¡°Europa puede explotar¡±
Anne Hidalgo y Ada Colau conversan sobre su experiencia como alcaldesas de Par¨ªs y Barcelona
Acaban de firmar un acuerdo de colaboraci¨®n entre Barcelona y Par¨ªs en el Sal¨® de Cent de la capital catalana aprovechando la visita de Hidalgo a la ciudad, invitada a las fiestas de la Merc¨¨. Se nota enseguida que entre ellas hay mucha qu¨ªmica, mucha complicidad, y no solo ideol¨®gica. Se las ve plet¨®ricas, encantadas de ser alcaldesas y convencidas de que pueden cambiar cosas. Su energ¨ªa vital no les impide ser reflexivas por eso sus respuestas son pausadas y llenas de matices.
Pregunta. Visto que hay una qu¨ªmica muy especial entre las dos, les voy a pedir que me digan qu¨¦ es lo que m¨¢s les gusta a cada una de la otra.
Anne Hidalgo. A m¨ª la autenticidad de Ada y su dinamismo. Ha tra¨ªdo una frescura democr¨¢tica que me gusta mucho. Cuando gan¨® dije, aqu¨ª llega una mujer que va a aportar algo nuevo y con la que vamos a llevarnos muy bien.
Ada Colau. Pues yo lo que m¨¢s valoro Anne es la capacidad de ejercer un liderazgo fuerte, pero amable y cooperativo, lo que podr¨ªamos llamar la feminizaci¨®n de la pol¨ªtica
P. Las dos han llegado a la alcald¨ªa desde la actividad social y las dos se reivindican mujeres y feministas. ?Creen que gobiernan diferente por el hecho de ser mujeres?
A. C. Ser mujer no quiere decir ser infalible o hacerlo mejor, pero est¨¢ claro que en una sociedad todav¨ªa patriarcal y machista todav¨ªa hay un estilo de ejercer el liderazgo y el gobierno que es diferente, y que no quiere decir que solo lo puedan practicar las mujeres. Afortunadamente, cada vez m¨¢s hombres se est¨¢n sumando a estas nuevas formas de liderazgo m¨¢s basado en la escucha, la empat¨ªa y la cooperaci¨®n. Para m¨ª, esta es una de las principales ense?anzas del feminismo: la diferencia entre la autoridad y el poder. Hay un poder vertical, que se ejerce por la fuerza, desde arriba, haciendo valer tu cargo, y hay una autoridad, que no se impone, sino que te la reconocen los dem¨¢s. Al final, esa autoridad tiene m¨¢s fuerza que el poder.
A. H. Yo llegu¨¦ a la pol¨ªtica por el feminismo y por mi inter¨¦s por cuestiones laborales, pues soy inspectora de trabajo. Lo que he aprendido, es que el poder no se ejerce de forma diferente por biolog¨ªa, sino por experiencia de vida. La necesidad de gestionar la vida cotidiana te da una experiencia que cuando llegas a una responsabilidad, no ejerces de la misma manera. Yo creo que las mujeres (y muchos hombres) tenemos m¨¢s capacidad para entender ciertas preocupaciones porque no llegamos al cargo como si fuera una evidencia que hemos de estar ah¨ª.
P. Y ahora que gobiernan, ?han cambiado su idea del poder?
A. H. Yo no creo que haya cambiado. Al contrario, cada d¨ªa veo m¨¢s que el poder no es una etiqueta, o una representaci¨®n, sino poder hacer cambios y llevar contigo al m¨¢ximo de gente. Y en esto, yo no he cambiado. Al contrario.
Colau: ¡°Al final, la autoridad que te da la gente tiene m¨¢s fuerza que el poder¡±
A. C. Yo me he reafirmado en la idea de que en la instituci¨®n no est¨¢ el m¨¢ximo ni el ¨²nico poder. Que hay muchos poderes y contrapoderes, algunos positivos, otros menos, o menos transparentes y menos legitimados democr¨¢ticamente. Pero si t¨² llegas a la instituci¨®n con la fuerza de la gente, y sabes gobernar con la ciudan¨ªa, tienes m¨¢s poder que el que te da ganar unas elecciones. Nosotros somos el gobierno m¨¢s minoritario de la historia de Barcelona, pero hemos podido hacer much¨ªsimas cosas porque tenemos la fuerza de la gente.
P. Hace un a?o ustedes promovieron el manifiesto Nosotras las ciudades de Europa y ped¨ªan que los Estados les ayudaran en su decisi¨®n de convertirse en ciudades refugio. Mucho caso no les han hecho, ?no?
