Geograf¨ªas que perduran en la literatura
Aventuras Literarias es una editorial que vende miles de mapas de ciudades que ya no existen
Las ciudades est¨¢n vivas. Crecen, cambian y reorganizan sus espacios. Permanentemente. Las urbes terminadas solo son posibles cuando se consigue captar un momento de su historia y -m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa- plasmarlo y transformarlo en algo palpable. Como los libros, por ejemplo, que dejan en la memoria de los lectores calles y edificios que quiz¨¢ ya no est¨¦n.
El Londres de Sherlock Holmes, el Madrid de Benito P¨¦rez Gald¨®s o el Oviedo de Clar¨ªn dibujan en el imaginario de los lectores un mapa que cartograf¨ªa el difuso espacio entre literatura y realidad. Es en ese terreno donde se mueven M¨®nica Vacas (Gij¨®n, 1974) y Daniel Castillo (Gij¨®n, 1976) -ella, economista; ¨¦l, ingeniero de estructuras-, afincados en Segovia, padres de Telmo y fundadores de Aventuras Literarias, un proyecto que naci¨® en 2013 como "pura y dura gesti¨®n cultural" y que hoy se ha transformado en una editorial que vende miles de mapas de ciudades que ya no existen, acompa?ados de una versi¨®n digital ampliada y tambi¨¦n de las obras en cuesti¨®n.
Y todo surgi¨®, como tantas otras veces, por no encontrar lo que uno querr¨ªa. "Sal¨ªamos de viaje y busc¨¢bamos una lectura del destino. Hab¨ªa libros de mil formatos, pero no d¨¢bamos con el que realmente nos interesaba. Al final, d¨®nde comer o dormir es algo mec¨¢nico, y a nosotros nos interesaba la cultura", se?alan.
?Y qu¨¦ hace falta para tener ese mapa? "Coger el libro, subrayarlo, diseccionarlo, generar bases de datos, asignar un c¨®digo a cada localizaci¨®n y apuntar todo, desde libros hasta armas. Despu¨¦s llega el momento de sentarse y decidir en qu¨¦ a?o arrancas. Buscamos mapas de la ¨¦poca que sean est¨¦ticamente bonitos y que tengan que ver con la obra. Y luego, documentar cada lugar; no todos son evidentes", explica Vacas.
Trabajar con fuentes tan antiguas conlleva muchas horas de trabajo. "La India de Julio Verne fue un infierno. Consultamos atlas y catastros de la ¨¦poca, pero nosotros creemos en la literatura hasta el final. Si Verne dice que ah¨ª hab¨ªa un pueblo que se llamaba de tal manera, es que lo hab¨ªa. Y realmente es as¨ª", comenta Castillo, que asegura que uno de los momentos que generaron m¨¢s felicidad en el proceso fue el de dar con el mismo atlas que us¨® el autor, identificable por las erratas compartidas. "Un escritor puede crear un mundo, y no tiene que ser necesariamente desde la experiencia", a?ade.
"Es un trabajo muy riguroso y muy documentado que hace que el mapa se convierta en un objeto al que acompa?a una herramienta digital que te sirve para conocer una ciudad desde otro punto de vista", explica Vacas. "Y no nos quedamos con una selecci¨®n de lugares. En Sherlock Holmes, por ejemplo, est¨¢n los 119 que aparecen citados en los libros", a?ade Castillo. Ambos coinciden en definir su labor como "contra industria" y aceptan que requiere cierta pedagog¨ªa en las librer¨ªas, ya que con el mapa van los libros, "pero nadie va a ir a comprar de golpe todos los libros de Gald¨®s".
Los mapas son, adem¨¢s, un reflejo de la evoluci¨®n de las ciudades. El verde y abarcable Londres de Jane Austen se convierte, 80 a?os despu¨¦s, en la oscura ciudad de Sherlock Holmes. "Eran ciudades habitables, ahora las dimensiones no son humanas", comenta Castillo, que a?ade que "la geograf¨ªa siempre est¨¢ presente e identifica a los personajes".
Los nuevos proyectos de Aventuras Literarias se adentran en el ensayo-gu¨ªa de viaje. El Par¨ªs de Cort¨¢zar y el Nueva York de Paul Auster son las primeras. "Aqu¨ª planteamos un juego. Son mapas de lectura, pero no son lineales. Permiten al lector escoger su propio camino. Encontrar¨¢n todas las referencias de los libros puestas en su contexto".
Quiz¨¢ lo m¨¢s dif¨ªcil sea el compaginar la labor de autor y editor, lo que lleva a veces a situaciones de "tensi¨®n editorial no resuelta". ?Proyectos para el futuro? "Nos encantar¨ªa hacer el San Petersburgo de Dostoievski, y tambi¨¦n Moby Dick , pero nos asusta".
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