?Qui¨¦n leer¨¢ los libros de Noelia?
La familia de la paraguaya asesinada por su marido en Sestao guarda ¡°como oro¡± los poemas que escrib¨ªa
El marcap¨¢ginas del libro que le¨ªa Noelia Noem¨ª Godoy, El ¨²ltimo cat¨®n, qued¨® entre la hojas 80 y 81. Ella ¡ªparaguaya, peluquera y lectora entusiasta¡ª fue asesinada por su pareja el 28 de septiembre en su piso de Sestao, en el Pa¨ªs Vasco, y la novela, ahora, la guarda una amiga. Con 31 a?os, fue la v¨ªctima n¨²mero 43 de la violencia machista en Espa?a en 2017, que ya se ha cobrado 45 vidas este a?o.?
¡°Oye, ?no tienes otra cosa de que hablar? Siempre est¨¢s hablando de libros¡±, recuerda decirle a Noelia su amiga Ariana Arce. Las dos j¨®venes paraguayas se conoc¨ªan desde la infancia, cuando eran vecinas en San Lorenzo, una ciudad de 250.000 habitantes en el sur del pa¨ªs. Se reencontraron en Bilbao a?os despu¨¦s, cuando con un poco m¨¢s de 18 a?os Noelia lleg¨® a Espa?a, donde ya viv¨ªa parte de su familia. Para ellos, Noelia dej¨® un vac¨ªo: las comidas caseras de los s¨¢bados, las sesiones de peluquer¨ªa o el cine de los domingos.
¡°Noelia se com¨ªa los libros¡±, rememora tambi¨¦n su t¨ªa Claudelina Godoy por tel¨¦fono. Le gustaba ir al parque con su perro ¡ª¡°su nene¡±¡ª, Dante, y tirarse en el c¨¦sped a leer. ¡°Se guardaba los mejores poemas de algunos escritores¡± y algunas veces escrib¨ªa. En un diario que su familia ahora guarda ¡°como oro¡±, Noelia volcaba poemas en los que expresaba su estado de ¨¢nimo, ¡°a veces bonito, a veces triste¡±. ¡°Todos estamos solos, absoluta y desesperadamente solos, mientras no tengamos amor¡±, dice una de las p¨¢ginas manuscritas de su cuaderno, que tambi¨¦n est¨¢ repleto de dibujos.?
Escuchaba y era buena consejera, recuerda Claudelina, que extra?a las "respuestas perfectas" de su sobrina y la paz que le transmit¨ªa. Pero cuando Noelia estaba triste o algo le preocupaba no lo mostraba, cuenta Ariana en una videollamada. ¡°Ella es alegr¨ªa, aunque tenga un problema ella no lo ve como ese problema, ella intenta animarte a t¨ª¡±, destaca su amiga, que habla de Noelia en presente y a¨²n no se acostumbra a no recibir sus mensajes de buenos d¨ªas o tenerla primera entre sus contactos de Whatsapp.?
En Bilbao, la joven paraguaya estudi¨® peluquer¨ªa y empez¨® a trabajar en un local de la calle Gran V¨ªa. Los lunes iba a una residencia de ancianos a arreglar el cabello de las se?oras que viv¨ªan all¨ª y de martes a s¨¢bados trabajaba en el sal¨®n de belleza. El estilismo era m¨¢s que su profesi¨®n. Noelia sol¨ªa cortar el pelo a sus amigas, a su t¨ªa y a sus hermanas, te?¨ªrselo, arreglarles las u?as y pint¨¢rselas. ¡°Sabe hacer de todo¡±, destaca su amiga Ariana, que cuenta que la confecci¨®n tambi¨¦n ¡°se le da muy bien¡±.?
¡°Es muy presumidilla ella, tan mona, muy guapa¡±, dice Ariana, mientras huele el perfume Chanel que usaba Noelia y que ahora guarda su amiga en una estanter¨ªa. Su t¨ªa resalta tambi¨¦n su simpat¨ªa y su facilidad para ¡°hacer amigos por donde pasara¡±. Noelia era, adem¨¢s, ¡°muy de su familia¡±, comenta Claudelina, que vive en Bilbao, donde tambi¨¦n residen la hermana y tres de los sobrinos de Noelia; en Paraguay, qued¨® su hermano y en Argentina, sus padres.?
Cuando hace unos cinco a?os Noelia conoci¨® a Eneko Fern¨¢ndez, su pareja, se fueron a vivir a Sestao, en un piso hipotecado, y viajaba 30 minutos hasta Bilbao para atender a sus clientes. Dos meses antes de ser asesinada, Noelia le hab¨ªa contado a su amiga Ariana que quer¨ªa ser mam¨¢: lo hab¨ªan hablado con Eneko y ella pensaba trabajar un a?o m¨¢s antes de pedir la baja por maternidad. Pensaba mudarse y alquilar un piso m¨¢s grande, de dos habitaciones, para cuando llegara el ni?o.?
Pero igual que ese, otros planes se truncaron para ella. Ya no se ir¨¢ en octubre de vacaciones a Ibiza ni pasar¨¢ el verano con sus sobrinos ni visitar¨¢ a su madre en Buenos Aires. ¡°Ella no pod¨ªa saber¡± que su marido la asesinar¨ªa, ¡°ella confiaba mucho, mucho en ¨¦l y le quer¨ªa¡±, indica su t¨ªa.
Cuando solo pasaron dos meses del asesinato de la joven paraguaya, Ariana coge el libro que guarda de Noelia y confiesa que a¨²n no se atreve a leerlo. Gira para ense?ar, colgadas de la pared, las fotos en las que aparece con su amiga; recuerda que de peque?as, en Paraguay, jugaban ellas y sus hermanas: ¡°Cant¨¢bamos y bail¨¢bamos una canci¨®n que nos gustaba mucho. Era la de una telenovela, la de Los hijos de Pantale¨®n¡±. Trata de recordar la melod¨ªa y vocea con una sonrisa: ¡°Ay, miren como bailan los hijos de Pantale¨®n¡±. ¡°A Noelia siempre le gustaba hacer de una de las protagonistas¡±, apunta.
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