Antisemitismo sin antisemitas
Pol¨¦micas como la del cantante Matisyahu y el festival Rototom ponen de manifiesto que en Espa?a a¨²n queda pendiente la reflexi¨®n sobre el estigma que rodea a lo jud¨ªo como condici¨®n social, cultural o religiosa
?Es Espa?a un pa¨ªs antisemita? Si pregunta a los jud¨ªos espa?oles, la mayor¨ªa le diremos que nos sentimos integrados y no hemos vivido personalmente discriminaci¨®n por nuestra ascendencia o condici¨®n jud¨ªa. Pero al mismo tiempo a?adiremos que los prejuicios, t¨®picos y estereotipos sobre los jud¨ªos forman parte de nuestra cotidianeidad.
?C¨®mo se explica esta paradoja? En Espa?a no hay apenas jud¨ªos (aproximadamente el 0,1% de la poblaci¨®n) pero s¨ª una fecunda y prolongada tradici¨®n cultural antijud¨ªa. Esta pervive como resabio en el lenguaje y tambi¨¦n en la cultura popular y religiosa (la ¡°judiada¡±, ¡°jud¨ªo¡± como sin¨®nimo de mala persona, festividades y tradiciones basadas en leyendas antijud¨ªas, etc.). Pero hoy en d¨ªa es fundamentalmente en torno a Israel, el Estado jud¨ªo, donde convergen las opiniones y actitudes frente a lo jud¨ªo en Espa?a. El caso Matisyahu lo ha vuelto a poner en evidencia. Solo a este cantante, jud¨ªo (que no israel¨ª), el festival exigi¨® una declaraci¨®n pol¨ªtica sobre Israel como condici¨®n para actuar en el Rototom. En este caso los confines entre lo israel¨ª y lo jud¨ªo eran evidentes. En otros pueden ser sutiles y borrosos.
Para muchos la condena gen¨¦rica a la ¡°pol¨ªtica israel¨ª¡±, en forma de demonizaci¨®n y deslegitimaci¨®n del Estado jud¨ªo, es un s¨ªntoma de antisemitismo. Pero el antisemitismo se manifiesta inequ¨ªvocamente cuando las acusaciones y cr¨ªticas trascienden a dicho Estado y se proyectan sobre ¡°los jud¨ªos¡± como un todo global, homog¨¦neo y permanente. Igualmente, cuando se recurre a los viejos t¨®picos y estereotipos. Y en la cr¨ªtica a Israel, y con total independencia de su eventual pertinencia (es decir, la posible ilegitimidad o inmoralidad de las acciones puntuales que la motivan) anida con frecuencia el imaginario del antisemitismo.
Israel y el conflicto permiten la normalizaci¨®n de la opini¨®n negativa sobre los jud¨ªos
Vi?etas que representan a ni?os palestinos crucificados a estrellas de David, art¨ªculos de opini¨®n que hablan del ¡°ojo por ojo¡± y el juda¨ªsmo como una religi¨®n del odio y el rencor, comentarios en los foros de los principales diarios con alusiones al poder¨ªo medi¨¢tico y financiero jud¨ªo o a la victimizaci¨®n y el chantaje a que estos someten al mundo.
?Es Espa?a un caso singular? En Centroeuropa existe en determinados sectores de la poblaci¨®n un antisemitismo latente que adopta el ropaje antiisrael¨ª o antisionista, precisamente porque la memoria del Holocausto ha levantado unos muros de contenci¨®n contra las formas m¨¢s expl¨ªcitas antisemitismo. En Espa?a, donde la memoria del Holocausto es d¨¦bil, emerge un antisemitismo sin filtro. Aqu¨ª se pueden sostener abiertamente posturas antisemitas, muchas veces en el desconocimiento de que lo son.
Al mismo tiempo Israel y el conflicto permite la racionalizaci¨®n y la normalizaci¨®n de la opini¨®n negativa sobre los jud¨ªos. Una reflexi¨®n que brilla por su ausencia es por qu¨¦ la percepci¨®n de Israel es particularmente negativa en Espa?a y si tal vez intervienen en esta elementos culturales propios.
