Juan Carlos I y Felipe VI, dos discursos para dos Espa?as distintas
Las palabras elegidas muestran que deb¨ªan contentar a audiencias diferentes
El discurso de proclamaci¨®n de don Juan Carlos, el 22 de noviembre de 1975, dos d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Franco, ten¨ªa 966 palabras y le llev¨® apenas 12 minutos pronunciarlo. El de su hijo el pasado jueves fue tres veces m¨¢s largo: 2.987 palabras. Se dirig¨ªan a audiencias distintas y los t¨¦rminos elegidos lo reflejan de forma expl¨ªcita. Este es un an¨¢lisis sem¨¢ntico e hist¨®rico de ambas proclamaciones.
La audiencia: a qui¨¦n contentar y a qui¨¦n contener. Juan Carlos estaba obligado aquel d¨ªa a decir lo justo. Ni una palabra de m¨¢s ni de menos para dirigirse a dos audiencias irreconciliables: los procuradores y consejeros del reino cuya mayor¨ªa deseaba o¨ªr que todo hab¨ªa quedado atado y bien atado (a los que deb¨ªa contener), y una sociedad ansiosa de democracia que le escuchaba desde casa y quer¨ªa ver en ¨¦l al impulsor del cambio (a los que deb¨ªa ilusionar). Felipe VI ten¨ªa como ¨²nica limitaci¨®n la Constituci¨®n, la obligaci¨®n de ser neutral. Sab¨ªa que le escuchaban presidentes auton¨®micos que hab¨ªan acudido a rega?adientes a su proclamaci¨®n y otros que desean mano dura con los desaf¨ªos soberanistas. Pero quiso dirigirse sobre todo a quienes le escrutaban desde casa. Hasta 12 veces dijo ¡°ciudadanos¡± y, entre ellos, quiso hablar especialmente para los desencantados: parados, j¨®venes frustrados por la falta de oportunidades... "Queremos que los ciudadanos y sus preocupaciones sean el eje de la acci¨®n pol¨ªtica", declar¨®.
C¨®mo se presentaron a s¨ª mismos. Don Felipe se present¨® ante la C¨¢mara como un ¡°rey constitucional¡±, ¡°un jefe de Estado leal y dispuesto a escuchar, comprender, advertir y aconsejar y a defender siempre los intereses generales¡±. En 1975, su padre se defini¨® a s¨ª mismo como ¡°el primer soldado de la naci¨®n¡±, ¡°el rey que es y se siente profundamente cat¨®lico¡±. Don Felipe no hizo referencia a las Fuerzas Armadas ni a Dios para respetar la aconfesionalidad del Estado ¡ªen 1975 no lo era¡ª. Don Juan Carlos expres¨® en 1975 su ¡°deseo¡± de ¡°ser capaz de actuar como moderador, guardi¨¢n del sistema constitucional y promotor de la justicia¡±. La Constituci¨®n se aprob¨® tres a?os despu¨¦s. Felipe VI se refiri¨® a ella 12 veces.
Omisiones y novedades reveladoras. Don Felipe pronunci¨® 17 veces la palabra ¡°se?or¨ªas¡±, y seis veces ¡°diputados y senadores¡±. Don Juan Carlos apelaba a los ¡°consejeros del Reino¡± y a los ¡°procuradores¡±. A¨²n no se hab¨ªan producido las primeras elecciones democr¨¢ticas desde la Guerra Civil. Tampoco mencion¨® en ning¨²n momento la palabra mujer o se?ora ¡ªtodav¨ªa un a?o despu¨¦s, en 1976, solo hab¨ªa siete entre los 531 procuradores¡ª. Felipe VI emple¨® esos t¨¦rminos ocho veces en su discurso. ¡°El siglo XXI, el siglo tambi¨¦n del medio ambiente ¡ªotro t¨¦rmino que su padre no utiliz¨®¡ª,? deber¨¢ ser aquel en el que los valores human¨ªsticos y ¨¦ticos que necesitamos recuperar y mantener contribuyan a eliminar las discriminaciones y afiancen el papel de la mujer¡±, dijo.
Don Felipe puso como referentes a sus padres. Don Juan Carlos tuvo que referirse a Franco para no sublevar a su audiencia: ¡°Su recuerdo constituir¨¢ para m¨ª una exigencia de comportamiento y de lealtad¡±, declar¨®. Pese a todo, los franquistas se tomaron mal que no mencionara el levantamiento militar del 18 de julio de 1936.
Qu¨¦ prometieron. Don Juan Carlos prometi¨® ¡°firmeza y prudencia¡± y repiti¨® cuatro veces la palabra ¡°orden¡± y otras cuatro ¡°tradici¨®n¡± durante su discurso. Su hijo se comprometi¨® a representar ¡°una monarqu¨ªa renovada para un tiempo nuevo¡±, ¡°¨ªntegra, honesta y transparente¡±, que sepa ¡°ganarse continuamente¡± el ¡°aprecio, respeto y confianza¡± de los ciudadanos. ¡°Nada me honrar¨ªa m¨¢s que, con mi trabajo y esfuerzo de cada d¨ªa, los espa?oles pudieran sentirse orgullosos de su nuevo rey¡±, dijo don Felipe, haciendo saber a la sociedad m¨¢s esc¨¦ptica que era consciente de que deb¨ªa ganarse el trono cada d¨ªa.
¡°La sagrada realidad de Espa?a¡± y la ¡°Espa?a unida y diversa¡±. Tanto don Juan Carlos como don Felipe se refirieron a la tensi¨®n territorial. El primero emple¨® en cuatro ocasiones la palabra ¡°patria¡± o ¡°patriotismo¡± y llam¨® a favorecer ¡°un orden justo, igual para todos¡±, que permita ¡°reconocer las peculiaridades regionales¡± dentro de ¡°la sagrada realidad de Espa?a¡±. Su hijo repiti¨® en 23 ocasiones la palabra Espa?a y 9 naci¨®n. Habl¨® de una ¡°Espa?a unida y diversa¡± en la que caben "las distintas formas de sentirse espa?ol" y se despidi¨® dando las gracias en las cuatro lenguas cooficiales.
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