A.H. No. Pero yo creo que lo que planteamos va a permitir cambios. Por ejemplo, el debate que hemos tenido entre el municipio de Par¨ªs y el Gobierno sobre la construcci¨®n de un refugio. Al final el Gobierno me ha acompa?ado. Los refugiados son una realidad, est¨¢n ah¨ª, en la calle. Se puede tener miedo de lo que la opini¨®n p¨²blica piense hoy, y no actuar, pero la realidad seguir¨¢ ah¨ª. Nosotras tenemos que plantear soluciones, para los refugiados y tambi¨¦n para la gente que tiene debajo de su casa campamentos salvajes que tampoco puede soportar aunque sea gente muy solidaria. La UE ha de tomarnos en serio, porque somos nosotros los que estamos gestionando la situaci¨®n de los refugiados en toda Europa.
P. Supongo que Barcelona no se plantea crear un refugio porque no hay campamentos de refugiados en las calles¡
A.C. Como la llegada en nuestro caso es m¨¢s escalonada, hemos podido hacer un trabajo con las ONG para reubicarlos en pisos y evitar que surjan campamentos. Como dice Anne, estamos obligados a responder porque nosotros somos responsables de garantizar los derechos humanos en nuestra ciudad, aunque no nos den las competencias y los recursos. Y hemos de ser conscientes de que va llegar mucha m¨¢s gente, porque siguen muriendo personas en el Mediterr¨¢neo ¨Cante lo que no nos resignamos- y hay millones que siguen huyendo del horror. Europa se fund¨® para decir ¡°nunca m¨¢s¡± a la crueldad, el horror y la violencia. Tenemos que cambiar la pol¨ªtica de fronteras y cumplir nuestras obligaciones jur¨ªdicas en materia de refugio. Las ciudades podemos colaborar y por eso hemos hecho alianzas.
Milagros P¨¦rez Oliva explica el encuentro que han mantenido las alcaldesas de Par¨ªs y Barcelona, Anne Hidalgo y Ada Colau Ballano, con El Pa¨ªs en el que han hablado acerca de su experiencia al frente del gobierno de dos grandes ciudades. Las dos est¨¢n siendo muy activas para intentar cambiar la pol¨ªtica de refugiados y pedir mayor protagonismo de las ciudades en los problemas globales. Env¨ªa tu pregunta
Gepostet von El Pa¨ªs Opini¨®n am Samstag, 24. September 2016
La autora de texto ha charlado con los lectores a trav¨¦s del Facebook de EL PA?S
P. En esta crisis, Europa primero incumpli¨® los principios, luego las leyes y ahora ni siquiera es capaz de cumplir sus propios acuerdos. Se dice que vive una crisis existencial. ?Va a salir del atolladero?
A. H. El problema es que la crisis de los refugiados tiene que ver con la crisis de la austeridad. Si no hubiera austeridad, la aceptaci¨®n de la poblaci¨®n no ser¨ªa tan dif¨ªcil. Pero si tenemos una crisis econ¨®mica con niveles de desigualdad que ya no se pueden aceptar, y llega adem¨¢s una crisis de refugiados, est¨¢ todo lo necesario para una grand¨ªsima crisis pol¨ªtica. Yo soy una socialdem¨®crata y una europe¨ªsta convencida. Para m¨ª Europa es un espacio pol¨ªtico y democr¨¢tico incre¨ªble de pa¨ªses que tienen una historia, una cultura, un sue?o democr¨¢tico conjunto, y que tienen que alcanzar ese sue?o. Hubo un tiempo, cuando Jacques Delors era presidente, en que la Europa social era determinante. Luego ha venido esta ideolog¨ªa, la del liberalismo econ¨®mico, en el que las desigualdades son cada vez m¨¢s grandes, que va a impedir la cohesi¨®n. Es una crisis de fundamentos. Y Europa puede explotar. Yo no quiero que ocurra. Los partidos democr¨¢ticos que creen en Europa hemos de trabajar juntos, salir de una forma de burocracia que no se ha ocupado de lo esencial, sino de lo accesorio, y volver a hacer propuestas pol¨ªticas. Las ciudades no lo son todo, pero podemos jugar este papel. Hemos de crear un nuevo proyecto europeo.
