Felipe VI, ante el reto de recuperar la confianza de los ciudadanos
El Rey prioriza su cercan¨ªa con la sociedad y la utilidad de la Corona como principales desaf¨ªos
La Casa del Rey no ha previsto ninguna celebraci¨®n para conmemorar el primer aniversario de la coronaci¨®n de Felipe VI. El rumbo de austeridad que marc¨® el Monarca al recibir el trono hace prescindibles todos aquellos fastos que no sean estrictamente ineludibles. La sobriedad es una de las prioridades de su primer a?o de reinado y tambi¨¦n uno de los retos indispensables para un futuro en el que el Monarca tiene que recuperar la confianza y el prestigio perdido de la Corona.
El Rey ha evitado solemnizar la proclamaci¨®n, pero no ha querido desaprovechar la efem¨¦ride para poner de relieve una de sus principales prioridades: la proximidad de la Corona al pueblo. Para ello, aprovechar¨¢ el acto de imposici¨®n de condecoraciones de la Orden del M¨¦rito Civil de este viernes, en el que la caracter¨ªstica dominante de los premiados es ser gente corriente, con virtudes reconocibles en la generalidad cotidiana y que no pertenece a ninguna de las ¨¦lites habituales en este tipo de ceremonias.
La cercan¨ªa de la Monarqu¨ªa a la sociedad espa?ola es una de las obsesiones de la Casa del Rey y uno de los objetivos que se van a intensificar. La coincidencia de la peculiar entrega de galardones con el aniversario no es gratuita. Los Reyes han hecho un esfuerzo de proximidad social durante el primer a?o que, sin duda, ha contribuido a mejorar en las encuestas la percepci¨®n que los espa?oles tienen de la Corona.
Felipe VI ha sentado las bases en sus primeros 12 meses para empezar a recomponer la erosionada imagen de la Monarqu¨ªa. Cuando lleg¨® al trono el pasado 19 de junio, la credibilidad de la instituci¨®n, en una Espa?a hundida en la crisis, estaba bajo m¨ªnimos. Era la peor desde la Transici¨®n: los espa?oles suspend¨ªan a la Corona con 3,72 puntos sobre 10. Los errores cometidos por su padre, el rey Juan Carlos I, y las consecuencias negativas de la imputaci¨®n de una de sus hermanas, la infanta Cristina, por los supuestos negocios irregulares de su marido, adem¨¢s de descr¨¦dito, hab¨ªan aportado ox¨ªgeno al debate entre Monarqu¨ªa y Rep¨²blica.
Iberoam¨¦rica, objetivo primordial
Iberoam¨¦rica ocupa una posici¨®n preeminente entre los retos geopol¨ªticos del Rey. Felipe VI ha exhibido a menudo su pasi¨®n y vocaci¨®n por Am¨¦rica Latina. En el discurso de clausura de la cumbre iberoamericana asegur¨® que Iberoam¨¦rica no era ¡°solo una oportunidad¡± sino ¡°una oportunidad brillante¡± para la econom¨ªa, la pol¨ªtica y la cultura. Su pr¨®ximo viaje a M¨¦xico (del 29 de junio al 1 de julio), el primero oficial que realiza como Rey a un pa¨ªs latinoamericano, m¨¢s all¨¢ de estrechar lazos de solidaridad y cercan¨ªa, supone el inicio de un nuevo cap¨ªtulo de misiones destinadas a incrementar las relaciones econ¨®micas, pol¨ªticas y culturales en un continente en el que ya dispone de mejores contactos que don Juan Carlos.
A tenor de las encuestas, en el a?o transcurrido desde la abdicaci¨®n de Juan Carlos I, Felipe VI ha detenido la hemorragia que sufr¨ªa la Corona. Pero ha tenido que marcar diferencias. En su discurso de coronaci¨®n se impuso el desaf¨ªo citando a Cervantes por boca de Don Quijote: ¡°No es un hombre m¨¢s que otro si no hace m¨¢s que otro¡±. Tuvo que aplicar un plan de choque para tratar que la instituci¨®n, como apunt¨® en su discurso, fuera ¡°¨ªntegra, honesta y transparente¡±.
