¡®Neo¡¯, el primer ¡®perregrino¡¯ a Santiago
Un border collie consigue la primera acreditaci¨®n del Camino. Su due?a escribe al Papa para lograr tambi¨¦n el reconocimiento de la Iglesia a los canes compa?eros de viaje
Neo est¨¢ acostumbrado a sortear grandes obst¨¢culos en la vida. Cuando naci¨®, el criador de border collies planeaba sacrificarlo porque, a diferencia de sus hermanos, hab¨ªa venido al mundo con una mancha clara en el iris derecho; un pecado imperdonable en una camada de tan exquisito pedigr¨ª. Si el cachorro no alcanzaba la perfecci¨®n, no se cotizar¨ªa como el resto y no valdr¨ªa la pena sacarlo adelante. Pero ese defecto que subrayaba y hac¨ªa ¨²nica su inteligente mirada marr¨®n fue una suerte para Neo, porque Mari Carmen Astigarraga acab¨® cruz¨¢ndose en su camino y lo adopt¨®. Ahora, con cinco a?os cumplidos, este animal espl¨¦ndido, negro y blanco, con instinto de buen pastor, se ha convertido en el primero que obtiene la Perregrina, el t¨ªtulo canino que acredita haber completado cualquier ruta jacobea y que expide, sin la bendici¨®n eclesial, la Asociaci¨®n Protectora de Animales del Camino.
El colectivo lleva unos dos a?os salvando canes, gatos o incluso burros de entre el millar de animales abandonados, perdidos, maltratados, sobre los que anualmente tiene noticia en los tramos gallegos que desembocan en Santiago. Pero nada hab¨ªa atra¨ªdo tantas miradas sobre su causa como el can que abri¨® la puerta a todos los futuros perregrinos. El viernes antes de Semana Santa, Apaca entreg¨® a Neo ese diploma equivalente al que en el mundo de los humanos se llama Compostela y expide la Oficina del Peregrino a todo el que acredite que ha caminado al menos 100 kil¨®metros, o pedaleado 200, por una de las rutas hist¨®ricas. Para demostrar su tr¨¢nsito por el Camino, las personas portan una credencial desplegable y con casillas que van sellando en las etapas. A cambio de un donativo de tres euros, Apaca tambi¨¦n se encarga desde finales del a?o pasado de enviar este pasaporte peregrino a todo aquel que planee echarse a andar con su animal de compa?¨ªa. Adem¨¢s, informa de los alojamientos que admiten animales a lo largo de la senda; de momento todos privados, porque los albergues p¨²blicos niegan esa posibilidad a pesar de la demanda. La noticia del primer can con Perregrina ha llegado tan lejos que, seg¨²n cuenta su portavoz, Raquel Freir¨ªa, en una semana Apaca ha tenido que atender demandas "de Italia, B¨¦lgica o Alemania", caminantes que contra viento y marea han decidido aventurarse en el Camino de Santiago con sus m¨¢s fieles amigos.
Los animales han acompa?ado a los caminantes jacobeos desde la Edad Media. Antes de hacer p¨²blica su iniciativa, la protectora que naci¨® en el municipio coru?¨¦s de Arz¨²a y ahora tiene sede al final del Camino Franc¨¦s, en la r¨²a Fonti?as de Santiago, entabl¨® sin ¨¦xito contacto con la Iglesia compostelana, responsable de otorgar los certificados jacobeos. La Perregrina no ha logrado ser un documento oficial, pero ni Apaca ni la propietaria de Neo van a dejar de intentarlo. Ahora que el perro y su humana han regresado a casa en Aretxabaleta (Gipuzkoa), Mari Carmen Astigarraga se ha hecho con "la direcci¨®n del papa Francisco", y le va a enviar una carta reclamando alg¨²n reconocimiento al esfuerzo de los animales que andan el Camino de las flechas amarillas.
El d¨ªa despu¨¦s de obtener en Apaca la versi¨®n canina de la Compostela por caminar desde Sarria (Lugo), Astigarraga se present¨® con Neo en la Oficina del Peregrino para pedir el certificado oficial: "Todos los voluntarios que trabajan tras el mostrador salieron a acariciarlo". "Habr¨¢ que preguntarle al encargado", relata la caminante que propuso una trabajadora. Entonces, el responsable lleg¨® y "empez¨® a poner excusas", cuenta. "Me coment¨® que no se hab¨ªa hecho nunca, y le respond¨ª que alguna vez tendr¨ªa que ser la primera", explica.
