El Rey apela a ¡°cortar la corrupci¨®n de ra¨ªz, sin contemplaciones¡±
El Rey marca como retos regeneraci¨®n, mejora del Estado de bienestar y unidad territorial
El paro y la corrupci¨®n son los problemas principales de Espa?a, para la mayor¨ªa de los ciudadanos, seg¨²n todos los estudios de opini¨®n, y tambi¨¦n para el rey Felipe. En su primer mensaje navide?o tras la abdicaci¨®n de Juan Carlos I el pasado mes de junio, la lacra de la corrupci¨®n, el desprestigio de las instituciones, la precariedad econ¨®mica, la garant¨ªa del Estado de Bienestar, y ¡°los inaceptables¡± ¨ªndices de paro han ocupado el mensaje real, junto a la preocupaci¨®n por Catalu?a. La Constituci¨®n de 1978 sigue mereciendo todo el respeto aunque anim¨® a ¡°seguir construyendo juntos un proyecto¡± que respete la pluralidad y ¡°genere ilusi¨®n¡±. No abog¨® por la reforma de la Constituci¨®n, pero tampoco se qued¨® en tesis inmovilista. Las dudas sobre si mencionar¨ªa los avatares judiciales de su hermana, la infanta Cristina, y su cu?ado, I?aki Urdangarin, se despejaron a favor de no nombrarlos. No obstante, la llamada a ¡°cortar la corrupci¨®n de ra¨ªz y sin contemplaciones¡±, podr¨ªa interpretarse como la extensi¨®n de su condena a los hechos delictivos, seg¨²n el juez que lleva la instrucci¨®n, que rodean a su hermana y a su cu?ado. El rey no modific¨® su discurso despu¨¦s de conocer el auto por el que la infanta se sentar¨¢ en el banquillo por delitos fiscales.
Don Felipe no mencion¨® la situaci¨®n penal de su hermana
Desde una sala del Palacio de la Zarzuela, acondicionada para dar sensaci¨®n de cercan¨ªa, el rey Felipe se coloc¨® entre los espa?oles para poner un hilo conductor entre la crisis econ¨®mica y los comportamientos corruptos, que provocan ¡°indignaci¨®n y desencanto¡±. Por el fondo y la forma, ha querido enviar el mensaje de un tiempo nuevo en relaci¨®n con la instituci¨®n que ¨¦l encarna. No es que don Juan Carlos no condenara la corrupci¨®n, que lo hizo hace dos a?os al proclamar que la justicia era igual para todos, nada m¨¢s saltar el caso Urdangarin, pero el lenguaje de su sucesor es mucho m¨¢s directo y entr¨® al grano de los asuntos que considera esenciales sin entretenerse en recursos ret¨®ricos. Primero, los problemas que aquejan a los espa?oles, pero salpicado de llamadas a la esperanza sobre bases realistas. ¡°Necesitamos una profunda regeneraci¨®n de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupci¨®n es un objetivo irrenunciable¡±.
En este tercer discurso institucional, despu¨¦s del pronunciado en octubre en la entrega de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias, y el de su proclamaci¨®n, en el mes de junio, se pone m¨¢s ah¨ªnco en la condena a las conductas irregulares aunque reitera que se necesita ¡°un gran impulso moral colectivo¡± y ¡°una profunda regeneraci¨®n de nuestra vida colectiva¡±. Estos conceptos est¨¢n en el discurso del Gobierno pero tambi¨¦n en el de las fuerzas pol¨ªticas de oposici¨®n y de los sindicatos.
El Rey conoce que en estos momentos el Parlamento ha comenzado la tramitaci¨®n de un paquete de medidas contra la corrupci¨®n. ¡°Es cierto que los responsables de conductas irregulares est¨¢n respondiendo de ellas; eso es una gran prueba del funcionamiento de nuestro Estado de derecho¡±, apostill¨® el Rey en su discurso del 24 de diciembre.
