Presidente sin confianza

Casi todo lo que ocurre desde el pasado diciembre en la pol¨ªtica espa?ola carece de precedentes. Y este viernes saldr¨¢ del Congreso otra situaci¨®n ins¨®lita: habr¨¢ un presidente del Gobierno al que el Parlamento ha retirado su confianza.

No es t¨¦cnicamente una cuesti¨®n de confianza como la prevista en la Constituci¨®n, porque no tiene efectos pr¨¢cticos como su destituci¨®n y porque Rajoy no es rechazado por el mismo Parlamento que le nombr¨®. La Constituci¨®n otorga a la confianza del Parlamento una importancia tan destacada como que el art¨ªculo 114 se?ala que, ¡°si el Congreso niega su confianza al Gobierno, este presentar¨¢ su dimisi¨®n al Rey, procedi¨¦ndose a continuaci¨®n a la designaci¨®n de presidente¡±.

Obviamente, el efecto en este caso es que no hay investidura, pero pone a Espa?a en la situaci¨®n peculiar de tener un presidente rechazado expresamente por el Parlamento. Salvo milagros, ser¨¢n otra vez hoy 170 diputados a favor frente a 180 en contra. Rajoy ser¨¢ el segundo espa?ol que fracasa en una investidura ¡ªdespu¨¦s de Pedro S¨¢nchez¡ª y el primero que lo hace como jefe del Ejecutivo. Pero seguir¨¢ al frente del Gobierno, con competencias muy limitadas. Hay precedentes en comunidades de situaciones transitorias similares; por ejemplo, en Catalu?a y Andaluc¨ªa. En el primer caso el desenlace fue la retirada del candidato, Artur Mas, y en el segundo, la elecci¨®n al cuarto intento de Susana D¨ªaz.

La confianza del Parlamento la cita tambi¨¦n la Constituci¨®n en el art¨ªculo sobre la investidura que, precisamente, habla de que el candidato propuesto por el Rey ¡°solicitar¨¢ la confianza de la C¨¢mara¡±. En este caso, adem¨¢s, ese concepto estuvo presente en casi todas las intervenciones de portavoces en el debate de investidura. Siete de ellos hicieron menci¨®n expresa a la falta de confianza en Rajoy, con referencia a incumplimientos previos de su gesti¨®n o mucho m¨¢s concretamente con expresiones como ¡°no me f¨ªo¡±.

Incluso, sus dos ¨²nicos socios, Albert Rivera y Ana Oramas, votaron a favor tras dejar clara su falta de confianza en Rajoy. El que m¨¢s insisti¨® fue el l¨ªder de Ciudadanos, hasta seis veces: ¡°La mayor¨ªa de espa?oles no se f¨ªan de un partido que dice haber luchado contra la corrupci¨®n¡±; ¡°la mayor¨ªa de espa?oles no nos fiamos¡±; ¡°como no nos fiamos, hay que poner condiciones y controlar esas condiciones de quien uno no se f¨ªa¡±; ¡°algunos pretenden que, como no nos fiamos, Espa?a no tenga nunca Gobierno¡±; y finalmente: ¡°Cuando no me f¨ªo, prefiero exigir, cumplir y vigilar¡±.

¡°Mal entendida mayor¨ªa¡±

La diputada de Coalici¨®n Canaria lo expres¨® con la referencia a su gesti¨®n: ¡°Estamos queriendo recuperar todo aquello que fue cancelado hace cuatro a?os por el Gobierno del PP en virtud de una mal entendida mayor¨ªa absoluta y de criterios arbitrarios¡±.

Desde la cr¨ªtica, Pedro S¨¢nchez incidi¨® tambi¨¦n en ese concepto al explicar que la gesti¨®n de Rajoy provoca la ¡°absoluta desconfianza¡± del PSOE hacia ¨¦l. ¡°Al Congreso se viene a solicitar la confianza de los diputados y diputadas de esta C¨¢mara, y la confianza del Grupo Socialista usted no la tiene para continuar siendo presidente del Gobierno¡±, subray¨®.

La tesis de la desconfianza, con expresiones como ¡°mentira¡± dirigidas a Rajoy, la mantuvo tambi¨¦n Pablo Iglesias, Alberto Garz¨®n, Aitor Esteban, Joan Tard¨¤ y Francesc Homs. Y pese a que el debate, seg¨²n la Constituci¨®n, supone que ¡°el candidato expondr¨¢ ante el Congreso el programa pol¨ªtico del Gobierno que pretenda formar¡±, en la pr¨¢ctica casi todo el debate se bas¨® m¨¢s en el examen o censura de su gesti¨®n que en propuestas nuevas. De hecho, es la primera investidura en la que el candidato no hace propuesta nueva alguna.

El propio Rajoy evit¨® la f¨®rmula de la petici¨®n de confianza y, por ejemplo, inici¨® su r¨¦plica a S¨¢nchez diciendo: ¡°Vine en el d¨ªa de ayer [por el martes] a esta C¨¢mara a pedir su colaboraci¨®n¡±.