecencias personales de la canciller y de los ministros son m¨¢s escasas.
En Espa?a, la ¨²nica comparecencia peri¨®dica ante la prensa es la del portavoz del Gobierno tras los Consejos de Ministros de los viernes. Zapatero estableci¨® una rueda de prensa sin l¨ªmite de tiempo cada seis meses y Rajoy sigui¨® la costumbre hasta que antes del pasado verano la elimin¨® por su comparecencia extraordinaria en el Congreso. Tambi¨¦n comparecen los presidentes tras las reuniones con mandatarios internacionales, pero solo responden a dos preguntas espa?olas. Las entrevistas de presidentes en la prensa han tenido diferentes formatos y con Rajoy son m¨¢s escasas que con sus predecesores. Con Zapatero se intent¨® una f¨®rmula de respuesta a ciudadanos en televisi¨®n ¡ªel programa Tengo una pregunta para usted¡ª pero no volvi¨® a repetirse. Rajoy lleva meses sin conceder entrevistas en Espa?a y prefiere hacerlo ante medios informativos extranjeros.
DIMISI?N |
La cultura de la dimisi¨®n est¨¢ muy enraizada en Alemania. Cualquier esc¨¢ndalo que empieza a perjudicar al canciller le puede costar el puesto a un ministro. En la legislatura reci¨¦n terminada dimitieron tres ministros. El de Defensa, Franz Josef Jung, ces¨® tras el deficiente esclarecimiento de un bombardeo en el que murieron decenas de civiles afganos. Su sucesor, Karl-Theoder zu Guttenberg, lo dej¨® cuando se supo que hab¨ªa plagiado su tesis doctoral. La ministra de Educaci¨®n Annette Schavan tambi¨¦n dimiti¨® entre acusaciones de plagio. El ministro de Medio Ambiente Norbert R?ttgen tuvo que salir tras su estrepitoso fracaso electoral en Renania del Norte-Westfalia, en 2012. Hab¨ªa usado la pol¨ªtica europea de Merkel como argumento de campa?a. En este caso fue un despido en toda regla, ejecutado por Merkel en una cort¨ªsima rueda de prensa. El modo de dimisi¨®n depende de qui¨¦n mande en la Canciller¨ªa, pero no se recuerda a ning¨²n jefe de Gobierno al que le temblara la mano al despedir ministros o altos cargos.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s de las elecciones, los socialdem¨®cratas alemanes han celebrado una convenci¨®n con 200 delegados en la que su l¨ªder ha dimitido y los militantes discuten la pol¨ªtica de alianzas. Muy diferente es el panorama en Espa?a, donde esa rapidez de asunci¨®n de responsabilidades y debate interno es impensable.
No hay costumbre de dimisiones en el Gobierno espa?ol. Cuando m¨¢s ha habido fue en la ¨²ltima etapa de Gonz¨¢lez, a principios de los 90: dimitieron Narc¨ªs Serra, Vicente Albero, Antoni Asunci¨®n, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, Juli¨¢n Garc¨ªa Valverde y Jos¨¦ Luis Corcuera por diferentes casos. La investigaci¨®n penal, cuando hay alg¨²n indicio de delito (no lo hab¨ªa en ninguno de esos casos), est¨¢ en manos de los fiscales.
En 2012, una investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa de Hamburgo le cost¨® el puesto al entonces presidente federal Christian Wulff. Democristiano como Merkel, la primera autoridad del Estado dimiti¨® en cuanto se supo que Hannover ped¨ªa que le levantaran la inmunidad para investigar un caso de corrupci¨®n y tr¨¢fico de influencias comparativamente leve. El caso sigue abierto. Los fiscales y los jueces son funcionarios, as¨ª que no pierden el trabajo. Sus carreras se benefician del descubrimiento de estos esc¨¢ndalos. Una acusaci¨®n de destrucci¨®n de pruebas o mensajes de apoyo a un encarcelado tendr¨ªan consecuencias en Alemania, mientras que en Espa?a ni se explican. Instituciones de control previo como la oficina de regulaci¨®n de la competencia (Bundeskartellamt) funcionan con independencia y reconocida eficacia.
En Espa?a son mucho m¨¢s frecuentes las investigaciones por casos de corrupci¨®n y las imputaciones no llevan necesariamente aparejada la dimisi¨®n. Por ejemplo, Francisco Camps fue candidato del PP en la Comunidad Valenciana estando imputado y ampli¨® as¨ª su mayor¨ªa absoluta. E instituciones como la CNMV, el Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas y el Tribunal Constitucional est¨¢n dirigidos por militantes o exmilitantes del principal partido. Estos d¨ªas se aplicar¨¢ por primera vez una reforma legal, votada solo por el PP, para limitar las funciones del Consejo General del Poder Judicial y permitir que se renueve parcialmente solo con sus votos en el Senado. En Alemania una reforma de ese calado en una instituci¨®n se hace siempre con pacto de los principales partidos.
CORRUPCI?N |
El 27% de los espa?oles preguntados a finales de 2012 por el Instituto de Investigaci¨®n de Mercados GFK consideraba la corrupci¨®n uno de los dos problemas principales del pa¨ªs. En cambio, solo el 1% de los alemanes la mencion¨®. No es que no exista, como se ha demostrado en Baviera este a?o, donde numerosos parlamentarios contrataban a familiares para tareas de asistencia, pero los ciudadanos tienen m¨¢s confianza en que se solucionen los casos.
No es nada raro que las carreras de los pol¨ªticos alemanes les abran paso a puestos muy bien remunerados en el sector privado, pero suele ser solo una puerta de salida. El excanciller Gerhard Schr?der trabaja para el gigante ruso Gazprom, por ejemplo. Es una pr¨¢ctica muy extendida desde hace d¨¦cadas en la alta pol¨ªtica.Este a?o hubo un sonado esc¨¢ndalo por las actividades como conferenciante del candidato socialdem¨®crata a las elecciones de la semana pasada. Mientras era diputado en el Bundestag, Peer Steinbr¨¹ck cobr¨® decenas de miles de euros en numerosas conferencias pagadas por bancos o grandes compa?¨ªas.
Dos expresidentes espa?oles, Gonz¨¢lez y Aznar, compatibilizan sus pensiones vitalicias con remuneraciones de consejos de administraci¨®n de empresas privadas. En teor¨ªa todos los exmiembros del Gobierno tienen vetado durante dos a?os ejercer en empresas del sector sobre el que intervinieron, pero nunca se ha abierto ning¨²n expediente, no hay transparencia y no se atienden las denuncias p¨²blicas en el Ministerio de Administraciones P¨²blicas.
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