Musulm¨¢n y empleado de la mayor f¨¢brica de juguetes sexuales de Europa
Mamadou Barry explica las dificultades que ha sufrido por trabajar en esta industria
Cuando Mamadou Barry emigr¨® de Guinea Conakry a Espa?a nunca imagin¨® que terminar¨ªa trabajando en la f¨¢brica de consoladores masculinos m¨¢s grande de Europa. Se encarga de preparar los pedidos en la empresa Fleshlight, ubicada en Dos Hermanas, Sevilla donde producen, con una plantilla de 31 operarios, entre 2.000 y 2.500 vaginas artificiales al d¨ªa, lo que equivale a m¨¢s de medio mill¨®n de unidades al a?o.
Al principio Barry sinti¨® que era una contradicci¨®n profesar la religi¨®n musulmana y trabajar en un negocio dedicado a los juguetes sexuales. ¡°Ten¨ªa miedo de lo que pudieran pensar los dem¨¢s¡±, confiesa. Cuenta que cuando volvi¨® de visita a su casa familiar en Almer¨ªa llev¨® consigo un ejemplar. ¡°Lo puse encima de la mesa y le dije a mi madre que era una linterna¡±. De hecho, el creador del producto Steve Shubin, un polic¨ªa estadounidense, se inspir¨® en la linterna de su uniforme para inventarlo. En seguida, el joven guineano le explic¨® a su madre que dentro de la linterna no hab¨ªa una luz, sino la reproducci¨®n de una vagina. ¡°Al ser muy religiosa, le choc¨® mucho¡±.
Aunque ¨¦l afirma que su religi¨®n no le proh¨ªbe trabajar en esta industria, admite que a veces es dif¨ªcil abstraerse. Durante el mes de ayuno, el Ramad¨¢n, los musulmanes no pueden tener pensamientos sexuales. Una tarea dif¨ªcil cuando se trabaja rodeado de vaginas artificiales. ¡°Intento irme de vacaciones durante ese periodo y si no se puede, intento mantener mi mente ocupada, para no pensar en el ello¡±, explica Barry.
En 2017 la singular empresa factur¨® casi nueve millones de euros en Espa?a. En en total, contando con las sedes de EEUU, Canad¨¢ y Australia, fueron 46 millones de euros, seg¨²n explica el director para la Uni¨®n Europea, Juan Ziena.
La idea del dise?o de este tipo de consoladores ¡ªlos m¨¢s vendidos del mundo¡ª surgi¨® cuando la mujer del polic¨ªa Shubin padeci¨® un embarazo de alto riesgo que les imped¨ªa mantener relaciones sexuales. Entonces, este cre¨® de forma casera el particular aparato utilizando una linterna, luego lo patent¨® y ahora se exporta a pa¨ªses tan diversos como EE UU, Canad¨¢, Alemania, Francia, Holanda, Israel, Rusia, Sud¨¢frica, Jap¨®n y China.
La sede principal est¨¢ en Austin, Texas, en Estados Unidos. Tambi¨¦n tienen sede en Canad¨¢, Australia y en Dos Hermanas. ?Por qu¨¦ Dos Hermanas? ¡°El matrimonio Shubin es amante de los caballos¡±, cuenta Ziena. ¡°Cuando vinieron a Andaluc¨ªa a comprarlos, se enamoraron de esta tierra¡±. Para acceder con mayor facilidad y menos costes al mercado europeo, decidieron abrir en mayo de 2010 la f¨¢brica en Sevilla. ¡°Desde aqu¨ª exportamos principalmente a Holanda, Reino Unido y Alemania; pero tambi¨¦n a Turqu¨ªa e Israel¡±, explica Juan Ziena.
