Alfalfa del Ebro para vacas chinas
Agricultores aragoneses valoran el acuerdo alcanzado con China para exportar al a?o 200.000 toneladas de esta forrajera
![Carmen Mor¨¢n Bre?a](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F62d31e9f-9943-4d92-997c-a15aa4a35bf9.png?auth=8424e1fb56009e0c1a0500325c8d01c9aba1ec2b74a4d4518db4efbcae00ece7&width=100&height=100&smart=true)
![José Manuel Rivera en uno de los campos de alfalfa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NE3OCV66YNZ54R4WCSDSZFERJI.jpg?auth=3e95501c1843f252d7d030c1c4b2116816ecef1a0d475d6895c4e70052e30222&width=414)
Los contenedores que llegan a los puertos espa?oles desde China cargados de bagatelas todo a 100 ahora volver¨¢n llenos de alfalfa. Por unos d¨ªas, los agricultores y productores de forraje deshidratado ¡ªde Arag¨®n, en primer lugar, catalanes y castellanos despu¨¦s, siguiendo el orden de las toneladas producidas¡ª, han cambiado su mirada al cielo por el horizonte chino, donde atisban buenas noticias para el campo espa?ol: el pa¨ªs asi¨¢tico ha abierto el mercado de la alfalfa despu¨¦s de cerrar un acuerdo cuya negociaci¨®n se ha demorado tres a?os. ¡°Y porque les corr¨ªa prisa¡±, dicen los que han estado al tanto de las conversaciones.
Los c¨¢lculos m¨¢s equilibrados cifran en 200.000 las toneladas que Espa?a podr¨¢ vender a China el a?o que viene tras el acuerdo que sell¨® el pasado 25 de septiembre en Pek¨ªn el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. ¡°A un precio aproximado de 220 euros cada una, son 44 millones de euros¡±, afirma Joaqu¨ªn Capistr¨®s, director de la Asociaci¨®n Espa?ola de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA). ?Son las cuentas de la lechera? Ya se ver¨¢. Cierto es que los chinos necesitan diversificar sus mercados y reducir la fuerte dependencia que tienen de la importaci¨®n de Estados Unidos. Un enfado de los norteamericanos les podr¨ªa cerrar un comercio vital para sus nuevas exigencias.
Capistr¨®s, que en los ¨²ltimos tiempos no ha dejado de recibir a ciudadanos chinos en Zaragoza, lo cuenta as¨ª: ¡°Ellos han tenido grandes problemas por el fraude de su leche maternizada, de consecuencias terribles para la salud de miles de ni?os, y adem¨¢s est¨¢n cambiando su dieta y aumentando la ingesta de l¨¢cteos. Ahora mismo tienen 1,7 millones de vacas en grandes explotaciones. Quieren llegar a los cinco millones en 2020. Han comprado novillas en Uruguay, montado las mejores salas de orde?o... Ahora necesitan la mejor alfalfa¡±. Y los de Arag¨®n dicen que esa es la que crece en las orillas del Ebro.
Espa?a es el primer productor del mundo de forraje deshidratado (en su mayor¨ªa alfalfa): el a?o pasado se obtuvieron 1,6 millones de toneladas en 250.000 hect¨¢reas sembradas. Y es el segundo, tras EE UU, en exportaci¨®n de esta alfalfa ¡ªcon alrededor de un mill¨®n de toneladas anuales.
Un exfutbolista del Zaragoza lleva ahora una de las plantas deshidratadoras
Algunas de ellas pasan por el molino de los hermanos Sanz, en La Puebla de Alfind¨¦n, a unos pocos kil¨®metros de Zaragoza. Esta planta deshidratadora es una de las 24 autorizadas por los chinos para comerciar con ellos ¡ªse postularon 33 de las 72 existentes y los asi¨¢ticos descartaron 9 porque a su entender no cumpl¨ªan los requisitos¡ª. Entre la letra peque?a del acuerdo hay una condici¨®n que tuerce el gesto de los hermanos Sanz: las pacas de alfalfa no podr¨¢n embalarse con alambre, como hace el 95% de la industria espa?ola en la actualidad. Los chinos exigen que se haga con otros materiales. Pascual, el mediano, calcula que cambiar la prensa para empacar con cuerda supondr¨¢ una inversi¨®n de unos 300.000 euros. ?La van a hacer?
¡ª Bajo ning¨²n concepto, responde sin pensarlo dos veces Pascual. Y si luego no quieren comprar, ?qu¨¦?.
¡ª Lo vamos a pensar, templa Luis, el hermano menor. No se descarta para nada.
