S¨¢nchez / Garz¨®n: dos izquierdas
La visi¨®n del l¨ªder de IU copia en todo a Podemos salvo que "casta" pasa a ser, en su discurso, "bipartidismo"
El debate sobre el estado de la naci¨®n ha dejado en claro dos cosas. La primera, ya conocida, es el grado creciente de rigidez en la argumentaci¨®n de Mariano Rajoy. La segunda, que existen dos izquierdas, una de ellas en dificultades, pero aun con rasgos definidos, y otra que, desde el impulso de los indignados, trata de llegar a un punto de ruptura con el actual sistema de democracia representativa (¡°el r¨¦gimen de 1978¡±); al lado de Podemos la encarna IU de Alberto Garz¨®n.
De Rajoy poco hay que decir: todo lo ha hecho bien y si alg¨²n problema result¨® postergado, fue para atender a las imprescindibles prioridades. Y nada m¨¢s. El futuro es azul, fin de corrupci¨®n incluido. Frente a esa muralla china, era l¨®gico que la izquierda intentase atacar los numerosos puntos d¨¦biles de la defensa, lo cual ha podido suscitar la err¨®nea impresi¨®n de que todos han dicho lo mismo.
El l¨ªder socialista fue resaltando los aspectos ultraconservadores de una pol¨ªtica que ciertamente ha logrado, con ayuda externa, invertir la tendencia econ¨®mica
El l¨ªder socialista fue resaltando los aspectos ultraconservadores de una pol¨ªtica que ciertamente ha logrado, con ayuda externa, invertir la tendencia econ¨®mica. Lo celebra. El Rajoy dibujado por Pedro S¨¢nchez no es un monstruo al servicio de ¡°las grandes fortunas y los poderosos¡±, como plantea Alberto Garz¨®n, sino quien dicta una pol¨ªtica orientada a estrangular el Estado social (empleo, Sanidad, Educaci¨®n, etc¨¦tera). Como boxeador, S¨¢nchez no busc¨® noquear al modo de Garz¨®n, sino trabajar el cuerpo de la pol¨ªtica del PP, culminada en la met¨¢stasis de la corrupci¨®n. Rajoy acus¨® el golpe.
Con Garz¨®n hemos vuelto a la prehistoria de la izquierda: un manique¨ªsmo expresado de la forma m¨¢s agresiva y tosca posible. A diferencia del riguroso martilleo del catal¨¢n Coscubiela, donde incluso la salida de tono respond¨ªa a una triste realidad, Garz¨®n resucit¨® un zafio ¡°pobres contra ricos¡± para prometer cosas como el empleo generalizado, la estatizaci¨®n o el regreso de todos los emigrados. S¨¢nchez alaba la incitaci¨®n al crecimiento por el BCE, que para Garz¨®n es ¡°una mafia¡±, ¡°un escorpi¨®n¡±. Su visi¨®n general copia en todo a Podemos, solo que ¡°casta¡± pasa a ser ¡°bipartidismo¡± (amalgama PP-PSOE) y anuncia, olvidando el fracaso del ¡°socialismo real¡±, nada menos que un nuevo pa¨ªs (?nueve menciones!) donde el Estado absorba la econom¨ªa y la democracia no sea solo ¡°un procedimiento¡±, ¡°votar cada cuatro a?os¡±, sino participaci¨®n directa encabezada por ¡°los activistas sociales¡±. Garz¨®n promete un orden social justo ¡°sin perder el tiempo en huelgas y manifestaciones¡±. ?Desconoce que esa p¨®cima es de sobra conocida, de Lenin a Ch¨¢vez?
Resulta l¨®gico que tras perder los papeles, con ausencia total de ¡°cortes¨ªa parlamentaria¡±, ante la cr¨ªtica de Pedro S¨¢nchez, Rajoy tratase con paternal afecto a Garz¨®n, tan ¨²til para desprestigiar a una izquierda que reh¨²ya la demagogia.
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