Un pasado sin resolver
Esta campa?a har¨¢ historia en ese mundo porque marca las fronteras
Los flecos del fin del terrorismo ¡ªv¨ªctimas, memoria, desarme, presos...¡ª ocupan poco espacio en esta campa?a electoral porque, desaparecido el terror, sus consecuencias apenas preocupan. Lo que demuestra que el terrorismo no tuvo causas que lo justificaran pues, de otro modo, sobrevivir¨ªan a su final.
Hemos asistido a ¡°una radicalidad artificial¡± en una sociedad pr¨®spera, suele decir Joseba Urrusolo ¡ªexrecluso de ETA que entr¨® en la llamada v¨ªa Nanclares¡ª, con la terrible huella de cerca de un millar de asesinatos.
La propia Bildu ha subordinado esta cuesti¨®n a lo que hoy interesa, lo socio-econ¨®mico. Esta campa?a har¨¢ historia en ese mundo porque marca las fronteras. De los flecos del terrorismo se ocupan, y poco, los veteranos participantes de un pasado que, adem¨¢s, fue mal gestionado. Hoy est¨¢ claro que Bildu inocul¨® en los presos etarras falsas expectativas que, al no cumplirse, les ha dividido, lo que colapsa su reinserci¨®n legal y es una losa para el independentismo.
Bildu, para salvar su movimiento pol¨ªtico ilegalizado, logr¨® que ETA cesara definitivamente el terrorismo, algo que fue el precio exigido por el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (PSOE) tras fracasar el di¨¢logo. Entonces debi¨® reconocer la derrota de ETA, hacer autocr¨ªtica por su pasado y hacer pedagog¨ªa con sus presos. Pero, tras su espectacular resultado en los comicios de mayo de 2011 ¡ªsegunda fuerza, pegada al PNV¡ª se sinti¨® liberada de esa responsabilidad y les desorient¨®.
Llegado el PP al Gobierno central, ni siquiera reconoci¨® el papel de Bildu en el cese definitivo de ETA. Ten¨ªa otro problema. Hab¨ªa boicoteado el proceso dialogado del Gobierno socialista con ETA. Y, como la presi¨®n de Bildu sobre ETA hasta lograr su final era una secuela de ese proceso, no quiso reconocerlo porque supon¨ªa admitir su error.
Por eso, y por miedo a algunas asociaciones de v¨ªctimas, el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) no ha flexibilizado la pol¨ªtica penitenciaria ni ha acercado presos a Euskadi, como le reclaman todos los partidos vascos por razones humanitarias, una vez certificado el fin del terrorismo por la propia ETA, cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar (PP) lo hizo con una mera tregua. Con su inflexibilidad quiere visualizar el relato de la derrota de ETA cuando es obvia porque ces¨® sin lograr ning¨²n objetivo pol¨ªtico. Y lleva ese relato al absurdo de negarse a coordinar con el Gobierno vasco un plan de consolidaci¨®n de ese final ¡ªdesarme, presos, memoria¡ª.
El PP no podr¨¢ mantener su obcecaci¨®n con la nueva composici¨®n de los Parlamentos vasco y nacional. Adem¨¢s, a Bildu y al PP les pesa cada vez m¨¢s sus evasivas a reconocer sus errores. Tras cinco a?os sin violencia, el tiempo subraya que los socialistas lograron su final por su acertada pol¨ªtica antiterrorista con el inestimable apoyo del PNV. Es absurdo que el PP pretenda diluirlo.
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