El antisemitismo sociol¨®gico espa?ol es tan pertinaz y extendido como poco analizado. Parad¨®jicamente, el se?alar el problema desencadena actitudes y reacciones objetivamente antisemitas. En 2009 participamos en una mesa redonda sobre racismo y antisemitismo en Espa?a en la Universidad Complutense. Los ponentes fuimos recibidos por un piquete de estudiantes que enarbolaban una bandera palestina y panfletos en el que uno de los participantes, el entonces presidente de la Comunidad Jud¨ªa de Espa?a, era tildado de ¡°adicto a la usura¡±.
En no pocas ocasiones, izquierda y derecha comparten la misma imagen estereotipada respecto a los jud¨ªos
Con seguridad los estudiantes solidarios con Palestina no se consideran antisemitas. Para ellos el antisemitismo es cosa del pasado (Franco, el nacional-catolicismo, el contubernio judeomas¨®nico, etc.). Pero la cr¨ªtica a Israel puede ser un c¨®ctel explosivo nutrido de ingredientes de ese pasado, es decir que funciona gracias a sobreentendidos culturales que se han perpetuado. Muerto el perro no se ha acabado la rabia. Hasta la fecha se ha obviado una profunda reflexi¨®n sobre la ignorancia y el estigma que ha seguido rodeando a los jud¨ªos y lo jud¨ªo como condici¨®n social, cultural o religiosa en el periodo posfranquista. La izquierda, que tiende a albergar las posturas antisionistas, tiene una responsabilidad especial.
Pero en no pocas ocasiones izquierda y derecha en Espa?a comparten la misma imagen estereotipada respecto a los jud¨ªos ¡ªpoderosos, influyentes, inteligentes¡ª y la misma percepci¨®n distorsionada del Estado de Israel, que es visto como un Estado ¨¦tnica y religiosamente homog¨¦neo que ¡°sabe bien c¨®mo mantener a raya al islam¡±. La izquierda condena y la derecha aplaude. Antisemitismo y filosemitismo son a veces dos caras de la misma moneda.
Seg¨²n un conocido chiste jud¨ªo, Isaac estaba leyendo Der St¨¹rmer, el peri¨®dico nazi, en el gueto de Varsovia en 1941. Shlomo le pregunta por qu¨¦ le¨ªa ese pasqu¨ªn antisemita, Isaac le responde que porque le sub¨ªa el ¨¢nimo: all¨ª se dec¨ªa que los jud¨ªos eran ricos y controlaban el mundo. Nada tienen en com¨²n la Europa nazi y la Espa?a democr¨¢tica. Pero el an¨¢lisis, la reflexi¨®n y la educaci¨®n sobre el antisemitismo siguen siendo una asignatura pendiente en nuestro pa¨ªs.
Alejandro Baer es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad de Minnesota (EE UU) y Paula L¨®pez es soci¨®loga.
Los datos
- Los ataques antisemitas crecen en Europa, hogar de 1,4 millones de jud¨ªos. De los asesinatos a los asaltos y profanaciones. El aumento del radicalismo musulm¨¢n en Francia, B¨¦lgica, Dinamarca o Suecia se superpone como amenaza al neofascismo, m¨¢s activo en Hungr¨ªa o Grecia. En Francia, la comunidad hebrea (475.000, menos del 1% de la poblaci¨®n), fue objetivo del 51% de los ataques racistas en 2014. En Reino Unido, los incidentes antisemitas se duplicaron en 2014 (1.168).
- La comunidad jud¨ªa en Espa?a suma unas 45.000 personas. Seg¨²n SOS Racismo, los delitos de odio antisemita aumentaron de 3 incidentes en 2013 a 24 en 2014.
- Espa?a es el tercer pa¨ªs de Europa, tras Grecia y Francia, en el que m¨¢s ciudadanos albergan prejuicios sobre los jud¨ªos, seg¨²n un estudio de 2014 de la Liga Antidifamaci¨®n, con sede en EE UU.
- Un Estudio sobre el Antisemitismo encargado por Casa Sefarad-Israel en 2010 revelaba que m¨¢s de un tercio (34,6%) de los espa?oles tiene una opini¨®n desfavorable de los jud¨ªos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.