La ni?a n¨¢ufraga reaparece en Galicia
La noruega Arnhild Utheim, ¨²nica superviviente del hundimiento de un crucero en 1948 frente a la costa gallega, vuelve al lugar donde el mar le perdon¨® la vida
Ese relicario de naufragios que es Galicia reserva un lugar especial para la historia de Arnhild Utheim. En la ma?ana del ¨²ltimo d¨ªa de 1948, cuando ten¨ªa 10 a?os, amaneci¨® vestida tan solo con un chaleco salvavidas en una playa de cabo Silleiro, en Baiona (Pontevedra). Los soldados que all¨ª la encontraron no entend¨ªan sus balbuceos. Aquella peque?a acababa de emerger del oc¨¦ano embravecido hablando noruego. El Thalassa, un yate de 28 metros de eslora en el que viajaba con toda su familia y otra decena de personas hacia las islas Gal¨¢pagos, se hab¨ªa partido en dos contra las traicioneras piedras submarinas de A Punta do Lobo. Todos menos ella hab¨ªan muerto.
Siete d¨¦cadas despu¨¦s y con 80 a?os, Arnhild vuelve a la playa a la que fue arrojada por la galerna para empezar una vida muy distinta a la que hab¨ªa so?ado con su familia. Esa ¡°cama de rocas¡± sobre las que se durmi¨® exhausta despu¨¦s del naufragio y en la que despert¨® no sabe cu¨¢nto tiempo despu¨¦s, ¡°inc¨®moda y dolorida¡±, con dos intrigados militares gallegos caminando hacia ella. ¡°S¨¦ que me abrigaron con una manta, pero de ese d¨ªa ya no recuerdo nada m¨¢s¡±, admite por tel¨¦fono horas antes del homenaje a las v¨ªctimas del Thalassa que celebraron ayer el Ayuntamiento de Baiona y el hotel Talaso Atl¨¢ntico.
Arnhild, acompa?ada de sus padres, Arne y Svanhild, y de sus dos hermanos de 9 y 14 a?os, Erling y Skjalg, formaba parte de una expedici¨®n de emigrantes noruegos golpeados por la Segunda Guerra Mundial, que aspiraban a ganarse el pan a orillas del Pac¨ªfico montando una f¨¢brica de salaz¨®n. Despu¨¦s de festejar la Nochebuena en el N¨¢utico de Vigo con cena y danzar de acordeones en la cubierta, la familia y su tripulaci¨®n, cargados con la maquinaria para su proyecto de negocio en las Gal¨¢pagos, soltaron amarras rumbo a la ciudad portuguesa de Oporto. Pero el fuerte temporal de aquella madrugada del 31 de diciembre les hizo cambiar de opini¨®n. Trataban de regresar al puerto vigu¨¦s huyendo de la tempestad cuando a la una y media de la madrugada las rocas de Punta do Lobo reventaron el casco del Thalassa.
Cuando los soldados que la encontraron en la playa le acercaron un papel en blanco, la peque?a Arnhild entendi¨® el gesto y escribi¨® su nombre con trazos ensangrentados por las heridas de sus manos. En el pueblo le curaron a la ni?a n¨¢ufraga los cortes y contusiones y una semana despu¨¦s regres¨® a Noruega para ser criada por una t¨ªa suya. ¡°Mi t¨ªa era muy estricta y no quer¨ªa ni o¨ªr hablar de lo ocurrido. Hasta 21 a?os despu¨¦s no supe absolutamente nada de Baiona¡±, cuenta Arnhild sobre la c¨¢rcel de silencio en la que fue encerrada. ¡°Luego tuve suerte con mis trabajos, con mis jefes, he tenido un buen esposo y una buena hija, la vida me ha sonre¨ªdo. Lo que he echado en falta ha sido a mi familia m¨¢s cercana¡±.
D¨ªas despu¨¦s del naufragio, cuando Arnhild ya estaba en Noruega, el mar devolvi¨® a tierra los cuerpos inertes de algunos de los que emprendieron con ella la fat¨ªdica traves¨ªa. Tard¨® mucho tiempo en saber, por el f¨¦rreo mutismo de su t¨ªa, que uno de aquellos cad¨¢veres recuperados era el de su madre, a la que pudo identificar por una fotograf¨ªa publicada en la prensa. Fue 21 a?os despu¨¦s de volver a nacer, cuando con ayuda del Consulado de Noruega buce¨® en los archivos, reconstruy¨® la tragedia y pis¨® por primera vez Baiona.
El cuerpo de su madre fue enterrado en el cementerio de este municipio gallego en una fosa com¨²n con el resto de v¨ªctimas. Una vecina llamada Carmen se encarg¨® de cuidar con esmero la tumba, una tarea que hered¨® su hija Flora cuando ella muri¨®. ¡°La gente de aqu¨ª me ha dado mucho calor¡±, agradece Arnhild.
Tanto impresion¨® el hundimiento del Thalassa a los habitantes de la comarca que otra peque?a nacida en la zona solo siete meses despu¨¦s fue bautizada como Arnilda en honor a la superviviente noruega. Su padre hab¨ªa sido uno de los marineros que recogieron lo que qued¨® del barco. Una maqueta elaborada por Jos¨¦ Rodr¨ªguez Fern¨¢ndez tras un laborioso trabajo de documentaci¨®n muestra desde ayer en Baiona c¨®mo era aquel crucero que curv¨® el rumbo de la ni?a n¨¢ufraga.
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