El Rey implant¨® un nuevo c¨®digo regulador de conducta y una normativa para prohibir a los miembros de la familia real aceptar favores y regalos que comprometan la dignidad de las funciones institucionales. Impuls¨® medidas de austeridad para la Corona y publicit¨® las retribuciones de los miembros de la familia real (¨¦l se rebaj¨® un 20% el sueldo respecto a su padre). Asimismo, activ¨® un cortafuegos ¨¦tico alrededor de su hermana Cristina y su marido, I?aki Urdangarin, ambos imputados, que ha terminado con la revocaci¨®n del Ducado de Palma.
Pero, con todo, la Casa del Rey todav¨ªa necesita reforzar su v¨ªnculo con la sociedad para robustecer la instituci¨®n en un pa¨ªs en el que el debate entre la Monarqu¨ªa y la Rep¨²blica no solo aflora con oportunidad c¨ªclica sino que, adem¨¢s, puede intensificarse en un nuevo escenario pol¨ªtico donde las tradicionales mayor¨ªas del bipartidismo, que han sido el sost¨¦n de la Corona, ya no est¨¢n garantizadas.
Cauterizar la herida de las dos Espa?as
Desde su proclamaci¨®n, Felipe VI ha tenido varios gestos dirigidos a tratar de cauterizar la herida de las dos Espa?as separadas por la Guerra Civil y sus consecuencias. En su discurso de coronaci¨®n cit¨® a poetas republicanos como Antonio Machado, Salvador Espriu, Gabriel Aresti o Alfonso Daniel Rodr¨ªguez Castelao. Y en su reciente viaje oficial a Par¨ªs realiz¨® un oportuno homenaje a los combatientes republicanos espa?oles que abandonaron su pa¨ªs con la victoria del dictador Franco y participaron en la liberaci¨®n de la capital francesa.
La crisis econ¨®mica, y una cierta condescendencia de los llamados partidos tradicionales con la corrupci¨®n, ha abierto la puerta a un nuevo espectro de formaciones pol¨ªticas cuyo republicanismo ya no es sentimental sino activo. La Casa del Rey tiene la urgencia de anticiparse a esa probabilidad haci¨¦ndose semejante a la sociedad y aprovechando la cercan¨ªa para arraigar la idea de la utilidad de la Monarqu¨ªa, que, como defendi¨® don Felipe en el discurso de proclamaci¨®n, ¡°puede y debe seguir prestando un servicio fundamental a Espa?a¡±.
Otra de las prioridades en la agenda del Rey es, sin duda, Catalu?a. Si uno de los principales problemas que tuvo la Monarqu¨ªa durante el reinado de su padre fue el Pa¨ªs Vasco, el debate soberanista surgido a partir de las tensiones entre el Gobierno central y la Generalitat ha convertido Catalu?a en uno de los asuntos cardinales del Rey, que como jefe de Estado est¨¢ obligado a garantizar la unidad de Espa?a que asimismo representa.
En su discurso navide?o manifest¨® esta inquietud. Apunt¨® que le dol¨ªa y preocupaba ¡°que se puedan producir fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos¡± en Catalu?a. Si como Pr¨ªncipe de Girona ha mantenido una viva relaci¨®n con Catalu?a a lo largo de los a?os, desde la coronaci¨®n Felipe VI la ha visitado todos los meses. Es, sin duda, la comunidad en la que m¨¢s se ha prodigado y una de las que m¨¢s va a figurar en su agenda. El Rey sabe escuchar y ha conseguido empat¨ªa con la mayor¨ªa de catalanes con una pol¨ªtica de gestos entre los que destaca haber cambiado la expresi¨®n ¡°unidad¡±, que remite a otras ¨¦pocas, por ¡°lo que nos une¡±, como ha dicho en varios discursos.
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