Un cambio que no alarma
El 58% de los ciudadanos no cree que la mejora de la econom¨ªa se deba a medidas del Gobierno
De celebrarse ahora las elecciones generales previstas para finales de este a?o, el resultado que cabr¨ªa estimar como m¨¢s probable ser¨ªa, pr¨¢cticamente, un cu¨¢druple empate. Podemos (con un 22.5% de voto estimado) seguir¨ªa siendo ahora, como en meses pasados, la fuerza m¨¢s votada, pero con 5.2 puntos menos que hace solo un mes. Por su parte, Ciudadanos consolidar¨ªa de forma clara su tendencia ascendente pasando del 12.2% del voto a primeros de febrero al 18.4% que podr¨ªa lograr en este momento. Su l¨ªder, Albert Rivera, es adem¨¢s la ¨²nica figura p¨²blica espa?ola que obtiene un claro, y creciente, saldo evaluativo ciudadano: +23 puntos (hace un mes era de +12 puntos). Por su parte, PSOE (con un 20.2%) y PP (con un 18.6%) intercambiar¨ªan posiciones en relaci¨®n con las que ocupaban hace un mes. Este ¨²ltimo partido estar¨ªa, quiz¨¢, vi¨¦ndose penalizado (muy probablemente de forma solo transitoria) por la evaluaci¨®n ciudadana ¡ªm¨¢s negativa que positiva¡ª de la actuaci¨®n de su l¨ªder en el ¨²ltimo debate del estado de la naci¨®n.
Falta a¨²n mucho tiempo para las elecciones generales, y conviene tener por tanto en cuenta que esta estimaci¨®n de la distribuci¨®n de los votos en modo alguno constituye una predicci¨®n del posible resultado de las mismas: solo supone un intento de traducir, en hipot¨¦ticos votos, el estado de ¨¢nimo actualmente predominante entre la ciudadan¨ªa. Los espa?oles siguen fuertemente enfadados con PSOE y PP y de ah¨ª el serio correctivo que se muestran dispuestos a aplicarles. Al primero le reprochan no haber visto venir la crisis econ¨®mica; al segundo, haber utilizado para atajarla medidas excesivamente dolorosas, lo que explica la extendida renuencia a reconocerle alg¨²n posible m¨¦rito por su ejecutoria en estos tres a?os: una clara mayor¨ªa de espa?oles ¡ªun 58% frente a un 34%¡ª no cree que las mejoras que pueda estar experimentando la econom¨ªa nacional se deban a las medidas adoptadas por el actual Gobierno. El 84% de los espa?oles siguen pensando que la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs es mala, el 63% cree que en los meses pr¨®ximos seguir¨¢ igual o incluso peor que ahora, y el 58% da por seguro que el paro no va a disminuir en mucho tiempo. El enfado no propicia precisamente la ecuanimidad.
Desde este amplio desapego actual de muchos de sus anteriores votantes con los dos principales partidos que han gobernado el pa¨ªs resulta entendible el entusiasmo con que la ciudadan¨ªa est¨¢ acogiendo la aparici¨®n de fuerzas nuevas. Los espa?oles llevaban ya cuatro a?os reclamando una regeneraci¨®n a fondo de los partidos existentes o, alternativamente, la aparici¨®n de partidos nuevos. Y esto ¨²ltimo es lo que ha acabado ocurriendo. Podemos primero, y Ciudadanos despu¨¦s, han hecho una irrupci¨®n fulgurante, que solo puede resultar desconcertante e inesperada a quien no haya seguido con atenci¨®n el pulso ciudadano y haya ignorado las se?ales ¡ªm¨²ltiples¡ª que marcaban la cercan¨ªa de un final de etapa. Que no de trayecto: el 84% los espa?oles se sigue identificando con el actual sistema democr¨¢tico. Pero, al mismo tiempo, un abrumador 70% se muestra insatisfecho con el modo en que funciona ahora nuestra democracia. La ciudadan¨ªa lleva a?os solicitando, sondeo tras sondeo, y sin ser atendida, reformas; y lleva tambi¨¦n a?os sinti¨¦ndose abochornada con las interminables noticias sobre casos de corrupci¨®n que afectan a los hasta ahora dos principales partidos ¡ªy que por puntuales y limitados en su alcance que puedan ser, escandalizan por su entidad y por su impune perduraci¨®n¡ª. ?C¨®mo asombrarse entonces del apoyo que los espa?oles parecen dispuestos a prestar a formaciones reci¨¦n aparecidas en la escena nacional y que ofrecen ¡ªy a la vez simbolizan¡ª renovaci¨®n, cambio y aire limpio? PP y PSOE se han convertido, de pronto, en ¡°lo viejo¡±, en organizaciones crecientemente escler¨®ticas y ajenas a la realidad circundante. Y ya se sabe ¡ªlo advirti¨® Ortega¡ª que toda realidad ignorada prepara su venganza.
Bien es verdad que, en este caso, esa venganza ser¨ªa ¡ªpor el momento al menos¡ª moderada. PP y PSOE no parecen estar, en modo alguno, en riesgo de desaparecer: solo en riesgo de no poder gobernar, al menos en solitario. Algo que no solo no preocupa sino que por el contrario agrada a los espa?oles: el 77% dice que lo mejor para Espa?a es que en las pr¨®ximas elecciones PP y PSOE dejen de ser los dos ¨²nicos partidos protagonistas de nuestra vida pol¨ªtica para que as¨ª pueda volver a predominar en ella la negociaci¨®n, el pacto y el acuerdo. Y son claramente m¨¢s numerosos (50% frente a 37%) quienes dicen que esta hipot¨¦tica interrupci¨®n (temporal o definitiva) del bipartidismo no supondr¨ªa perjuicio alguno para la recuperaci¨®n de la econom¨ªa nacional. Es entendible: el cambio que parece avecinarse consistir¨ªa, a fin de cuentas, en la emergencia de un partido de centro, en el mantenimiento ¡ªrecortado¡ª de PSOE y PP y en hacer sitio a un nuevo partido de izquierda. Un panorama con pocas probabilidades de alarmar gravemente al ciudadano medio.
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