Y as¨ª queda la cosa. Los tres hermanos (falta Jos¨¦ Antonio, el primog¨¦nito, que ha ido a comprar unos repuestos) han heredado el negocio que inici¨® el padre y lo han convertido en una deshidratadora que factura seis millones de euros, procesa 50.000 toneladas de alfalfa y da trabajo a 12 personas. Hasta su planta llevan la cosecha unos 200 agricultores. El desecado de la hierba deja un polvo que vuela por todo el almac¨¦n y cubre el suelo con una gruesa capa. Fuera, los perros dormitan o ladran entre enormes pilas de paja del verde al amarillo, ajenos al ruido machac¨®n de la maquinaria. Un volquete va y viene cargando la pala en la monta?a de alfalfa y depositando la hierba en el molino, que la triturar¨¢ un poco antes de depositarla en el enorme bombo giratorio donde el aire caliente seca parte de la humedad que trae del campo; despu¨¦s, la alfalfa sube por aqu¨ª, baja por all¨¢ mientras se enfr¨ªa¡ y acaba en la prensa: de ah¨ª salen a un ritmo constante balas perfectas de 700 kilos cada una y un 12% de humedad, con sus cinturones de alambre, listas para que los camiones las transporten hasta el puerto de Barcelona.
Hace a?os que la alfalfa espa?ola surca el mediterr¨¢neo. Fueron los aragoneses los que inauguraron el mercado ¨¢rabe. El a?o pasado se vendieron en Espa?a un mill¨®n y medio de toneladas, casi el 60% al extranjero: el grueso, para los Emiratos ?rabes y Arabia Saud¨ª. Tienen camellos, tienen caballos, tienen ganado, pero no tienen agua. L¨®gico, pero ?qu¨¦ pasa en China? ?No disponen acaso de extensiones de terreno y de agua para regar? Es posible, pero para alcanzar los 10 millones m¨¢s de toneladas de alfalfa que van a precisar seg¨²n sus previsiones, necesitar¨¢n importar de EE UU, de Espa?a y de d¨®nde sea, adem¨¢s de incrementar su propia producci¨®n.
En la deshidratadora, Pascual Sanz, el antiguo centrocampista que cambi¨® el c¨¦sped de primera divisi¨®n de la Romareda (Zaragoza) por el procesado de la alfalfa, no acaba de creer en el man¨¢ que se anuncia desde China. ¡°Estamos contentos, claro¡±, dice con sobriedad. Y Luis, que tambi¨¦n fue futbolista, pero en categor¨ªa regional, remata: ¡°Con la de cosas que nos venden los chinos, ya es un milagro que les vendamos algo nosotros a ellos¡±.
Los agricultores ya no miran solo al cielo para saber qu¨¦ va a ser de sus cosechas. El mundo globalizado les exige observar horizontes que se antojan mucho m¨¢s lejanos: el mercado estadounidense, las exigencias de Bruselas, los aranceles argentinos, un cicl¨®n llamado Ni?o o las necesidades de los chinos. Con la alfalfa la preocupaci¨®n es ahora Argentina, que puede pegar un estir¨®n en este mercado, y Sud¨¢n. Quien dec¨ªa Ebro dice Nilo y se acab¨® la fiesta.
Buena para la tierra y el ganado
La alfalfa la domesticaron los turcos hace m¨¢s de 9.000 a?os y, como su nombre deja adivinar, la trajeron los ¨¢rabes a la pen¨ªnsula, donde encontr¨® ¨®ptimo acomodo a orillas del Ebro. Agua y sol a porf¨ªa y una tierra con poca acidez hicieron de este enclave la columna vertebral del cultivo. Es la reina de las forrajeras, por su alto contenido proteico, y su siembra fija nitr¨®geno atmosf¨¦rico en el suelo que luego agradecer¨¢n los cereales. Una vez plantada, crecer¨¢ aguantando una y otra siega, hasta seis cada a?o. Pero al cabo de un lustro, las hierbas nuevas ya no lucir¨¢n tan verdes y habr¨¢ que remover la tierra y echar las semillas otra vez. Jos¨¦ Manuel Rivera baja del tractor y alarga el brazo con el ¨ªndice extendido. Se?ala un prado que amarillea: ¡°Eso ya esta viejo, hay que volver a sembrar¡±.
?Est¨¢ contento con el nuevo mercado chino? Teniendo en cuenta que es agricultor, la respuesta parece optimista: ¡°Algo nos costar¨¢¡±. Y ser¨¢ verdad, porque ¨¦l es el presidente de la cooperativa San Mateo, en Pinsoro, cerca ya de Navarra. Y todos los socios, incluido ¨¦l, tendr¨¢n que adaptar la maquinaria si quieren vender a China. Sube al tractor y sigue barriendo las hileras de alfalfa cortada que se amontonan autom¨¢ticamente en el remolque.
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