Los casos de corrupci¨®n levantan esc¨¢ndalo pero sus autores se enfrentan a los tribunales como se ve d¨ªa a d¨ªa. Tambi¨¦n su hermana y su cu?ado, cuya causa est¨¢ en fase muy avanzada y con unas peticiones de castigo, en t¨¦rminos penales, de gran calibre. Tampoco se abona el Rey al discurso rupturista de que la corrupci¨®n invade a todos los pol¨ªticos y es generalizada entre los servidores p¨²blicos. No lo es si se tiene en cuenta el n¨²mero de corruptos entre los pol¨ªticos y la alarma deber¨ªa descender si se atiende al grado de limpieza de los funcionarios de las Administraciones. ¡°Una gran mayor¨ªa de servidores p¨²blicos desempe?a sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales¡±, apunt¨® don Felipe. Un tercio de su discurso se dedic¨® a la corrupci¨®n porque ¡°es necesario evitar que esas conductas [irregulares] echen ra¨ªces en nuestra sociedad y se puedan reproducir en el futuro¡±.
El discurso aboga por una profunda renovaci¨®n de la ¡°vida colectiva¡±
De la condena a la corrupci¨®n se fue a la econom¨ªa, ¡°que contin¨²a siendo un motivo de grave preocupaci¨®n para todos¡±. En primer lugar, el paro. ¡°Los ¨ªndices de desempleo son todav¨ªa inaceptables y frustran las expectativas de nuestros j¨®venes y de muchos m¨¢s hombres y mujeres que llevan tiempo en paro¡±. Una de cal y otra de arena; reconocimiento de lo que todo el mundo sabe pero, tambi¨¦n, de que las empresas espa?olas son punteras ¡°en muchos sectores¡±, fuera de Espa?a. Su conclusi¨®n es la evidente, cual es que la econom¨ªa ¡°no ha sido capaz, todav¨ªa, de resolver de manera definitiva el desequilibrio fundamental¡±, en referencia a la incapacidad de crear empleo.
La lucha contra el paro ¡°es la gran prioridad¡±, invoc¨®, como tambi¨¦n lo hacen el Gobierno y la oposici¨®n. Si bien entre ellos hay diferencias en las f¨®rmulas para abordarlo y sobre c¨®mo atajar la crisis econ¨®mica; pero en eso no entr¨® el monarca, salvo la llamada a la unidad.
¡°La fuerza de Espa?a viene de la suma de las diferencias¡±
Con la econom¨ªa inaugur¨® el Rey ese cap¨ªtulo de la unidad como una f¨®rmula para tratar de resolver los problemas de toda ¨ªndole. ¡°El sacrificio y el esfuerzo de los ciudadanos durante la crisis econ¨®mica exige que los agentes pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales trabajen unidos permanentemente en esta direcci¨®n, anteponiendo s¨®lo el inter¨¦s de la ciudadan¨ªa¡±. La econom¨ªa ¡°debe estar al servicio de las personas¡±. El sacrificio de los ciudadanos durante la crisis econ¨®mica ¡°exige que los agentes politicos, sociales y econ¨®micos¡± trabajen juntos.
Sin florituras, a la mitad del discurso anunci¨® que iba a referirse ¡°a la situaci¨®n que vive actualmente Catalu?a¡±, vinculado a la vigencia de la Constituci¨®n de 1978. A esta atribuy¨® la proclamaci¨®n ¡°de la unidad hist¨®rica y pol¨ªtica¡± de Espa?a y al derecho de todos a sentirse y ser respetados en su propia personalidad, ¡°en su cultura, tradiciones, lenguas e instituciones¡±. El Rey mantiene su disposici¨®n a hacer lo que est¨¦ en su mano para ¡°el reencuentro¡±. No fue ambiguo sobre la unidad de la naci¨®n. ¡°Lo que hace de Espa?a una naci¨®n con una fuerza ¨²nica, es la suma de nuestras diferencias¡±. Sin se?alar la f¨®rmula s¨ª defendi¨® ¡°seguir construyendo todos juntos un proyecto que respete la pluralidad y genere ilusi¨®n en el futuro¡±. Se ha despedido en las cuatro lenguas oficiales del Estado.
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