"Despu¨¦s me dijo que es que un perro no decide por su cuenta hacer el Camino, y yo le contest¨¦ que antes de empezar hab¨ªa hablado con Neo y ¨¦l me hab¨ªa dicho que s¨ª". Adem¨¢s, tampoco los ni?os peque?os que peregrinan con sus padres "deciden". Mari Carmen Astigarraga march¨® decepcionada del local: "?Al rey em¨¦rito, sin dar un paso, le han dado la credencial y a mi perro no?", reproch¨® al encargado de la oficina. Y antes de desaparecer con Neo le advirti¨®: "Llegar¨¦ a la instancia superior". Por "instancia superior", la peregrina vasca se refer¨ªa al Papa que eligi¨® para s¨ª el nombre de aquel santo que llamaba "hermanas" a todas las criaturas.
El d¨ªa que Neo y Astigarraga amanecieron en Arz¨²a, antes de emprender la siguiente etapa trataron de entrar en alg¨²n bar para desayunar. Seg¨²n ella, en ning¨²n lugar permitieron el acceso al border collie. Tanto la protectora que opera en el Camino de Santiago como la peregrina creen que, tras Neo, vendr¨¢n muchos m¨¢s perros con credencial y los negocios de hosteler¨ªa "cambiar¨¢n de mentalidad", ver¨¢n en ellos "un nuevo mercado". "Los albergues p¨²blicos, gestionados por Ayuntamientos y por la Xunta, no responden a esta demanda creciente, y esto penaliza econ¨®micamente al que decide peregrinar con su animal de compa?¨ªa", lamenta Raquel Freir¨ªa, "porque solo pueden pernoctar en establecimientos privados". "Pero la sociedad est¨¢ cambiando", advierte la defensora de los animales: "Hay ya m¨¢s perros que j¨®venes menores de 20 a?os, y muchas personas no tienen hijos, pero deciden compartir su vida con una mascota que es su familia". La credencial, puntualiza, no fue idea de Apaca, sino sugerencia de un grupo de peregrinos relacionados con el refugio de animales de Plasencia.
La Protectora del Camino pelea con las Administraciones para sacar adelante un refugio en el tramo del Camino Franc¨¦s en A Coru?a, donde no existe ninguno, que d¨¦ cobijo a los animales rescatados en las rutas jacobeas. Ahora recurren a pisos de acogida y logran techo y cuidados para una media de "entre 130 perros" al a?o. Hasta Santiago llegan muchos animales que en alguna etapa, dentro o fuera de Galicia, "se echan a andar detr¨¢s de alg¨²n peregrino" que les ha dado comida y caricias. El colectivo pide a los caminantes que no se dejen seguir porque esto puebla de animales desorientados los itinerarios hist¨®ricos. "Muchos acaban llegando a nosotros con alguna pata que hay que amputar, muertos de hambre, heridos, enfermos, exhaustos, y ya nada podemos hacer por salvarlos. Otros encuentran alguien que los adopta. Y solo en uno de cada 20 casos localizamos a los due?os, entre otras cosas porque en las aldeas el 75% de los perros no llevan microchip", asegura Freir¨ªa.
"Entre las 300.000 personas que recorren anualmente el Camino hay gente de todo tipo", explica esta portavoz. Peregrinos extranjeros que llegan "espantados" de ver c¨®mo malviven muchos animales a lo largo de los Caminos en Espa?a; caminantes que en plena ruta abandonan y otros que empiezan solos y acaban, despu¨¦s de tantos kil¨®metros compartidos, con un compa?ero de por vida.
Al final de cada etapa, la humana que caminaba con Neo ped¨ªa "una manta o una toalla vieja" para improvisarle una cama. Y el can ca¨ªa rendido hasta la ma?ana siguiente. Ahora, en casa, parece que su cuerpo "le pide m¨¢s paseos". Aunque no logr¨® la Compostela oficial, varios curas en el Camino le dejaron entrar en sus parroquias, le pusieron el sello y, "en una ocasi¨®n, hasta lo rociaron con agua bendita". En Santiago, Astigarraga se empe?¨® en colarlo en la catedral. "Los turistas se liaron a hacerle fotos", pero la osad¨ªa no dur¨® mucho. "Enseguida lleg¨® un agente de seguridad".
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