Distorsi¨®n

El bloqueo institucional de Andaluc¨ªa ha hecho que de nuevo se apele a la reforma de la ley electoral como v¨ªa para propiciar mayor¨ªas amplias que faciliten la gobernabilidad con un sistema m¨¢s parecido al mayoritario ingl¨¦s.

La crisis del sistema pol¨ªtico italiano en los noventa, cuando lleg¨® a tener 16 partidos en la C¨¢mara, puso de manifiesto los riesgos para la gobernabilidad de la proporcionalidad estricta. La capacidad intimidatoria de minor¨ªas que resultaban imprescindibles para conformar mayor¨ªas de Gobierno produc¨ªa resultados tan parad¨®jicos como que pudiera presidir el Gobierno el l¨ªder de un partido con el 7% de los votos, al frente de una coalici¨®n de hasta cinco formaciones. Esa dispersi¨®n del poder dificultaba la toma de decisiones y provocaba inestabilidad. En ese jard¨ªn floreci¨® la corrupci¨®n que acab¨® con el sistema.

Tal vez el equilibrio no dependa solo de la ley sino tambi¨¦n de la voluntad de acuerdo de los partidos

Pero las elecciones recientes en Reino Unido han iluminado la otra cara de la luna. Que, por ejemplo, los nacionalistas del SNP hayan obtenido, con el 50% de los votos, el 95% de los representantes que Escocia env¨ªa a Westminster supone una grave distorsi¨®n de la voluntad ciudadana, y ha cargado de raz¨®n a los partidarios de un sistema m¨¢s proporcional.

Un efecto pol¨ªtico de esa distorsi¨®n ha sido la derrota m¨¢s que proporcional de los laboristas y de rebote la mayor¨ªa absoluta de los conservadores. Situaci¨®n que los nacionalistas quer¨ªan evitar para tener mayor capacidad de presi¨®n en Westminster con vistas a la negociaci¨®n de la autonom¨ªa m¨¢xima prometida, que es su prioridad actual (siempre lo fue).

La conclusi¨®n es que si primar la gobernabilidad implica perjudicar la representatividad, y viceversa, tal vez el equilibrio no dependa solo de la ley sino tambi¨¦n de la voluntad de acuerdo de los partidos.