¡°La regulaci¨®n del aborto no puede estar sometida a vaivenes pol¨ªticos¡±
La magistrada considera que "tenemos una legislaci¨®n que est¨¢ funcionando" "Soy partidaria del derecho de la mujer a decidir si interrumpe su embarazo", se?ala
El entorno de Ana Mar¨ªa Ferrer siempre oli¨® a togas y pu?etas: su marido es magistrado de la Audiencia Nacional y su padre fue decano de Madrid. Tiene 55 a?os y dos hijos. Y huye de las entrevistas: accede a esta porque tiene un motivo: en los 200 a?os de existencia del Tribunal Supremo, antes que ella ninguna mujer hab¨ªa ocupado despacho en la cuarta planta, ala de lo penal, del Supremo (la c¨²spide de la justicia espa?ola en el enjuiciamiento de los delitos). A esta Sala arribar¨¢n en unos a?os las causas sobre los (presuntos) corruptos que desfilan hoy por los telediarios: B¨¢rcenas, Correa, El Bigotes, los implicados en los ERE, el caso Brugal... Esta Sala dictar¨¢ sus futuros carcelarios.
Hay 15 jueces titulares en la Sala Penal y dos em¨¦ritos. Y por primera vez en su historia, desde el pasado 7 de abril, Ferrer ocupa uno de sus sillones. Tambi¨¦n ella desfil¨®, sin quererlo, por los telediarios de los a?os 1994/1996. Fue la que investig¨® y rastre¨® hasta nada menos que Singapur el dinero robado por el ex director general de la Guardia Civil Luis Rold¨¢n. Su fuga de Espa?a, con los millones en para¨ªsos fiscales, es uno de los grandes esc¨¢ndalos de la democracia. Ella es la primera mujer/juez que llega a la Sala de lo Penal, pero no la ¨²nica que hay el Supremo. De sus 80 magistrados, solo once son mujeres. Y ello a pesar de que el 65% de los 5.300 magistrados en activo que hay en Espa?a son hoy mujeres.
Pregunta. Ya era hora de que llegase una mujer a esta Sala, ?no?
Respuesta. Pues s¨ª. Es un s¨ªmbolo de normalizaci¨®n.
P. ?Es machista la judicatura?
R. La judicatura es un reflejo de la sociedad. Los jueces tambi¨¦n reflejamos los valores y tensiones que se pulsan en ella.
P. ?Y no han sido machistas quienes nombran a los jueces?
R. Antes ¨¦ramos menos mujeres en la carrera judicial. Ahora somos m¨¢s y hay un plantel con m¨¦ritos y capacidad para desarrollar puestos discrecionales. Para esta plaza, se postulaban seis o siete compa?eras. Antes, las aspirantes eran muy minoritarias. La conciliaci¨®n familiar la sigue soportando la mujer. Y esa realidad hay que ir cambi¨¢ndola.
P. Usted es la ¨²nica mujer en una Sala con 16 hombres. ?La miran raro en las reuniones?
R. No, es una Sala en la que todos sus integrantes mantienen una buena relaci¨®n. Y conmigo no ha sido una excepci¨®n. Pero no ha habido excesos ni un trato de especial delicadeza.
P. ?Los ciudadanos tienen la sensaci¨®n de que el Poder Judicial est¨¢ politizado y que los partidos se reparten los cargos judiciales.
R. Es labor del Consejo que la gente cambie esa percepci¨®n. ?C¨®mo? Con transparencia en la gesti¨®n y nombramientos razonables y motivados.
P. ?Usted se hizo muy famosa por ser la juez del caso Rold¨¢n. ?Cambi¨® aquello su vida?
R. S¨ª. Tuve que afrontar una investigaci¨®n que, t¨¦cnicamente hablando, era complicada, y con gran trascendencia p¨²blica. Era la primera vez que un alto cargo p¨²blico pasaba por los juzgados.
