¡°No me dejes sola, por favor¡±
La Fiscal¨ªa ataca con todo a La Manada y relata las horas posteriores de la denunciante en Pamplona
Una chica de 18 a?os que nunca ha hecho sexo en grupo, que nunca ha realizado pr¨¢cticas sexuales como las que se detallan en el escrito de acusaci¨®n, decide buscar r¨¢pidamente un lugar en el que hacer una org¨ªa con un grupo de chicos que ha conocido por la calle hace siete minutos, de los que no sabe cu¨¢ntos son ni cu¨¢les son sus nombres, sin negarse a nada y todo ello sin preservativo. Ese es el relato que vende la defensa, dice la fiscal, Elena Sarasate, que para y coge aire: habla deprisa y de forma implacable. Varios de los acusados s¨ª reconocen, prosigue Sarasate, hacer a menudo sexo en grupo, grab¨¢ndolo y sin tomar precauciones. "O sea, que ellos sab¨ªan perfectamente lo que quer¨ªan". As¨ª que cuando entraron todos en un recoveco de un edificio en Pamplona ("una ratonera") y la chica se vio rodeada, entr¨® en shock, cerr¨® los ojos y se someti¨® deseando que todo pasase cuanto antes. "Ni en sus peores pesadillas pens¨® algo as¨ª", dice la fiscal. Hubo intimidaci¨®n y violencia, asegura: lo que no hubo fue consentimiento. El primero de los v¨ªdeos muestra a la chica en cuclillas y con los cinco acusados rode¨¢ndola con los pantalones bajados: "?Alguien cree que en ese momento si ella dice 'no quiero hacer eso' o 'no me apetece', la dejan marchar sin m¨¢s?".
La pregunta ret¨®rica provoca agitaci¨®n entre los acusados conocidos por su nombre de grupo de WhatsApp: La Manada. Jes¨²s Escudero se lleva las manos a la cabeza, agach¨¢ndose y sonriendo mientras niega con la cabeza. A su lado niega Jos¨¦ ?ngel Prenda, mientras Alfonso Cabezuelo se inclina hacia Antonio Guerrero para susurrarle algo al o¨ªdo. Hasta ese momento se hab¨ªan mantenido imperturbables. De izquierda a derecha se sientan ?ngel Boza, con jersey gris y camisa azul oscura, pelo rapado; Escudero, con barba recortada y jersey azul claro; Prenda, jersey azul oscuro y camisa a rayas gruesas azules y blancas, veinte kilos menos; Guerrero, jersey azul claro y camisa blanca; y Cabezuelo, cara sin un pelo y tambi¨¦n con jersey azul. La formal puesta en escena tiene una nota discordante en el exguardia civil Guerrero, que lanza continuas miradas a los periodistas con el gesto sombr¨ªo.
El relato de Sarasate trata de demostrar que los 96 segundos de los v¨ªdeos muestran a una joven violada y en p¨¢nico cuyo gemido m¨¢s reconocible es de dolor, no de placer. Lo hace se?alando aqu¨ª y all¨¢ cuestiones que cargan la culpa en los acusados. Si seg¨²n ellos la chica dijo que pod¨ªa "con dos y con cinco", por qu¨¦ en sus primeras declaraciones se refiere, a¨²n aturdida, a cuatro personas. Si los acusados dijeron que de camino fueron todos hablando de sexo, ?por qu¨¦ las im¨¢genes muestran a un grupo disperso en el que ella camina adelantada con solo uno de ellos? ?Por qu¨¦ dijo que se hab¨ªa besado con uno de los acusados antes de que ellos prestasen declaraci¨®n si eso pod¨ªa perjudicarla? Si hab¨ªan quedado los seis en mantener sexo, ?por qu¨¦ al salir de la plaza ella llam¨® a un amigo para tratar de citarse con ¨¦l? Si sab¨ªa que hab¨ªa sido grabada, y la denuncia por violaci¨®n la hizo para evitar que las im¨¢genes circulasen, ?por qu¨¦ cu¨¢ndo le leyeron su denuncia no le llam¨® la atenci¨®n que la agente no incluyese que fue grabada si tanto le preocupaba? ?Por qu¨¦ de tres delitos que le relataron, la agente de la Polic¨ªa Municipal de Pamplona dice ahora que olvid¨® incluir uno, concretamente la prueba de cargo? ?Por qu¨¦ en los v¨ªdeos la chica sale con los ojos cerrados, no dice una palabra y se deja mover si los acusados dicen que fue participativa? ?Por qu¨¦ un grupo de cinco hombres que ha mantenido sexo con una mujer de mutuo acuerdo, se va dej¨¢ndola semidesnuda, mientras el guardia civil le roba el tel¨¦fono m¨®vil y deja tiradas por el camino la tarjeta y la funda? Y a modo de pasmo general, ?qu¨¦ perito ha tra¨ªdo la defensa al juicio para decir que viendo las im¨¢genes no hay agresi¨®n si no se defendi¨®, pudiendo como pudo "morderles el pene"?
Preguntas peliagudas para las que preparan respuesta las defensas de los acusados, convencidas de la absoluci¨®n ("la declaraci¨®n de la chica contradice todo lo expuesto hoy", dice un letrado); esos abogados sonr¨ªen con algunas manifestaciones de la fiscal, niegan con la cabeza y, cuando toma la palabra con dureza la acusaci¨®n del Ayuntamiento de Pamplona, V¨ªctor Sarasa, la abogada del militar Cabezuelo hace gestos de desaprobaci¨®n y otros aspavientos visibles en toda la sala. Una sala repleta: 70 personas, muchos estudiantes de Derecho. Solo se escucha la voz de las acusaciones y a veces el l¨¢piz de un par de dibujantes; a uno de ellos, Ulises Culebro de El Mundo, le pide el acusado ?ngel Boza saber c¨®mo est¨¢ quedando su retrato. La declaraci¨®n nuclear de la chica, acaba la Fiscal¨ªa, no tiene "ninguna contradicci¨®n: ha sido siempre pr¨¢cticamente la misma, desde minutos despu¨¦s de la agresi¨®n hasta ahora". Pudo haber mentido o exagerado, dice Sarasate: "si hubiese dicho que se resisti¨® y que le impidieron marcharse, hubiera sido su palabra contra la de los acusados". Y recuerda los informes policiales y psicol¨®gicos refrendados por sus autores en el juicio: la chica fue hallada llorando "con una amargura tal" y con tal "desconsuelo" que llam¨® la atenci¨®n de una pareja en una noche, la de San Ferm¨ªn, donde ocurre de todo y casi nada llama la atenci¨®n. No dud¨® cuando le propusieron llamar a la polic¨ªa, y ya ante los agentes le cost¨® explicarse. Nadie de los que tuvo delante dud¨® de su versi¨®n. Dos d¨ªas despu¨¦s no pod¨ªa expresarse con normalidad a causa del llanto. Un a?o y medio despu¨¦s sigue en tratamiento. A una agente, aquella ma?ana, la agarr¨® del brazo y le dijo: "No me dejes sola, por favor".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.