Un refer¨¦ndum en Catalu?a s¨ª, pero as¨ª no
En la polarizaci¨®n del debate hay una postura intermedia: quienes se bajan del tren en marcha porque quieren una consulta, pero no esta consulta
Es revelador que mucha gente en Catalu?a no quiera hablar, por cansancio o por el temor a que le machaquen de un lado u otro, o ambos. Parece en realidad un mundo peque?o donde todos se conocen. Se sabe perfectamente de cualquier persona p¨²blica catalana, sea pol¨ªtico, escritor, deportista o presentador de la tele, cu¨¢l es su postura. Y todos saben que al hablar se les coloca en un bando u otro. Ante el llamado choque de trenes, se tiende a la polarizaci¨®n y se censura la equidistancia. La batalla ya es entre votar o no votar, la sola defensa del derecho a decidir se ve desfasada. Pero hay quien se baja del tren. La intervenci¨®n del portavoz de Catalunya S¨ª que es Pot, Joan Coscubiela, en el Parlament la semana pasada dio voz a una postura intermedia: la de aquellos que defienden un refer¨¦ndum, pero no este, por c¨®mo se ha gestado. As¨ª no, en resumen. Una de las estad¨ªsticas m¨¢s citadas es que el 80% de los catalanes quiere una consulta. La clave es si todos est¨¢n de acuerdo con la de este 1 de octubre. No es f¨¢cil saberlo. Para este reportaje muchos de los consultados han preferido no ser citados.
"Malditos sean los que en su d¨ªa impidieron una soluci¨®n"
Los ¨¢nimos est¨¢n tan caldeados, y esto viene de tan lejos, que hay quien, pese a todo, por decepci¨®n de todo, ya se f¨ªa del instinto. Tambi¨¦n personas que han sido u?a y carne con las instituciones, como la exconsejera del PSC Montserrat Tura, sobrina de uno de los padres de la Constituci¨®n, Jordi Sol¨¦ Tura. Pas¨® siete a?os en la Generalitat, en Interior y Justicia, con Maragall y Montilla, de 2003 a 2010. Ahora habla con mucha amargura: "El espect¨¢culo del Parlament fue bochornoso, ninguna ley est¨¢ por encima de la Constituci¨®n, eso es inaceptable. Las cosas se est¨¢n haciendo muy mal. Se vulnera la ley, desde luego. Pero los que nos rompimos los cuernos por el Estatut de 2006 y vimos c¨®mo se dinamitaba nuestro trabajo ahora vemos c¨®mo los pir¨®manos de entonces aparecen por aqu¨ª y quieren que la Fiscal¨ªa, la polic¨ªa, act¨²en de bomberos en un incendio que causaron ellos. Hablo del PP, recuerdo su recogida de firmas contra el Estatut, se lleg¨® a decir que si legalizaba la poligamia, que lo hab¨ªa redactado la mano larga de ETA... Pero las responsabilidades est¨¢n muy repartidas, nadie est¨¢ libre de culpa, mucha gente no estuvo a la altura. CiU tampoco quer¨ªa que el tripartito tuviera ¨¦xito. Nos acusaron de romper la cohesi¨®n y la convivencia en el Estado, cuando los socialistas nos sent¨ªamos precisamente valedores de esa cohesi¨®n. El 1 de octubre yo ir¨¦ a votar, donde sea, para que el Estado vea que este deseo de libertad es real, para no claudicar. A m¨ª estos tipos, los independentistas, no me enga?an, a veces son muy ignorantes, y no soy nacionalista, y nadie me ha sorbido el seso, pero quiero decir al Estado que no nos puede maltratar. Se han perdido tantas oportunidades... Malditos sean los que impidieron en su d¨ªa una soluci¨®n cuando est¨¢bamos a punto de arreglar esto para 25 a?os".
Josep Cun¨ª, uno de los periodistas y rostros televisivos m¨¢s populares de Catalu?a, admite que hasta ahora ha mantenido las distancias, pero est¨¢ muy molesto: "Soy muy cr¨ªtico con las formas. Pero no tanto por lo ilegal, sino por la est¨¦tica. Los independentistas nos han dibujado un trampantojo, y los otros, una larga agon¨ªa. Quiz¨¢ suene muy de clase, selectivo, pero creo que el respeto y la delicadeza en las formas son la esencia del catalanismo: el trabajo bien hecho no tiene fronteras, y el trabajo mal hecho no tiene futuro. Como dec¨ªa Pla: oiga, usted en la vida haga lo que quiera, pero sobre todo no haga el rid¨ªculo. El rid¨ªculo marca mucho en Catalu?a, es una frase de las abuelas: t¨², sobre todo, no te hagas notar". No sabe qu¨¦ har¨¢ el 1 de octubre. "Mi posici¨®n es muy inc¨®moda porque cuando la situaci¨®n es de trincheras acabas en el fuego cruzado y luego las dos partes se acusan de haberte matado, aunque conviene recordar que para entonces ya est¨¢s muerto. Estamos en la Catalu?a de la rauxa, la locura, de la p¨¦rdida del sentido com¨²n. Y cada vez que lo hemos hecho nos hemos estrellado".
