F¨¦lix Pacho, figura clave de la transformaci¨®n de la prensa
Fue uno de los protagonistas de la transici¨®n del periodismo y del periodismo de la Transici¨®n
La madrugada del 20 de noviembre de 1975 son¨® el tel¨¦fono en casa de F¨¦lix Pacho Reyero y ¨¦l lo descolg¨® con una pregunta: ¡°?Ya?¡±. Al otro lado le respondieron: ¡°Ya¡±. Empez¨® un d¨ªa que iba a ser complicado para ¨¦l y trascendental para el pa¨ªs. El entonces director adjunto del diario Informaciones salt¨® de la cama y, al llegar a la Redacci¨®n, tuvo que mandar para casa a algunos de sus periodistas, a los que tantas noches de guardia pendientes de la muerte de Franco hab¨ªan dejado en un estado ciertamente comatoso. En su cabeza conservaba a¨²n todos los detalles de aquel d¨ªa y de tantos otros que vivi¨® en una Redacci¨®n, en Espa?a y en Am¨¦rica, los nombres, apellidos y cargos de aquellos con quienes le toc¨® compartir la actualidad, hasta el punto de que cuando muri¨® el pasado mi¨¦rcoles los que mejor le conoc¨ªan titularon sus despedidas ¡°F¨¦lix Pacho cerr¨® ayer su enciclopedia de periodismo¡±.
Natural de la localidad leonesa de Calzadilla de los Hermanillos, viaj¨® por todo el mundo encarnando una forma de ejercer el oficio que un d¨ªa fue considerada moderna, ¡°m¨¢s ¨¢gil¡±, dec¨ªa ¨¦l, ¡°m¨¢s cerca de la calle y m¨¢s lejos del poder¡±, y que de alguna manera hoy sigue vigente: ¨¦l recordaba con orgullo los tiempos en que hab¨ªa una Redacci¨®n de ma?ana y otra de tarde, algo que hoy pasa al sumarse la edici¨®n impresa y la digital. A ese periodista que ejerc¨ªa en Le¨®n (su generaci¨®n inspir¨® gran parte de los personajes que Luis Mateo Diez describi¨® en Las estaciones provinciales) se le qued¨® peque?o el periodismo provinciano, en el que la censura de los poderes locales controlaba ¡°hasta las voces que daban los vendedores en la calle¡±, y se fue a Madrid, donde encontr¨® un periodo hist¨®rico apasionante y un sector en plena ebullici¨®n. Fue ocupando diversos cargos de responsabilidad en varios medios y ayud¨® en la medida que le fue posible a todos sus paisanos, tanto periodistas como escritores, que llegaban a ganarse el cielo de Madrid.
Tras pasar varios a?os en la Agencia Centroamericana de Noticias, le propusieron fundar un peri¨®dico, La Cr¨®nica de Le¨®n, del que fue, a su pesar, el primer director. A su pesar porque siempre recordaba que le hubiera gustado dimitir antes de que saliera el primer n¨²mero. Despu¨¦s de haber recorrido las cuatro esquinas del periodismo, no supo entenderse con unos editores con tan pocos escr¨²pulos como cultura a los que defini¨® como ¡°aquellas primeras gentes del ladrillo¡± en un libro que no lleg¨® a publicar y que titul¨® con la que fue su despedida cuando pudo consumar su marcha: Lo siento, muchachos. Interesante tertuliano de voz solemne, coleccionista de los primeros n¨²meros de todas las revistas de tem¨¢tica leonesa, incansable aprendiz, eterno curioso, fue uno de los protagonistas de la transici¨®n del periodismo y del periodismo de la Transici¨®n.
David Rubio Alonso es director de ¡®La Nueva Cr¨®nica de Le¨®n¡¯.
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