La investidura fallida de Antonio Hernando
Las contradicciones del portavoz socialista y el ataque de Iglesias convierten al PSOE en el protagonista del debate en el Congreso
No ha podido ser m¨¢s confortable ni apacible la ceremonia investidura de Mariano Rajoy en la jornada preparatoria, en el ensayo general, bien por la propia soltura en la oratoria o bien por las facilidades que le han concedido sus rivales. Tan pendiente estuvo Antonio Hernando de Iglesias y tan pendiente estuvo Iglesias de Hernando que despejaron ambos el camino al ingenio y a la audacia del l¨ªder popular. Estuvo Rajoy comprensivo con Hernando. Y estuvo Rajoy chisposo y divertido con Iglesias. Incluso autocr¨ªtico, pues su broma con el uso torpe de los SMS sobrentend¨ªa el error de haberse fiado de Luis B¨¢rcenas.
Pocas veces se le ha visto tan desinhibido en la tribuna y en el esca?o como este jueves. Y tan orgulloso de sus propias chanzas. No digamos cuando mencion¨® el tractor de Aitor en la respuesta a las se?or¨ªas "peneuvistas". El cansancio parec¨ªa estimularle. Y m¨¢s deb¨ªa hacerlo la satisfacci¨®n de verse tan cerca de la meta, demostr¨¢ndose que Rajoy ha alcanzado la inmortalidad gracias a la habilidad en hacerse el muerto.
De hecho no parec¨ªa tanto la investidura de Rajoy como la investidura fallida de Antonio Hernando. La esquizofrenia del PSOE convirti¨® al portavoz socialista en la v¨ªctima sacrificial de la ceremonia. Por la incongruencia de la postura. Por el ejercicio de contorsi¨®n pol¨ªtica y porque Iglesias no iba a desaprovechar su papel de verdugo.
Pablo Iglesias se visti¨® de blanco y dej¨® en casa el meg¨¢fono. Opt¨® por el esmero en la oratoria y por la serenidad en la actitud. Se discut¨ªa la investidura de Mariano Rajoy, pero el l¨ªder de Unidos Podemos la subordin¨® al objetivo de cuestionar la incongruencia del Partido Socialista. Es la raz¨®n por la que mencion¨® m¨¢s veces a Hernando que al presidente del Gobierno. Y el motivo por el que delat¨® la alianza PP-PSOE como el pecado original de una legislatura que Iglesias se ha propuesto desenmascarar.
Moderado en la forma, agresivo en el fondo. La cuesti¨®n, para Iglesias, no radica en que Rajoy vaya a ser presidente, sino en que el PSOE vaya a permitirlo, encubriendo la corrupci¨®n, los recortes, las injusticias y los privilegios de la casta.
Se explica as¨ª que Pablo Iglesias citara sentimentalmente a Pablo Iglesias. No en un ejercicio recurrente de onanismo dial¨¦ctico, sino en referencia al hom¨®nimo fundador del PSOE: "Merecer el odio de los oligarcas ser¨¢ la mayor de nuestras dichas".
La sentencia puso en pie a los diputados de Unidos Podemos, arropando un discurso que Iglesias alumbr¨® desde un neologismo pol¨ªtico: el abstencionazo. Enfatizaba as¨ª la traici¨®n del PSOE a sus votantes. Y redundaba en la idea de que s¨®lo Podemos puede desempe?ar con honestidad y credibilidad el liderazgo de la oposici¨®n.
Se trata de abortar el "mot¨ªn olig¨¢rquico". Lo mencion¨® Alberto Garz¨®n adelantando por la izquierda al jefe de filas, aunque Iglesias hab¨ªa desarrollado el mismo concepto, cuestionando incluso el criterio del voto de 15 millones de espa?oles.
Representa ¨¦l mismo el porvenir de la patria, en nombre de las ciudades, de los menores de 45 a?os y de la plurinacionalidad. Y necesita retratar o caricaturizar al PSOE en un papel subalterno, gregario del Partido Popular, entre cuyos miembros, por cierto, adivin¨® Iglesias una caterva de delincuentes potenciales.
Mariano Rajoy sali¨® a defenderlos, compaginando la socarroner¨ªa con el paternalismo. No hubo margen a la excitaci¨®n. Y s¨ª hubo margen a la pedagog¨ªa y las obviedades marianistas: "Estamos aqu¨ª porque hemos ganado las elecciones y porque no se ha producido una alternativa razonable", deslizaba el presidente en funciones.
El primer asalto de la ma?ana lo hab¨ªan protagonizado Antonio Hernando y Mariano Rajoy, pero con las precauciones habituales de un combate de pressing-catch. Quiere decirse que era una pelea simulada, un intercambio de golpes fingidos, como sucede en los duelos incruentos que han sustituido en Am¨¦rica la liturgia y la sangre del boxeo.
Ni siquiera quiso Rajoy reconocerse en los reproches ni abusar de las contradicciones en que incurri¨® el discurso de su oponente. Hernando hubiera necesitado una p¨¦rtiga de funambulista en el abismo, un malet¨ªn de mago ambulante, un manual de maestro de la hipnosis. Tanto abjuraba de Rajoy y enfatizaba la cat¨¢strofe de su gesti¨®n, tanto resultaba inveros¨ªmil la postura abstencionista. Sobre todo porque fue Hernando quien se hab¨ªa adherido al dogma del "no" hace apenas cuatro semanas. Y porque no ha tenido el menor escr¨²pulo en conservar el cargo de portavoz del grupo socialista.
S¨¢nchez represaliaba a Bruto sin aplaudirlo, igual que hac¨ªa su compa?ero Patxi L¨®pez. Escenificaban ambos la divisi¨®n del PSOE, m¨¢s a¨²n cuando Hernando trat¨® de diluir la incoherencia del cambio de rumbo en el ¨¦xito que tuvieron otros memorables volantazos. Que si el marxismo. Que si la OTAN. Que si ?la reconversi¨®n industrial!
M¨¢s traum¨¢tica se antoja la reconversi¨®n pol¨ªtica de los socialistas y el laberinto que Hernando fue incapaz de despejar. Dif¨ªcilmente se le puede reprochar a Podemos renegar de la investidura de S¨¢nchez cuando el propio PSOE se ha deshecho de su l¨ªder. Ni resulta veros¨ªmil, aunque sea est¨¦ticamente, que Hernando acuda al rescate de Rajoy como respuesta o soluci¨®n al despecho de Pablo Iglesias.
Es la raz¨®n por la que la agresividad de su fil¨ªpica contra el presidente en funciones se resent¨ªa de la propia ambig¨¹edad. No me gustas, pero te quiero, dec¨ªa Hernando. No cuente con nosotros, pero nosotros contamos en usted.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Mariano Rajoy
- Antonio Hernando
- Pablo Iglesias
- Unidas Podemos
- Investidura parlamentaria
- Izquierda Unida
- Podemos
- PSOE
- XII Legislatura Espa?a
- PP
- Congreso Diputados
- Legislaturas pol¨ªticas
- Partidos pol¨ªticos
- Parlamento
- Gobierno
- Administraci¨®n Estado
- Espa?a
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Investidura Mariano Rajoy 2016