Una nueva martingala de incierto final
Martingala: proceso caracterizado por no tener deriva
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Martingala: proceso caracterizado por no tener deriva. Este puede ser el resultado si no lo remediamos de la comisi¨®n de expertos para la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica cuyo camino hoy se inicia. Un representante por comunidad, adem¨¢s de Ceuta y Melilla. M¨¢s los nominados directamente por el Gobierno central. En RIFDE, red de expertos liderada desde la Universidad de Vigo, nunca hemos sido tantos.
Se espera que elevemos una propuesta. Mejor si consensuada, aunque espero no a golpes de eufemismos donde cada cual entienda algo diferente. Mejor si acaso con votos particulares, siempre m¨¢s informativos. La propuesta ser¨¢ elevada despu¨¦s al Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera: aqu¨ª manda el Gobierno (51% del voto). Y si ¨¦ste consigue el acuerdo pol¨ªtico, para lo que le costar¨¢ rascarse el bolsillo con nueva financiaci¨®n, pasar¨¢ a redacci¨®n legal, ya sin comunidades ni expertos. Una brecha en la que la letra peque?a puede tergiversar principios aceptados de federalismo fiscal. Acu¨¦rdense si no del juego de los anticipos, arma de destrucci¨®n masiva contra algunos pol¨ªticos auton¨®micos.
Ante este escenario, ?tiene l¨®gica lo de expertos ¡°representantes de¡±? ?No es acaso la financiaci¨®n un asunto de Estado, un puzle del que hoy depende parte de la gobernabilidad de Espa?a, la consolidaci¨®n fiscal y los equilibrios macroecon¨®micos? ?No debiera ser una comisi¨®n de unos pocos, digamos menos, expertos nombrados por el Parlamento, ¡°a propuesta de¡±, y no ¡°en representaci¨®n¡±, de las comunidades aut¨®nomas y del Gobierno central? ?Seremos los espadachines auton¨®micos evaluados en casa propia por el tama?o del bot¨ªn conseguido? ?Nos tocar¨¢n m¨¢s de cinco minutos de intervenci¨®n por turno, a cada uno de nosotros, para no perder el tren de vuelta de la capital?
Y, sin embargo, pese a todo lo anterior, valdr¨¢ la pena intentar esta posible martingala, que ya veremos d¨®nde deriva. Esperemos que no en el tradicional gallinero de reivindicaciones incompatibles sobre qui¨¦n tiene mayores necesidades de gasto, pelea revestida de medias verdades acad¨¦micas y un ministerio que, sobrevolando el nido de cuco, apacig¨¹e la contienda con fondos, subfondos y la vaselina de nuevos recursos para ablandar aceros. Valdr¨¢ la pena participar si somos y son capaces de reconocer y entender el hecho de que no todas las comunidades tienen igual pretensi¨®n pol¨ªtica (no nos subroguemos aqu¨ª los expertos en una tarea que no nos corresponde) y voluntad de autogobierno. Lo dicen todos los datos al respecto: en 2009 el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas realiz¨® una encuesta en la que preguntaba a los ciudadanos de las diferentes comunidades en qu¨¦ posici¨®n cre¨ªan que estaba el actual Estado de las autonom¨ªas y en qu¨¦ posici¨®n les gustar¨ªa que estuviera. Ten¨ªan que valorarlo en una escala de cero (m¨¢ximo centralismo) a diez (m¨¢xima descentralizaci¨®n). En todas las autonom¨ªas menos en cuatro, la descentralizaci¨®n deseada obten¨ªa una valoraci¨®n inferior a la observada en ese momento, es decir, ?se prefer¨ªa menos descentralizaci¨®n! Las excepciones eran Baleares, Catalu?a, Navarra y el Pa¨ªs Vasco. Adem¨¢s, en Catalu?a y en el Pa¨ªs Vasco era donde la distancia entre los dos valores era mayor.
Queda claro que una propuesta que no ofrezca un encaje a forales y catalanes es pantomima. Creo sinceramente que lo mejor ser¨ªa recuperar dos v¨ªas de financiaci¨®n: la m¨¢s basada en capacidad ¡ªy responsabilidad fiscal¡ª y otra m¨¢s vinculada a dar respuestas conjuntas a las necesidades fiscales de modo m¨¢s garantizado. Tambi¨¦n fue esta diferencia reconocida en la letra y el esp¨ªritu del pacto constitucional. Nacionalidades y regiones, comunidades del art¨ªculo 151 y 143, v¨ªa r¨¢pida y v¨ªa lenta.
Abramos pues las dos v¨ªas de nuevo. La de la capacidad fiscal, m¨¢s autonom¨ªa, m¨¢s responsabilidad, m¨¢s riesgo financiero. Acomodemos en ella a las comunidades vascas, que ya tienen aquellas prerrogativas, pero que en ausencia de encaje compartido se ahorran la solidaridad. Veamos si este gui?o de comprensi¨®n para con las comunidades hist¨®ricas aleja a Catalu?a de la ruptura. Y dejemos que aquellas otras comunidades que buscan garant¨ªas de gesti¨®n de gasto para atender sus necesidades fiscales por la v¨ªa de las transferencias centrales, sin asunci¨®n de mayores responsabilidades fiscales, vivan en paz sin arrastrar con sus aspiraciones otras voluntades no compartidas. Que sean v¨ªas abiertas, que no condenen a un estatus para siempre. Pero quien quiera cambiar de v¨ªa sepa que ello no es gratis y que su acomodo no ha de forzar el encaje ¡ªcaf¨¦ para todos¡ª de las dem¨¢s.
Si lo conseguimos, los trabajos de la comisi¨®n, los esfuerzos de comprensi¨®n de un di¨¢logo acad¨¦mico culto, habr¨¢n valido la pena.
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