A. C. Ahora Europa se mira en el espejo de la crisis de los refugiados, pero ven¨ªamos ya de una deriva moral, ¨¦tica, por exceso de burocratizaci¨®n, de mercantilizaci¨®n, por las pol¨ªticas de austeridad. Pero con la crisis de los refugiados Europa tiene que decir si quiere seguir bas¨¢ndose en los valores fundacionales o no, porque ahora los est¨¢ traicionando. El Brexit, el nacimiento de la extrema derecha, cosas muy peligrosas que est¨¢n ocurriendo, tienen que ver con este naufragio moral y ¨¦tico, que es mucho m¨¢s grave que los naufragios que estamos viendo en el Mediterr¨¢neo. Pero a¨²n no est¨¢ todo perdido. Si hay gente que se va a rescatar n¨¢ufragos a Lesbos o a ayudar a los campamentos de Idomeni, hay esperanza. Pero m¨¢s all¨¢ de dar respuesta a esa emergencia, hemos de hacer un trabajo refundacional de Europa, y eso solo puede hacerse desde abajo.
P. A prop¨®sito de la crisis social, ninguna de las dos naci¨®, como dir¨ªa Anne, ¡°con una cuchara de plata en la boca¡±. Ustedes son el fruto de una generaci¨®n, la de sus padres, que se esforz¨® mucho para darles una educaci¨®n. ?Se ha parado el ascensor social para los j¨®venes?
Cruzadas contra la poluci¨®n
Par¨ªs y Barcelona sobrepasan con frecuencia los ¨ªndices tolerables de contaminaci¨®n, y eso significa miles de muertes prematuras. En Par¨ªs, 6.500 cada a?o, seg¨²n Anne Hidalgo. Las dos alcaldesas dan la m¨¢xima prioridad a lograr una movilidad sostenible y eso significa . Eso significa reducir la presencia del coche. Ada Colau explica que en Barcelona, los coches privados ocupan el 60% del espacio y solo cubren el 20% de los trayectos.
Hidalgo ha sido valiente: pese a las resistencias, el pr¨®ximo pleno espera aprobar el cierre de una autopista urbana que discurre junto al Sena. Tambi¨¦n aqu¨ª aparece una cuesti¨®n de g¨¦nero: el 80% de los usuarios de esa autopista son hombres de clase alta que viajan solos y se dirigen van solos al trabajo, mientras que tres cuartas partes de los usuarios del transporte p¨²blico son mujeres. Hidalgo y Colau tienen claro que para mejorar la calidad de vida de sus ciudades han de intervenir tanto sobre el tr¨¢fico como como sobre el turismo. Y rechazan el argumento de que eso vaya a restar atractivo econ¨®mico. Nada menos atractivo que la poluci¨®n o la masificaci¨®n.
A. H. Si se deja sin intervenir, no es que se pare, es que la desigualdad se har¨¢ tan grande que ya no habr¨¢ igualdad de oportunidades. Lo que me parece muy feo es que gente que ya tiene la vida resuelta le plantee a la juventud que su vida no podr¨¢ ser mejor. ?Y eso por qu¨¦? ?Es que cree que la juventud no tiene capacidad para intervenir sobre su futuro? Hay una generaci¨®n de entre veinte y treinta a?os que ha crecido con la crisis y con gente que le ha dicho que su futuro ser¨¢ peor. Pero ellos han reaccionado: ?No vamos a hacer nada? Ahora son ellos los que est¨¢n creando todas esas nuevas forma de vida colaborativa. En una ciudad como Par¨ªs, el 10% del empleo est¨¢ en la econom¨ªa social y solidaria. Y si miras, son j¨®venes que han estudiado en las mejores universidades, pero que en el momento de pasar a la vida profesional, dicen, yo quiero una vida con ¨¦tica, con un sentido, no se trata solo de ganar dinero. Veo en esta generaci¨®n una oportunidad grand¨ªsima, pero hay que apoyar. En un espacio democr¨¢tico, como la ciudad, hay oportunidades y hemos de darles optimismo.
