Vivir con 58 kilos menos
Al a?o se hacen en Espa?a 6.000 intervenciones contra la obesidad m¨®rbida Pilar Mediero ha dado un giro radical a sus h¨¢bitos alimenticios, clave del ¨¦xito
Pilar Mediero no ten¨ªa b¨¢scula. Cuando se pesaba no le gustaba lo que ve¨ªa y decidi¨® que no necesitaba una. Hace dos a?os, a los 46, se subi¨® a la de su farmacia habitual y la ingrata le devolvi¨® 121 kilos. El peso se repart¨ªa por su 1,58 metros de altura machacando ligamentos y articulaciones. La grasa se acumulaba en su abdomen, enorme, blando y redondo. Su rostro parec¨ªa una luna. La madrile?a sab¨ªa que su salud estaba sufriendo. Los an¨¢lisis de sangre le llegaban plagados de asteriscos. Su diabetes era ya incontrolable y cada vez ten¨ªa que inyectarse m¨¢s insulina. Por las ma?anas, en ayunas, se pinchaba el dedo para medir el az¨²car con una cantinela interna: ¡®Por favor, que no pase de 200¡¯. Pero el medidor le devolv¨ªa siempre un grito desesperado.
Fue el miedo, y no la est¨¦tica, lo que llev¨® a esta taxista al quir¨®fano. ¡°Voy a acabar en silla de ruedas o ciega¡±, se dec¨ªa. Por consejo de su endocrino, el doctor Gorgojo, del hospital Fundaci¨®n Alcorc¨®n (Madrid), decidi¨® someterse a un bypass g¨¢strico, la intervenci¨®n m¨¢s habitual contra la obesidad m¨®rbida. Unas 6.000 personas se someten al a?o a una operaci¨®n para perder peso en Espa?a. ¡°Te grapan buena parte del est¨®mago y te lo empalman al ¨²ltimo tramo del intestino, por lo que apenas digerimos az¨²cares y grasas y retenemos peor los nutrientes¡±, cuenta Mediero.
No fue una ni?a gorda, pero a los 13 a?os empez¨® a ganar peso. A los 15 lleg¨® a los 70 kilos. Por aquella ¨¦poca le sac¨® punta a la mala leche que hered¨® de su madre. Mientras ella se empezaba a fijar en sus compa?eros de clase, estos le dec¨ªan ¡°?gorda!¡±. ¡°Hasta que un d¨ªa sueltas dos yoyas (tortas) y ves que funciona¡±, dice. A los 39 a?os, con 80 kilos, empez¨® a ver doble, ¡°como cuando coges una foto y la vuelves a montar pero descuadrada¡±. Estaba sufriendo un trombo. Descubri¨® entonces que es portadora de dos defectos de coagulaci¨®n de la sangre. ¡°Y fumaba como dos carreteros, casi tres paquetes de Ducados al d¨ªa¡±, recuerda. Lo dej¨®, pero traslad¨® esa ansiedad a la comida y empez¨® a engordar. Dej¨® de poder cruzar las piernas. Se ahogaba al subir un tramo de escalera. Iba en coche hasta a por el pan. Hasta el d¨ªa que la b¨¢scula le devolvi¨® dos yoyas.
En cifras
En 2010, el 22,9% de los espa?oles eran obesos, frente al 15,5% en 1990. El 39,4% de los espa?oles sufren sobrepeso y el 35,5% obesidad abdominal, seg¨²n el Estudio de Nutrici¨®n y Riesgo Cardiovascular de la Aut¨®noma de Madrid.
Con dieta y ejercicio se puede perder el 5-10% del peso. Con ayuda de f¨¢rmacos y balones intrag¨¢stricos, el 10-15%. Con cirug¨ªa se puede perder el 25-50%.
Cada a?o se someten a cirug¨ªa para adelgazar 6.000 personas en Espa?a, seg¨²n Miguel A. Rubio, endocrino del hospital Cl¨ªnico de Madrid.
Las operaciones estrella son el bypass g¨¢strico y la gastrectom¨ªa tubular, que deja el est¨®mago con forma de tubo.
Entre el 10% y el 15% da un giro a su alimentaci¨®n, seg¨²n Asumpta Caix¨¤s, de la Sociedad Espa?ola de Endocrinolog¨ªa. Entre el 10% y el 12% fracasa, seg¨²n Antonio Torres, cirujano del Cl¨ªnico (Madrid). El resto, se queda en un intermedio.
Mediero viv¨ªa enfadada con el mundo y, a la vez, conforme consigo misma. Se saltaba sin remordimientos las normas de una alimentaci¨®n sana y sacaba las u?as cuando percib¨ªa miradas reprobatorias. Un d¨ªa, una vecina le dijo ¡°Est¨¢s m¨¢s gorda¡±. Ella le respondi¨®: ¡°Y t¨² m¨¢s gilipollas¡±. Otro d¨ªa entr¨® en Zara a comprar un bolso para una amiga. ¡°Una dependiente se me qued¨® mirando con una cara de ¡®Bonita, no s¨¦ qu¨¦ haces aqu¨ª¡¯, y me dijo: ¡®aqu¨ª no tenemos tallas para ti¡¯. No he vuelto a pisar un establecimiento de Inditex¡±.
La lucha interna que la mayor¨ªa mantenemos diariamente con la comida ¡ª?Pido pescado o mejor, mmm, la pizza?¡ª en su caso era casi inexistente. La taxista decidi¨® no sentirse culpable. Se lo permit¨ªa todo. ¡°Est¨¢s dej¨¢ndote los cuernos en el taxi, por lo menos disfruta del almuerzo¡±, se dec¨ªa. Picaba sin cesar. ¡°Cuando me entraban ganas de un cigarro me endemoniaba y com¨ªa boller¨ªa, fritos, bocadillos...¡±.
