Por qu¨¦ la historia nos recomienda tomarnos Tabarnia en serio
Los conflictos provocados por las independencias dentro de las independencias han sido una constante en Europa, desde Irlanda hasta los Balcanes
La llamada Ley de Claridad del Tribunal Supremo de Canad¨¢ estableci¨® en 2000 las condiciones que deber¨ªan darse para cualquier futuro refer¨¦ndum independentista ¡ªla provincia de mayor¨ªa franc¨®fona de Quebec hab¨ªa celebrado dos¡ª. Una posible consulta debe ser autorizada por el Parlamento de todo el pa¨ªs, no s¨®lo de la provincia que vota; la pregunta tiene que ser clara y responderse con un s¨ª o un no y tiene que alcanzarse una participaci¨®n significativa y una mayor¨ªa suficiente (no vale con un 50,1% pelado, ni una decisi¨®n de ese calado puede tomarse si la mayor¨ªa de los posibles votantes se queda en su casa). Lo m¨¢s importante es que en todo ese proceso tiene la ¨²ltima palabra Ottawa, es decir, todos los canadienses, no s¨®lo la provincia que vota, y que el refer¨¦ndum significar¨ªa el punto de partida para una negociaci¨®n, no el final de un proceso.
Sin embargo, en el momento m¨¢s encendido del desaf¨ªo independentista catal¨¢n, pese a que este texto legal es corto y muy f¨¢cilmente accesible, circul¨® por Internet un bulo que se?alaba que la Ley de Claridad tambi¨¦n establec¨ªa que todas aquellas regiones dentro de la provincia que se independiza que no se estuviesen de acuerdo con esa decisi¨®n podr¨ªan celebrar, a su vez, sus propios referendos. Esta norma no se mete en absoluto en ese jard¨ªn, aunque s¨ª es cierto que en su ¨²ltimo p¨¢rrafo habla de que las negociaciones deben incluir "cualquier modificaci¨®n de fronteras de la provincia, los derechos, los intereses y las reivindicaciones territoriales de los pueblos aut¨®ctonos de Canad¨¢ y la protecci¨®n de los derechos de las minor¨ªas". Pero no ofrece ning¨²n detalle sobre el posible resultado, s¨®lo abre la puerta a la posibilidad de un cambio de fronteras.
Ese juego de mu?ecas rusas de independencias dentro de independencias tiene sentido porque, de hecho, ha ocurrido. Por ese motivo ha tenido un impacto tan fuerte la idea de Tabarnia, una uni¨®n ficticia de las zonas de Catalu?a donde la independencia es una opci¨®n minoritaria. Bastantes pol¨ªticos, y hasta la Real Academia Espa?ola, han decidido tomarse en serio lo que hab¨ªa comenzado como una broma. La historia reciente de Europa nos demuestra que Tabarnia existe, que es un problema que se encuentra en el coraz¨®n de los conflictos m¨¢s graves que ha vivido el continente en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
La disoluci¨®n de la URSS nos ofrece numerosos ejemplos de tabarnias: antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas con minor¨ªas que decidieron crear sus propios pa¨ªses cuando se produjo la independencia. Ocurri¨® en Nagorno Karabaj (rep¨²blica armenia en Azerbaiy¨¢n) o en Transnistria (rep¨²blica de mayor¨ªa rusa en Moldavia). Un cuarto de siglo despu¨¦s de la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, se trata de conflictos que todav¨ªa no est¨¢n cerrados. En Ucrania, la l¨ªnea del frente actual tambi¨¦n separa las regiones de mayor¨ªa rusa del resto del pa¨ªs.
Es cierto que todas las comparaciones esconden trampas, que el desaf¨ªo independentista catal¨¢n es una situaci¨®n ins¨®lita dentro de la UE y que en Espa?a no existen l¨ªneas ¨¦tnicas o religiosas como las que recorren el antiguo espacio sovi¨¦tico, aunque es indudable que el desaf¨ªo independentista ha creado una profunda fractura en la sociedad catalana. Pero tambi¨¦n es verdad que todas las independencias que no cuentan con la unanimidad, o que dejan fuera a una parte importante de la poblaci¨®n, plantean este problema. ?Qu¨¦ ocurre cuando existe un territorio claramente homog¨¦neo que no quiere estar en el nuevo pa¨ªs? Los Balcanes ofrecen dos ejemplos claros.
La guerra de Bosnia se fren¨® gracias a los acuerdos de Dayton, firmados en noviembre de 1995, que divid¨ªan un mismo pa¨ªs en dos entidades, la Rep¨²blica Srpska (Serbia) y la Federaci¨®n Croata Musulmana. Los territorios hab¨ªan sido trazados por la limpieza ¨¦tnica, pero la condici¨®n de la comunidad internacional fue que de ninguna manera esas entidades pod¨ªan unirse a otro pa¨ªs (una cl¨¢usula dirigida fundamentalmente a Serbia). Sin embargo, las tensiones son crecientes. La Rep¨²blica Srpska planea celebrar, en contra de las autoridades de Sarajevo, su D¨ªa Nacional el 9 de enero, y ha amenazado con convocar un refer¨¦ndum de independencia para unirse a Serbia, una iniciativa condenada por la comunidad internacional.
En Kosovo, la situaci¨®n es incluso peor. Cuando est¨¢ antigua provincia serbia con un 90% de poblaci¨®n albanesa comenz¨® su camino hacia la independencia, el 10% de serbios simplemente se negaron a admitirlo. Y crearon su propia Tabarnia: todo el territorio al norte del r¨ªo ?bar est¨¢ fuera del control de las autoridades kosovares. En la frontera, no pol¨ªtica, ni reconocida, pero real, los ciudadanos se paran y cambian las matr¨ªculas: nadie quiere circular con una placa serbia por el resto de Kosovo, ni con una matr¨ªcula kosovar por aquel territorio que, ahora mismo, est¨¢ unido de facto a Serbia. La declaraci¨®n de independencia en 2008 no arregl¨® las cosas, m¨¢s bien las empeor¨®, por muchas garant¨ªas que las autoridades de Pr¨ªstina hayan dado a los serbios.
Si nos remontamos un poco m¨¢s en el tiempo, nos encontramos con el caso de Irlanda. El Reino Unido decret¨® en 1921 el Acta de Gobierno de Irlanda. Cre¨® as¨ª el norte, que reun¨ªa a los seis condados de mayor¨ªa de protestante del Ulster, y el sur, con los 26 condados de mayor¨ªa cat¨®lica del resto del pa¨ªs. Fue lo que se llam¨® la partici¨®n. Cuando Irlanda se independiza totalmente en 1949, Irlanda del Norte se queda como una de las naciones que constituyen el Reino Unido. Pero, a su vez, en esta regi¨®n existe una minor¨ªa cat¨®lica, cuyo deseo es integrarse en Irlanda (de hecho, el Ulster tiene nueve condados en total, tres de ellos cat¨®licos). El conflicto armado se prolong¨® hasta los Acuerdos de Viernes Santo, de 1998. El problema, eso s¨ª, sigue abierto y mucho m¨¢s con el Brexit.
Espa?a no es los Balcanes, ni la antigua URSS, ni Irlanda del Norte ni nada parecido... pero las independencias dentro de las independencias son una constante en la historia de Europa. Tabarnia es una iron¨ªa muy certera: la creaci¨®n de una nueva frontera suele traer problemas... y m¨¢s fronteras.
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