Una profesional experimentada
La auxiliar de enfermer¨ªa contagiada de ¨¦bola tiene 44 a?os, est¨¢ casada y no tiene hijos. Llevaba 15 a?os trabajando en el Carlos III
![Elisa Sili¨®](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fedb22054-d097-4563-bc91-1474ed48343d.jpg?auth=1e93401b84a57ddf3a74ce7ad95d8d6a18786fb8bb55a9dbc4d77e8fec627cc0&width=100&height=100&smart=true)
![Una de las puertas de acceso al hospital Carlos III de Madrid, dionde trabaja la sanitaria contagiada por ¨¦bola.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LDWNILD5D3YAUA3MO2OXFMM5ZA.jpg?auth=0200c18f34043235de68b6b2b62fd77db445855d7bd98ad4334920ff2d9cfa37&width=414)
Auxiliar de enfermer¨ªa de 44 a?os, de origen gallego y que trabaja desde hace m¨¢s de 15 a?os en el Hospital Carlos III de Madrid. Son algunos de los escasos datos que se conocen hasta ahora de la primera persona contagiada por ¨¦bola en Espa?a. La mujer, que vive en Alcorc¨®n, est¨¢ casada, pero no tiene hijos, seg¨²n han contado esta tarde unas compa?eras a las puertas del centro donde trabajan.
Como la auxiliar ahora afectada, estas sanitarias formaron parte de los turnos organizados en el Carlos III? para atender a los dos misioneros que fallecieron en este centro tras ser repatriados a Espa?a, Miguel Pajares y Manuel Garc¨ªa Viejo. "Al principio trabajaban cuatro enfermedos y cuatro auxiliares con el paciente. Pero con el segundo fueron ya tres y tres", relatan a la puerta del hospital. Las enfermeras han mostrado su extra?eza por el contagio, ya que, aseguran, las medidas de protecci¨®n eran "extremas". Las precauciones, adem¨¢s, fueron "de menos a m¨¢s", han explicado las compa?eras, "porque con el segundo se ten¨ªa la experiencia del primero". Seg¨²n han detallado, antes de atender a los enfermos, cada profesional se vest¨ªa con dos monos, dos pares de guantes ("o tres"), una mascarilla y unas gafas. El ¨²nico momento de cierta dificultad para seguir el protocolo anti-contagio es, en su opini¨®n, cuando toca quitarse los dos monos. "Hab¨ªa que hacer equilibrios para no caerse ni tocar nada", cuenta una mientras se agacha con un pie levantado para simular la escena.
Las se?oras de la limpieza, de la contrata Ferrovial, tampoco entienden el contagio. Para entrar a limpiar han recibido un cursillo de seguridad muy estricto. "C¨®mo no vamos a tener miedo de venir a trabajar si el ¨¦bola ya est¨¢ aqu¨ª en Espa?a", se lamentan.
Las sanitarias han explicado que el hospital no se evacu¨® para atender al segundo misionero, Garc¨ªa Viejo, fallecido el pasado 26 de septiembre, porque la sexta planta, la que el centro destina a los enfermos infecciosos, ya estaba sellada desde que se atendi¨® a Pajares. Desde entonces, no ha ingresado all¨ª ning¨²n otro paciente al margen de los dos afectados por ¨¦bola y solo se puede acceder a ella con una tarjeta espec¨ªfica de la que solo disponen los profesionales que les tratan.
En el Instituto Carlos III el ambiente era ayer tranquilo. ¡°Es un d¨ªa normal. Mi padre est¨¢ ingresado. Ahora van a hacerle un electro y nadie nos ha explicado nada¡±, explicaba sorprendida la hija de un paciente. ¡°Me he tenido que enterar por mi hermano que lo ha visto en la televisi¨®n. ?No compartir¨¢n las mismas enfermeras? ?Va a venir a la misma planta?¡±, se preguntaba. Mientras que los sanitarios, con caras cada vez m¨¢s abatidas, declinaban hacer declaraciones. Fuera, seg¨²n avanzaba la tarde, los periodistas ya no pod¨ªan merodear y preguntar al personal como en las primeras horas. Un coche de la polic¨ªa municipal patrullaba los alrededores y los agentes de seguridad privada de la cl¨ªnica se esforzaban en que no circulara m¨¢s informaci¨®n.
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