El hospital del ¨¦bola, un a?o despu¨¦s
El Carlos III atendi¨® al primer enfermo de la enfermedad que llegaba a Europa hace un a?o El centro es referencia mundial en la enfermedad y se ha reformado para futuras amenazas
Mientras estuvo confinado en el ?frica Occidental, el ¨¦bola era para el mundo desarrollado un aut¨¦ntico desconocido. Empezaba a saberse de su enorme letalidad ¡ªmata a uno de cada dos contagiados¡ª, pero poco o nada de c¨®mo tratar a un enfermo. En agosto de 2014, cuando la epidemia llevaba ya cerca de mil muertos africanos, Estados Unidos y Europa supieron que la amenaza no era tan lejana como cre¨ªan. El virus lleg¨® a Europa con Miguel Pajares, sacerdote espa?ol repatriado desde Liberia. Y el Carlos III, un peque?o hospital de Madrid que estaba siendo desmantelado tras d¨¦cadas especializado en enfermedades infecciosas, fue el elegido para atenderle. El m¨¦dico Fernando de la Calle dice que ha sido el mayor reto profesional al que se ha enfrentado.
¡°Nadie hab¨ªa tratado antes en el mundo desarrollado a un enfermo de ¨¦bola¡±, asegura Marta Arsuaga, tambi¨¦n especialista en Enfermedades Infecciosas, en la sexta planta del hospital. Un a?o despu¨¦s, el equipo que atendi¨® a los tres espa?oles contagiados es una referencia mundial en ¨¦bola. ¡°Aqu¨ª usamos por primera vez f¨¢rmacos experimentales y el suero de un superviviente¡±, dice Arsuaga. Han publicado su experiencia en la prestigiosa revista m¨¦dica The Lancet ¡ª ¡°un sue?o para cualquier m¨¦dico que nos llena de orgullo¡±, apunta¡ª, han dado charlas en varios pa¨ªses y participan en estudios cl¨ªnicos internacionales. Pocos equipos m¨¦dicos occidentales pueden decir que han tratado a tres pacientes de ¨¦bola.
¡°Hemos aprendido much¨ªsimo¡±, asegura Yolanda Fuentes, que era subdirectora m¨¦dica del hospital La Paz-Carlos III cuando lleg¨® el desaf¨ªo del ¨¦bola. Estaban bien preparados, asegura, pero fueron ¡°mejorando¡± por el camino. Cambiaron protocolos, hicieron obras para ampliar el espacio donde se quitaban el traje de protecci¨®n... Hoy, la c¨¦lebre sexta planta, la que capt¨® la atenci¨®n de medio mundo cuando una auxiliar de enfermer¨ªa, Teresa Romero, se convirti¨® en la primera contagiada fuera de ?frica, est¨¢ irreconocible. Contin¨²an las obras, pero ya hay tres habitaciones especiales, de presi¨®n negativa y con medidas de protecci¨®n para evitar contagios, terminadas y dispuestas para recibir a alg¨²n paciente. Ahora, la persona que vigila a quien se quita el traje de protecci¨®n ya no mira por una ventana peque?a, sino a trav¨¦s de una puerta de cristal corredera, de cuerpo entero.
La habitaci¨®n de Teresa ya no existe como tal. Las paredes se han demolido como parte del redise?o del espacio. Habr¨¢ un nuevo laboratorio, una recepci¨®n en la que ya se han instalado monitores de televisi¨®n para vigilar lo que sucede en las estancias ¡ªla investigaci¨®n no pudo ver las im¨¢genes del contagio de Teresa porque hab¨ªa c¨¢maras pero no estaban grabando¡ª y se ha creado un equipo especial de personas para atender posibles emergencias como la del ¨¦bola.
La Unidad de aislamiento de alto nivel, formada por un centenar de sanitarios (12 m¨¦dicos, 40 enfermeras, t¨¦cnicos...) estar¨¢ disponible 24 horas al d¨ªa. Porque las probabilidades de que llegue otro caso de ¨¦bola son escasas, pero ah¨ª afuera tambi¨¦n hay coronavirus MERS o cualquier otra epidemia al acecho.
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