El escritor Sergi P¨¤mies tambi¨¦n se confiesa "muy pesimista". "Es un problema sin soluci¨®n, que a veces se olvida que tambi¨¦n los hay. Se est¨¢ dejando en el ¨¢mbito jur¨ªdico un problema que supera esa dimensi¨®n. Me recuerda la ¨¦poca de la objeci¨®n de conciencia con la mili: la ley obligaba a los objetores a desobedecer hasta que se cambi¨® la ley. La ley no basta. La Constituci¨®n no puede quedar en esos l¨ªmites y la nueva ley catalana no puede imponerse con las mismas armas. En este cruce de inmovilismos se va hacia una soluci¨®n injusta. En nombre de la injusticia se est¨¢ siendo injusto. Es un problema entre dem¨®cratas, pero casi dir¨ªa que estamos en manos, no de dem¨®cratas, sino de radicalismos que se amparan en la democracia para no moverse. Por un lado un falangismo vintage, con la Guardia Civil registrando semanarios, y por otro, un radicalismo revolucionario asambleario, absolutamente impresentable. En medio quedamos una gran mayor¨ªa de dem¨®cratas, independentistas y no independentistas, desamparados por la dial¨¦ctica de los extremos".
El jurista y notario Juan-Jos¨¦ L¨®pez Burniol lleva a?os empe?ado en salir de ese atolladero. Acaba de publicar Escucha, Catalu?a. Escucha, Espa?a, junto a Josep Borrell, Josep Piqu¨¦ y Francesc de Carreras. Subt¨ªtulo: "Cuatro voces a favor del entendimiento y contra la sucesi¨®n". Ya en un libro de 2007, Espa?a desde una esquina: federalismo o autodeterminaci¨®n, advert¨ªa que antes o despu¨¦s los catalanes deb¨ªan ser consultados. "Es absolutamente inevitable", reitera. "Entonces hice una propuesta de tres puntos: reconocimiento de derechos hist¨®ricos; competencias identitarias (lengua, ense?anza, cultura) exclusivas; y el dinero, lo m¨¢s f¨¢cil, con un tope al fondo de solidaridad y una agencia tributaria compartida. A estas alturas del siglo XXI una relaci¨®n de convivencia debe asentarse sobre una base de libertad, y la propuesta debe salir del Gobierno central. Como en el patio del colegio, si se pegan un ni?o grande y otro peque?o, el primero tiene mayor responsabilidad. Que en cinco a?os su ¨²nica respuesta haya sido que la Constituci¨®n no lo permite es muy pobre. Con la misma claridad digo que lo del Parlament es un golpe de Estado, y sobre esa base no se puede construir nada firme ni s¨®lido¡±. Cree que hasta el 1-O la situaci¨®n est¨¢ bloqueada y ¡°solo queda cruzar los dedos para que no pase nada irreparable¡±. Luego, opina, elecciones, y un Gobierno que se entienda con el central. ¡°Todo esto es posible sin cambiar la Constituci¨®n, porque adem¨¢s no hay tiempo, no podemos esperar dos a?os, el problema no lo tolera¡±.
La causa catalana tambi¨¦n ha tenido apoyos desde fuera, con manifiestos de personalidades extranjeras que defend¨ªan el derecho a decidir. Uno de sus primeros firmantes, en 2014, fue el historiador brit¨¢nico Paul Preston: ¡°Sigo pensando que cualquier pueblo tiene derecho a decidir su futuro, pero no es lo mismo que decir que me parece bien lo que est¨¢ pasando, la situaci¨®n actual. Se han cometido errores de los dos lados. Hay muchos modos de llegar a una soluci¨®n, es cuesti¨®n de negociar, pero eso requiere flexibilidad y tolerancia por ambas partes, sobre todo en Madrid¡±.
Las posiciones, en todo caso, no son inm¨®viles. Los acontecimientos, que se suceden vertiginosamente, las van moldeando. Es la opini¨®n de Joan Herrera, exl¨ªder de Iniciativa per Catalunya Verds: "S¨ª, yo creo que esto solo se solventa con un refer¨¦ndum, pero este no es el que necesita Catalu?a. Ahora bien, el escenario an¨ªmico va girando: la semana pasada en el Parlamento se impuso la l¨®gica de que el fin justifica los medios y notabas que la gente era muy cr¨ªtica; pero la siguiente ha habido un reacci¨®n del Estado de sobreactuaci¨®n, la pol¨ªtica no responde y solo hay soluciones judiciales, y el estado an¨ªmico gira".
La unanimidad solo es total en una cosa: la situaci¨®n es muy grave, y nadie se atreve a aventurar c¨®mo va a terminar.
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