Sobre qu¨¦ se vota

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Javier Fern¨¢ndez: ¡°El PSOE podr¨¢ consentir la investidura, pero no va a proporcionar estabilidad¡±

El presidente de la gestora del PSOE: ¡°Una abstenci¨®n no es lo mismo que un apoyo¡±

Nada m¨¢s conocerse los resultados de las elecciones auton¨®micas de 2009, Antonio Basagoiti, l¨ªder del PP vasco, le dijo a Patxi L¨®pez, candidato a lehendakari del PSE: ¡°Mi voto [para la investidura] ya lo tienes, sin condiciones; pero creo que ser¨ªa mejor reforzar el compromiso con un acuerdo sobre unas cuantas prioridades pol¨ªticas del Gobierno que se forme¡±. Eso hicieron.

Salvando las distancias, viene a ser lo que se ha planteado ahora entre Mariano Rajoy y el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fern¨¢ndez. Dirigentes del PP hab¨ªan deslizado que no bastaba una abstenci¨®n t¨¦cnica; que el PSOE deb¨ªa garantizar la estabilidad pol¨ªtica. Fern¨¢ndez respondi¨® que la posible abstenci¨®n era solo para la investidura, y que otros eventuales acuerdos se los tendr¨ªa que ganar el PP gobernando. Con lo que Rajoy dijo estar de acuerdo.

Ambos hicieron y dijeron lo que la situaci¨®n exig¨ªa. Cabr¨ªa, sin embargo, a?adir que rechazar la pretensi¨®n de que la oposici¨®n garantice la estabilidad del Gobierno no significa que tenga que desestabilizarlo. M¨¢s bien ser¨ªa deseable que los dos partidos aprovechen para explorar posibles acuerdos sobre problemas que est¨¢n sobre la mesa. Ante todo, el de Catalu?a; intentar que de ah¨ª salga una propuesta conjunta de PP y PSOE.

?Es posible algo as¨ª a la vista de las posiciones de ambos? El reproche que merece Rajoy no es que ponga por delante la exigencia de respeto a la ley, algo obligado, sino que no plantee a la vez una alternativa pol¨ªtica dentro de la legalidad. La salida planteada por los socialistas arranca de una reforma de la Constituci¨®n, impensable sin la implicaci¨®n del PP. Esa reforma, que ser¨ªa sometida a ratificaci¨®n del pueblo espa?ol, ser¨ªa el marco para una reforma del Estatut que ser¨ªa a su vez refrendada por el electorado catal¨¢n.

Mediante esa doble consulta se salvar¨ªa la objeci¨®n de que algo que afecta profundamente al conjunto de los espa?oles sea decidido por una parte. Primero se delimita y legitima mediante refer¨¦ndum el marco constitucional reformado y luego se negocia la incorporaci¨®n al Estatut de las modificaciones posibles en ese marco. La cuesti¨®n que plantea el refer¨¦ndum catal¨¢n no es cu¨¢ndo votar sino sobre qu¨¦ hacerlo: no sobre s¨ª o no a la independencia, que no recoge las opciones realmente existentes en la Catalu?a actual, sino sobre un texto articulado que ofrezca respuestas a las demandas de autogobierno compartidas por una mayor¨ªa.

El presidente de la Generalitat, Carles?Puigdemont, ha planteado ahora la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum pactado entre las instituciones espa?olas y las catalanas. Si es pactado no podr¨¢ ser sobre la independencia. Pero tambi¨¦n ha sugerido la posibilidad de una moratoria de la consulta si el Estado acepta negociar. Como expres¨® en su momento Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa a prop¨®sito de la v¨ªa canadiense, ¡°no existe un derecho de secesi¨®n pero s¨ª un derecho a negociar sobre ella, sin que el resultado est¨¦ prejuzgado¡±. Es decir, retirando de la mesa la amenaza de ruptura. No es imposible que un di¨¢logo de ese tipo pueda abrir paso a un acuerdo intermedio que concite m¨¢s adhesi¨®n que la independencia.