Rouco y una asociaci¨®n pugnan en el Supremo por 23 valiosos tapices
El cardenal quiere las obras para la catedral y los devotos para ayudar a maltratadas
?El arzobispo de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, mantiene una feroz batalla judicial para hacerse con una valiosa colecci¨®n de 23 tapices flamencos de los siglos XVI y XVII que una millonaria madrile?a, Victoriana Oliva, dej¨® en herencia en 1869 a la peque?a Asociaci¨®n Santa Rita de Casia. El cardenal los quiere para adornar la catedral de La Almudena, mientras que el objetivo de la asociaci¨®n es alquilarlos para ayudar a mujeres maltratadas.
La disputa por las obras ha llegado ahora al Tribunal Supremo de Espa?a, aunque viene de una larga traves¨ªa por los tribunales can¨®nicos de Roma. Estos validaron el decreto que Rouco dict¨® en 2004 mediante el que declaraba extinguida a la asociaci¨®n Santa Rita. La aboli¨® por su cuenta y sin el permiso de las asociadas, alegando que pod¨ªa hacerlo porque se trataba de una asociaci¨®n religiosa. Y obviando la orden de la reina Isabel II que otorg¨® a la asociaci¨®n un car¨¢cter estrictamente civil.
Para extinguirla, Rouco se agarr¨® a que la asociaci¨®n hab¨ªa cambiado su nombre original y a unos estatutos de 1993 hechos por el propio arzobispado obviando los que ten¨ªa en vigor la asociaci¨®n. Y lo hizo al enterarse, por una feligresa, de la existencia de los tapices. La Almudena se iba a inaugurar y los quer¨ªa para decorar el templo. El articulado de esos estatutos (totalmente falsos, seg¨²n la asociaci¨®n) parece ideado con el fin ¨²nico de que los tapices acaben en manos de la Iglesia.
Tras el dictamen del Tribunal de la Signatura de Roma, Rouco crey¨® que ya las ten¨ªa todas consigo. Y pidi¨® a los jueces espa?oles que aplicasen ese dictamen (mediante el procedimiento jur¨ªdico del exequ¨¢tur) y obligasen a la asociaci¨®n a entregarle los tapices (entre ellos, cinco con cartones dibujados por Pedro Pablo Rubens; se les calcula un valor de entre dos y tres millones de euros). El juzgado n¨²mero 50 de Madrid rechaz¨® la pretensi¨®n de Rouco y sentenci¨® que la asociaci¨®n Santa Rita tiene un car¨¢cter eminentemente civil (porque as¨ª lo orden¨® Isabel II) y que su actividad est¨¢ sujeta al derecho civil espa?ol, no al can¨®nico de Roma.
Lo que nunca imagin¨® Rouco es el ah¨ªnco con que la presidenta de la asociaci¨®n, Rosa Barranco ¡ªac¨¦rrima devota de Santa Rita, de 43 a?os, economista y con varios m¨¢steres¡ª iba a defender la permanencia de los tapices en las manos de la asociaci¨®n. ¡°Porque as¨ª lo quiso Victoriana Oliva, quien en su testamento deja clar¨ªsima su voluntad. Y, adem¨¢s, se muestra como una mujer maltratada que desea que los tapices sean gestionados por una asociaci¨®n que tiene por se?a la ayuda a los desprotegidos¡±. Victoriana era tan religiosa como millonaria, con sirvientes en su casa de la calle de Alcal¨¢, enfrente del actual casino de Madrid, en la que ten¨ªa una tienda de tapices. Muri¨® sin descendientes. El 1 de abril de 1869, dej¨® escrito: ¡°Vi¨¦ndome entera y en mi cabal juicio... dejo las colgaduras nuevas de terciopelo de Utrecht [los tapices] a la congregaci¨®n de Santa Rita... y no podr¨¢n enajenarse...¡±.
Tras el fallo de Roma (que fall¨® a favor de Roma), la disputa por la titularidad de los tapices se halla ahora en el Supremo. Y es que la asociaci¨®n se ha visto obligada a recurrir una sentencia que acaba de dictar la Secci¨®n 14? de la Audiencia de Madrid que da la raz¨®n a Rouco. Y que revoca otra del juzgado de lo civil 38 de Madrid que zanja que las obras pertenec¨ªan a quien siempre ha sido su due?o, la Asociaci¨®n Santa Rita de Casia. La pugna judicial de Rouco no es solo contra esta asociaci¨®n. Tambi¨¦n ha demandado a la Real F¨¢brica de Tapices, que desde 1921 los tiene bajo su custodia (ahora est¨¢ restaur¨¢ndolos). Y que considera que el ¨²nico due?o es la asociaci¨®n Santa Rita de Casia.
Rosa ve una ¡°mano negra no divina¡± en la sentencia de la Audiencia de Madrid
A Rouco le disgust¨® la sentencia del juzgado 38, en la que el juez falla que la voluntad clara de la mecenas fue testar esos tapices para la asociaci¨®n, que en ocasiones los ha alquilado para exposiciones internacionales (unos 8.000 euros por cada tapiz). ¡°El dinero se ha destinado a la asociaci¨®n y a la ayuda de mujeres maltratadas, como lo fue Victoriana¡±, destaca Rosa, que lleva gastados, de su bolsillo, ¡°unos 50.000 euros¡± en el pleito.
Y es que, contra todo pron¨®stico, la Audiencia de Madrid acaba de revocar la sentencia del juzgado 38 y otorga la propiedad al Arzobispado. ¡°Esto es un esc¨¢ndalo y una expoliaci¨®n. Rouco no ha aportado ning¨²n documento de propiedad de esas obras. Y lo estatutos de 1993 en los que se basa la Audiencia son falsos¡±, explica Rosa, que a¨²n recuerda cuando se present¨® ante el cardenal, en un acto en la calle, y este le retir¨® la mano al enterarse de qui¨¦n era ella. ¡°Han llegado a tildarme por escrito de esquizofr¨¦nica aguda¡±, dice Rosa. En el fallo de la Audiencia, Barranco ve ¡°la intervenci¨®n de una mano negra no divina¡±. Porque, para darle los tapices a Rouco, ¡°el tribunal se basa en la veracidad de unos estatutos falsos que nadie de la asociaci¨®n ha firmado¡±.
La Asociaci¨®n, a trav¨¦s de la p¨¢gina web http://www.change.org, ha organizado una campa?a de recogida de firmasque enviar¨¢n al papa Francisco, para que Rouco ¡°deje de una vez de hostigarnos¡± y de intentar ¡°alterar la voluntad de la testadora para que los r¨¦ditos de sus tapices vayan a maltratadas¡±.
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