Pr¨®ximo y ¨²ltimo cap¨ªtulo: la disoluci¨®n
Todos saben que es una segunda edici¨®n de la derrota de ETA
En el documental El fin de ETA, el ministro del Interior de la ¨¦poca, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, dice que si el precio a pagar por el cese del terrorismo era costear el billete de Kofi Annan a Aiete (San Sebastian), ¨¦l mismo lo pagaba de su bolsillo. Pagase quien pagase, el ex secretario general de la ONU y otros exmandatarios estuvieron en el teatrillo de Aiete. Tres d¨ªas despu¨¦s, el 20 de octubre de 2011, ETA termin¨® con 40 a?os de terrorismo sin lograr nada, ni siquiera el acuerdo de paz por presos que ETA-PM consigui¨® en 1982 tras abandonar el terrorismo.
Ahora, con el desarme, el teatrillo lo protagonizan los llamados "artesanos de la paz", que tratan de camuflarlo como "una entrega voluntaria al pueblo" de las armas. Todos saben que es una segunda edici¨®n de la derrota de ETA: ha tenido que adaptarse a la legalidad y entregar las armas sin destruirlas, para que sean analizadas por la justicia. Nada que ver con su ambici¨®n de emular los desarmes negociados del IRA o las FARC.
Los Gobiernos franc¨¦s y espa?ol pod¨ªan haber impedido el teatrillo y seguir incautando dep¨®sitos etarras durante a?os. Pero han coincidido con el Gobierno vasco en aprovechar la oportunidad de culminar un desarme r¨¢pido, legal, definitivo y ordenado con el ¨²nico coste del teatrillo. Aunque el armamento incautado est¨¢ por debajo de las previsiones, los Gobiernos lo han atribuido a la precariedad de ETA y lo han aprobado.
Pero ETA no ha terminado a¨²n el recorrido. Le falta el ¨²ltimo cap¨ªtulo: la disoluci¨®n. Necesita alg¨²n tiempo para prepararlo. Pero no le queda otra. Sin disoluci¨®n, el Gobierno del PP no mover¨¢ pieza en un asunto crucial para ETA: sus 350 presos.
Lo que ETA no calcul¨® tras el cese definitivo del terrorismo fue que, desaparecido el miedo, todo lo relacionado con su mundo dej¨® de interesar. Cuestiones como el desarme o los presos se consideran un problema particular de ETA. No preocupan, y, menos a¨²n, ante la ausencia de autocr¨ªtica de la banda y de la izquierda abertzale por el da?o irreversible causado.
ETA estaba condenada a la derrota desde que decidi¨® mantener el terrorismo tras la muerte del dictador. Inspirada en los movimientos de liberaci¨®n nacional de los a?os sesenta, pronto fue una organizaci¨®n anacr¨®nica. En una Espa?a democr¨¢tica se convirti¨® enseguida en una caricatura de lo que se autoproclamaba: un movimiento liberador.
Estaba condenada a desaparecer. Ha tardado demasiado. Solo le queda recorrer su ¨²ltimo tramo, la disoluci¨®n, condici¨®n inexcusable para aliviar la situaci¨®n de sus presos. Esperemos que sea pronto.
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