P. ?Cu¨¢l fue el momento m¨¢s amargo de esa investigaci¨®n? ?Y el que le satifizo m¨¢s?
R. El de mayor satisfacci¨®n, cuando puse el oficio enviando las diligencias a la Audiencia para que se juzgaran. Recuerdo momentos de impotencia. Uno fue con Singapur, que nos dijo que s¨ª, que all¨ª estaba parte del dinero [el sustra¨ªdo por Rold¨¢n], pero que no pod¨ªan retenerlo porque su legislaci¨®n bancaria lo imped¨ªa. Tambi¨¦n hubo momentos emotivos: recuerdo a la mujer de un cargo p¨²blico que, durante la declaraci¨®n, nos cont¨® que su hijo hab¨ªa muerto en un accidente, y a menudo romp¨ªa a llorar. Tambi¨¦n hay una escena desgarradora, la de un empresario, un se?or mayor, que, tras asumir su implicaci¨®n, se puso tan nervioso que se tir¨® de rodillas al suelo para firmar la notificaci¨®n del registro. Me fui hacia ¨¦l y le dije: ¡®Lev¨¢ntese usted, por Dios, no haga eso¡¯
P. ?Tuvo presiones pol¨ªticas?
R. No recib¨ª ninguna llamada.
P. El caso Rold¨¢n fue investigado en dos a?os. Y a los tres ya estaba sentenciado. En cambio, el caso G¨¹rtel o el de los Ere de Andaluc¨ªa, por ejemplo, llevan casi cinco a?os instruy¨¦ndose, y lo que queda... Y pasar¨¢n otros cinco a?os hasta que haya sentencia firme. Dec¨ªa S¨¦neca que la justicia tard¨ªa se torna en injusticia.
R. Es verdad que la justicia cuando se retrasa es menos justicia. El proceso penal necesita un retoque para agilizarlo
P. ?Qu¨¦ retoque? ?Eliminar recursos, garant¨ªas ciudadanas?
R. Creo que s¨ª. Hay que eliminar recursos, dejando los relacionados con cuestiones que afecten a derechos fundamentales. Eso dar¨ªa agilidad al proceso. Tambi¨¦n soy partidaria de que sea el fiscal quien investigue y que haya un juez de garant¨ªas.
P. Pero al fiscal general, cuyo departamento se rige por principio de jerarqu¨ªa, lo nombra el Gobierno. Y no son descartables interferencias gubernamentales en investigaciones. O que se tapen asuntos.
R. En nuestro sistema existen las figuras, arraigadas, de la acusaci¨®n particular y la acci¨®n popular [la sociedad], que permiten abrir investigaciones al margen del fiscal. Habr¨ªa que regularlo e implantar mecanismos que vigilen cualquier desviaci¨®n del fiscal.
P. ?Realmente la justicia es igual para todos?
R. Me doler¨ªa admitir que los pobres tienen un tratamiento distinto que los ricos. Aunque es verdad que estos poseen m¨¢s medios econ¨®micos y tienen m¨¢s posibilidades al margen del proceso.
P. Pero la ley de tasas es un obst¨¢culo para los pobres.
R. En lo penal no hay tasas. En otras jurisdicciones, creo que s¨ª pueden ser un elemento impeditivo para personas sin recursos.
P. ?Qu¨¦ opina de la ley que acaba con los plazos para interrumpir el embarazo?
R. Este es un tema tan importante y trascendente que su regulaci¨®n no puede estar sometida a continuos vaivenes pol¨ªticos. Ahora tenemos una legislaci¨®n que est¨¢ funcionando, si bien est¨¢ impugnada ante el Tribunal Constitucional y hemos de estar a que lo que se resuelva. Yo soy partidaria del derecho de la mujer a decidir.
P. El goteo de asesinatos de violencia de g¨¦nero no cesa. ?Es eficaz la actual ley?
R. No podemos cambiar las leyes a golpe de sucesos individuales por muy dolorosos que sean. La lucha contra la violencia de g¨¦nero debe ser de los tribunales, pero hay que hacer un esfuerzo cultural para erradicarla.
Al t¨¦rmino de la entrevista, el rictus de Ana Ferrer se destensan. Hay una an¨¦cdota en su trayectoria que define la larga transici¨®n en la incorporaci¨®n de la mujer a las altas instancias de la judicatura. Entonces ella era una joven juez reci¨¦n llegada a Valdepe?as. Y dentro del juzgado se top¨® con un se?or que iba preguntando ¡°por el juez¡±. ¡°Es que me han dicho que ahora no hay juez, que hay una chica...¡±. Ella era la chica.
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