A. C. Yo es que formo ya parte de esa generaci¨®n que ha crecido con la precariedad, a la que hicieron un relato triunfalista ¡ªen parte cierto, porque la generaci¨®n anterior a la m¨ªa conquist¨® la democracia¡ª que luego choc¨® con la realidad. Pero somos tambi¨¦n la generaci¨®n que ha descubierto por sus propios medios que se pod¨ªa hacer mucho m¨¢s de lo que nos dec¨ªan que pod¨ªamos hacer. Y estamos cambiando, afortunadamente, la mirada. Estamos viendo que el modelo anterior era insostenible, llevaba a la desigualdad, a la infelicidad y a terminar con los recursos del planeta. Ese modelo ya no nos sirve, no solo a los j¨®venes, no le sirve a la humanidad. Hay que cambiar un modelo de consumo completamente irresponsable e irracional, para ir a pol¨ªticas m¨¢s sostenibles. Sabemos que no hay que ser millonario para ser feliz. Que hay recursos suficientes, pero que ¡ªalgo tan b¨¢sico de la socialdemocracia¡ª hay que repartirlos mejor. Barcelona y Par¨ªs son ejemplos de que a pesar de la crisis hay recursos y oportunidades, pero est¨¢n mal repartidos y por eso hemos de intervenir.
P. Tanto Barcelona como Par¨ªs superan con frecuencia los l¨ªmites de contaminaci¨®n, lo que provoca miles de muertes prematuras. Esta semana se ha celebrado el D¨ªa sin Coches. Est¨¢ bien concienciar. Pero ?no se deber¨ªa hacer mucho m¨¢s?
A. H. Claro que s¨ª, y lo estamos haciendo. Por ejemplo, el lunes, en el pleno en Par¨ªs llevo la propuesta de cerrar una autov¨ªa que pasa por el centro de la ciudad al borde del Sena. Es una revoluci¨®n, ya lo he visto, porque cuando comprendieron que dejar¨ªan de pasar coches por ah¨ª, una parte de la gente empez¨® a decir que claro que hay que tener en cuenta la contaminaci¨®n, pero ahora no, un poco m¨¢s tarde¡ Pero hay que actuar ya. Incluso a nivel comunitario. Ada est¨¢ en ese grupo de ciudades que hemos llevado al tribunal europeo la cuesti¨®n del di¨¦sel. Porque ya sabemos que hay muertos; en una ciudad como Par¨ªs, 6.500 cada a?o a causa de la contaminaci¨®n, debida sobre todo al di¨¦sel. ?Nos vamos a quedar parados? No, hemos de actuar.
P. En los informes sobre esa autopista he visto que tambi¨¦n en el tr¨¢fico aparece una cuesti¨®n de g¨¦nero: el 80% de los usuarios de esa autopista son hombres de clase alta que viajan solos y se desplazan al trabajo, mientras que tres cuartas partes de quienes viajan en transporte p¨²blico son mujeres.
A. C. A eso iba precisamente: lo que tenemos que hacer es un cambio cultural. Venimos de un modelo insostenible que cre¨ªa que el progreso que no ten¨ªa l¨ªmites y ahora estamos aprendiendo que s¨ª que los hay, si queremos tener una vida buena y que la tengan tambi¨¦n nuestros hijos y nuestro nietos. Hemos introducido la conciencia del l¨ªmite, la idea del cuidado, de que nuestras ciudades no han de ser lugares hostiles, que generen cada vez m¨¢s problemas de salud, sino ciudades amables que cuiden de su gente. En Barcelona el coche ocupa el 60% del espacio p¨²blico, pero representa solo el 20% de los desplazamientos porque la inmensa mayor¨ªa de la gente se mueve a pie o en trasporte p¨²blico. El coche est¨¢ sobrerrepresentado, pero hay que ofrecer alternativas, y eso estamos haciendo con los planes de movilidad.
P. No lo van a tener f¨¢cil
Hidalgo: ¡°Nosotras no actuamos como si fuera evidente que hemos de estar ah¨ª¡±
A. H. No, claro. Muchas veces se nos objeta que con estas medidas la ciudad perder¨¢ atractivo econ¨®mico, pero hoy, en ciudades como las nuestras, que son internacionales, el atractivo econ¨®mico no depende solo de que tengamos empresas o innovaci¨®n, tambi¨¦n de la calidad de vida y de la capacidad de innovar en cuestiones sociales y ambientales. Una ciudad muy contaminada, que no se preocupe de tener m¨¢s trasporte p¨²blico o innovar en f¨®rmulas como los coches compartidos, se quedar¨ªa atr¨¢s en los est¨¢ndares internacionales. A veces nos dicen tambi¨¦n: ustedes, las mujeres alcaldesas, est¨¢n muy preocupadas por los detalles de vida cotidiana, pero el atractivo econ¨®mico de una ciudad no est¨¢ en los peque?os detalles, sino en las grandes infraestructuras y todo lo que sirve a la econom¨ªa. Por supuesto, pero lo que nosotras intentamos hacer es fomentar otro modelo de econom¨ªa, otra forma de ser atractivos y de crear empleo.