La cirug¨ªa bari¨¢trica no se considera prioritaria en el sistema p¨²blico espa?ol. Para ser intervenidos, los pacientes tienen que esperar a que los cirujanos les hagan hueco. Pilar se tom¨® la espera como una oportunidad para mentalizarse de los cambios que sab¨ªa iba a tener que hacer: ¡°Olvidar las grasas. Soltar el tenedor en cuanto me sacie. Masticar a conciencia. Aprender a cocinar sano¡±. Tal era su runr¨²n.
En marzo de 2013, un a?o y medio despu¨¦s, ingresaba en el hospital de Alcorc¨®n no sin antes comprar al fin un peso para seguir su evoluci¨®n. De camino al quir¨®fano se subi¨® en una b¨¢scula que se cruz¨® en su camino: 119,900 kilos, sentenci¨®. ¡°120 para los amigos¡±. Al cerrar los ojos por la anestesia, se desped¨ªa de la mitad de s¨ª misma.
La taxista decidi¨® no sentirse culpable con la comida y se lo permit¨ªa todo
Dos a?os m¨¢s tarde, con 48 a?os, Pilar sonr¨ªe desde el sal¨®n de su casa con su cacat¨²a ninfa al hombro. Es atrevida, alegre, independiente, ¡°ap¨®stata y roja¡±, dice. Sigue despert¨¢ndose a las tres de la ma?ana para recoger a los clientes m¨¢s madrugadores, pero ahora su tripa no va incrustada al volante: ha perdido 58 kilos (pesa 63) y se ha quitado diez a?os. Ha pasado de la talla 56 a la 42 y ha achicado las pulseras de sus mu?ecas. Su diabetes ha desaparecido y duerme del tir¨®n. Atr¨¢s han quedado El drag¨®n ¡ªmote que se gan¨® por sus ronquidos¡ª y la apnea del sue?o que la despertaba sobresaltada seis veces la noche.
Su forma de comer ha cambiado radicalmente. Y ha sido sobre todo gracias a Canal Cocina. ¡°?D¨®nde vas con tanto aceite!¡¯, grito cuando veo a Gordon Ramsay. Ya ves, enmend¨¢ndole la plana¡±. Cocina en wok con tres gotas de aceite, se ha aficionado al jengibre fresco y a las setas shitake y tiene en el congelador toneladas de pescado en raciones de 100 gramos. A mediod¨ªa ha cambiado el men¨² grasiento de una cafeter¨ªa vecina al Ritz por un vegetariano ecol¨®gico cerca de Cuatro Caminos, el Ecocentro, en el que ahora come ensalada de lombarda, quiche de verduras y un l¨ªquido s¨²persano de nombre imposible de retener. Su amor por los bollos sigue presente, pero lo mantiene a raya. ¡°Bueno, uno cada tres meses s¨ª cae¡±, concede. ¡°Pero no puedo relajarme. El mundo est¨¢ lleno de tentaciones. Me digo ¡®Eso no, ?caca!¡±.
Ha pasado de la talla 56 a la 42 y se ha quitado 10 a?os de encima
La intervenci¨®n no ha sido inocua. Toma vitaminas, magnesio y ¨¢cido f¨®lico a diario pues los retiene peor. Adem¨¢s, el az¨²car y la grasa, ora le sueltan el vientre, ora la estri?en. Pero tiene constantes recordatorios que suben su autoestima: cada ma?ana al pesarse o cuando se topa con la mirada desorbitada de alguien a quien hace tiempo que no ve. No ha olvidado c¨®mo era antes. Lleva su yo previo a la operaci¨®n en el coraz¨®n. En Facebook sigue siendo amiga de su tienda de tallas XL preferida, El ba¨²l de Botero. Hace poco volvi¨® para comprar una camiseta, esta vez talla S, con el texto ¡°Barbie, mu¨¦rete de envidia¡±. A veces se equivoca y cree que no cabe entre dos coches o coge prendas mucho m¨¢s grandes de lo que necesita. ¡°Y soy m¨¢s coqueta¡±, dice con un repique de sus u?as burdeos contra la mesa.
Lleva 13 a?os con su pareja, Migue, tambi¨¦n taxista, pero no viven juntos ni han querido tener hijos. Ahora ella le acompa?a de vez en cuando en las caminatas de monta?a que le pirra hacer, aunque ella preferir¨ªa que se fueran a un spa. El sexo ha mejorado mucho. Pero algo la inquieta: se ha llenado de pellejos, pliegues de piel que cuelgan por su cuerpo. Bajo sus b¨ªceps bailan unas ¡°alitas¡± fl¨¢cidas y sus pechos se han desinflado. Lo ¨²nico que la Seguridad Social ha consentido quitarle ha sido el fald¨®n de piel que iba de su tripa al muslo. Una enorme cicatriz oscura recuerda la operaci¨®n. Ha asumido que tendr¨¢ que ahorrar para pagarse una operaci¨®n de est¨¦tica. ¡°Para m¨ª ha sido s¨²perimportante que Migue nunca me haya mirado raro por los pellejos. ?Si parezco un Shar Pei! Yo, cuando m¨¢s guapa me veo, es a trav¨¦s de sus ojos. A que no sabes lo que me dijo hace poco el tontito de ¨¦l: ¡®?Has o¨ªdo hablar de los pantalones push-up?¡±.
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