La reina madre y el tibur¨®n
Puigdemont surge como el hijo secreto de Mas, conscientes ambos de que era necesario salvar el partido con una versi¨®n m¨¢s radicalizada e incontaminada
No predomina el criterio biol¨®gico en la tradici¨®n hereditaria de la pol¨ªtica catalana. Artur Mas era el hijo de Jordi Pujol y Carles Puigdemont ha surgido como el hijo secreto de Artur Mas, conscientes ambos de que resultaba necesario salvar el partido con una versi¨®n m¨¢s radicalizada e incontaminada.
Suele ocurrir en la dial¨¦ctica del profesor y el alumno fascinado. Her¨¢clito sosten¨ªa que no pod¨ªamos ba?arnos dos veces en el mismo r¨ªo, mientras que su disc¨ªpulo Cr¨¢tilo alcanzaba a proclamar que no pod¨ªamos ba?arnos siquiera una vez en el mismo r¨ªo.
Es cuanto se desprende de la verborrea beligerante de Puigdemont. Y del entusiasmo que produjo escucharle un discurso en 2013 que evocaba al periodista m¨¢rtir Carles Rahola, v¨ªctima del franquismo, para anunciar que los invasores ser¨ªan expulsados de Catalu?a.
Sucedi¨® con D¨¦dalo e ?caro. Ocurri¨® que el hijo del arquitecto del laberinto -no hay quien discuta ese papel a Mas- quiso desafiar al padre volando m¨¢s alto que ¨¦l. Y malogr¨¢ndose en el intento, aunque no estamos todav¨ªa en la fase del sue?o truncado, queda menos, sino en la ret¨®rica de un entusiasmo de tah¨²res que encubre el transfuguismo, el tamayazo, las relaciones contra natura, incluso el pacto de democristianos y bolcheviques.
Por eso han empezado a circular las hagiograf¨ªas de Carles Puigdemont. A reconocerse en todas ellas su precocidad separarista. A destacar de su ejecutoria no tanto su pasado de propagandista en la prensa soberanista -valga la redundancia- como su insumisi¨®n a la Audiencia Nacional y al Supremo, blandiendo su bast¨®n de alcalde de Girona como quien eleva su acero en honor del rey Arturo y de la patria opresa.
El rey Arturo ha abdicado, acaso con el consuelo de haberse convertido en la reina madre de Catalu?a "lliure". Y con la satisfacci¨®n de habernos mostrado a su hijo en una operaci¨®n de emergencia a medida del ¡°jumping the shark¡±.
Es una expresi¨®n anglosajona tomada conceptualmente del teatro cl¨¢sico -¡±deus ex machina¡±- que alude al recurso providencial del que se vale el guionista de cualquier serie para desatascar una trama.
Muerta estaba la trama de Happy days -teleserie de finales de los setenta-, cuando su protagonista, Fonzie, logra la peripecia de sortear a un tibur¨®n mientras practica esqu¨ª acu¨¢tico en las aguas de California.
Y muerto estaba Mas y muerto estaba el proces cuando sobrevino ayer la sorpresa de un tibur¨®n cuya dentadura levant¨® a los espectadores de los asientos. Una trampa de guion que ha evitado las elecciones anticipadas. Que ha entronizado entre nosotros al hijo oculto de Mas. Y que Mariano Rajoy, ya puestos, quiere convertir en salvoconducto de la Moncloa, apelando a esa altura de miras con la que hemos tocado fondo.
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