P. ?Ese es tambi¨¦n el debate de fondo sobre el turismo?
A. C. S¨ª, claramente. Es una cuesti¨®n de equilibrio. Todo el mundo quiere turismo, y todos hemos sido y somos turistas. A Barcelona, como ciudad Mediterr¨¢nea, cosmopolita y abierta, nos encanta que nos visiten. Pero debe haber una regulaci¨®n y un liderazgo democr¨¢tico, porque si lo dejas todo en manos del sector privado que tiene intereses en la explotaci¨®n del turismo, pasa lo que nos encontramos cuando llegamos al Ayuntamiento: un descontrol absoluto y una gran proliferaci¨®n de apartamentos tur¨ªsticos ilegales, que no solo es malo porque genera econom¨ªa sumergida que no paga impuestos, sino porque hace que se disparen los precios y eso impacta directamente sobre el derecho a la vivienda. No se trata de si el turismo es bueno o no, sino de tener un modelo de ciudad equilibrado, sostenible y respetuoso con todos los vecinos. Y un modelo econ¨®mico diversificado, no basado solo en monocultivos. De ah¨ª nuestras pol¨ªticas de cambio energ¨¦tico, de rehabilitaci¨®n¡ que son actividades econ¨®micas mucho m¨¢s resilientes. Se trata de evitar la burbuja tur¨ªstica. Que el turismo est¨¦ al servicio de la ciudad y no la ciudad al servicio del turismo.
P. Pero en este tipo de cuestiones, actuar supone chocar con intereses y estados de opini¨®n muy consolidados. Y eso plantea un dilema: ?han de estar atentas a la opini¨®n mayoritaria de los ciudadanos o creen que un l¨ªder ha de arriesgarse y asumir el coste de intentar cambiarlas?
A. H. Las dos cosas. Claro que hay que escuchar, comprender donde est¨¢n los miedos, las energ¨ªas, los deseos, pero tambi¨¦n has de tener tus convicciones y tus valores. Si no los tienes, no sabr¨¢s a d¨®nde ir, porque si escuchas todas las voces, hay muchos caminos posibles. El valor a?adido de un alcalde es saber c¨®mo t¨², con tus convicciones, vas a seguir tu camino y construir una estrategia para llevar al m¨¢ximo de gente no a tu idea, sino a un proyecto com¨²n. Algunas veces tengo este debate con otros pol¨ªticos. Cuando me dicen, por ejemplo, que no hemos de hablar de los refugiados, porque la extrema derecha est¨¢ subiendo, y hablando de ellos sube todav¨ªa m¨¢s. Yo respondo que esto es una batalla cultural, y que hay que darla. Porque, claro que hay que escuchar, pero muchas veces, detr¨¢s de esos miedos hay xenofobia, racismo, antisemitismo. Y hay cosas que no son opiniones, son delitos. Yo soy una humanista, por convicci¨®n. Es una filosof¨ªa. Hay gente que no lo es y cree que el hombre es un lobo para el hombre. A ellos tambi¨¦n les podemos decir: si no eres humanista por convicci¨®n, has de serlo por pragmatismo, porque no podr¨¢s vivir enfrentado a todo el mundo, cada d¨ªa y sobre todos los temas.
A. C. Yo tengo muy claro que nos han votado para escuchar a la ciudan¨ªa, pero tambi¨¦n para que apliquemos un programa que en nuestro caso era un cambio de agenda pol¨ªtica, de prioridades y tambi¨¦n de formas de hacer pol¨ªtica. El despotismo ilustrado ha quedado atr¨¢s afortunadamente, no se trata de imponer las ideas desde arriba, hemos de abrir las instituciones a la participaci¨®n, pero tambi¨¦n hemos de llevar a cabo el mandato por el que nos votaron. Y quiero subrayar otra evidencia: una cosa es la opini¨®n publicada y otra la opini¨®n de la ciudadan¨ªa, que tiene muchos m¨¢s matices y mucha m¨¢s variedad de la que se refleja en las voces que m¨¢s se escuchan. Hay quienes tienen muchas m¨¢s capacidad, incluso econ¨®mica, para hacerse escuchar, y grandes mayor¨ªas a las que les cuesta hacerse visibles. Yo creo que estamos en las instituciones para hacer que se escuche a todo el mundo.
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