Al entrar al pol¨ªgono donde est¨¢ situada la f¨¢brica, se ven los logos de conocidas empresas como Pascual, Saimaza o Coca-Cola. Fleshlight, en cambio, no tiene cartel, ni distinci¨®n alguna. ¡°Esta es una regi¨®n conservadora y religiosa, pero no tuvimos problemas a la hora de establecernos aqu¨ª, sin embargo, no nos interesa que la gente sepa exactamente d¨®nde estamos¡±, dice Ziena. El director de la f¨¢brica explica que pronto recibieron las visitas del alcalde, el jefe de bomberos y el jefe de la polic¨ªa para felicitarlos por el ¨¦xito de la empresa.
Poco a poco, la familia de Mamadou tambi¨¦n fue aceptando su trabajo. Hasta que hace tres a?os, llev¨® a sus padres y sus hermanos de visita a la f¨¢brica. Lo cuenta con una sonrisa, y un toque de humor, como hace con gran parte del relato de su experiencia. ¡°Como mis padres me vieron contento y les gust¨® la f¨¢brica, terminaron por apoyarme¡±, dice.
En las estanter¨ªas hay todo tipo de productos. No solo vaginas artificiales, sino tambi¨¦n imitaciones de penes, anos y bocas. Hay lubricantes, vibradores, polvo de talco y hasta un dispositivo virtual que, conectado a un ordenador, emula los movimientos de la pel¨ªcula er¨®tica que se reproduzca en ese momento. ¡°Nuestro objetivo es el p¨²blico masculino heterosexual y homosexual¡±, explica Ziena. Por ello los moldes se hacen tanto de actrices como de actores de porno gay. Adem¨¢s, tienen una l¨ªnea de productos de fantas¨ªa que imitan los genitales de personajes de cuento como el Yeti, Frankestein o Dr¨¢cula, entre otros. Los hay de todas las formas, tama?os y colores.
La venta es exponencial. ¡°Durante las campa?as de Black Friday, Cyber Monday y Navidades vendemos mucho m¨¢s de lo que producimos¡±, explica Ziena. Es un negocio redondo al que no le ha afectado en absoluto la crisis econ¨®mica. ¡°Nuestras ventas han seguido en aumento pese a la crisis porque nuestro producto vale unos 70 euros. Es un ¨²nico pago para un dispositivo que dura a?os¡±.
Fleshlight es l¨ªder en el mercado, pero tiene dos grandes competidores: Tenga, una empresa japonesa de masturbadores masculinos en forma de huevo y las imitaciones hechas en China. ¡°Nos hacen mucho da?o porque bajan el precio a unos 20 euros, pero lo hacen con productos de peor calidad¡±, explica Juan Ziena. Los consoladores de Fleshlight se hacen mediante una f¨®rmula secreta a base de aceites minerales, pol¨ªmeros y colorantes.
Este negocio est¨¢ ligado directamente a la industria del porno, que en Espa?a mueve en torno a 400 millones de euros al a?o. El cat¨¢logo de Fleshlight depende del ¨¦xito de las actrices de cine para adultos que van cambiando por temporadas. ¡°Cuando una actriz se retira, baja su demanda, por lo que dejamos de fabricar su molde¡±, explica Ziena. No es el caso de Jessica Stojadinovich, m¨¢s conocida como Stoya, una actriz porno estadounidense de origen serbio que aunque ya est¨¢ retirada de la industria, es la que m¨¢s vende en Fleshlight. Y la empresa no les paga por molde, sino que las actrices reciben una comisi¨®n seg¨²n la venta de sus productos. La lista es interminable, ya que cada d¨ªa aparecen nuevas int¨¦rpretes.
¡°Mi favorita hoy por hoy es Adriana Chechik¡±, confiesa Mamadou. Para estar al d¨ªa de los productos del cat¨¢logo, el guineano ve las pel¨ªculas que protagonizan las actrices de las que se fabrican los moldes. Tras seis a?os trabajando en Fleshlight, dice sentirse muy c¨®modo en su trabajo y haberse acostumbrado a cont¨¢rselo a los dem¨¢s: ¡°Los panaderos fabrican pan y nosotros, masturbadores masculinos¡±.
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