Los h¨¦roes invisibles del ¡®caso G¨¹rtel¡¯
Las presiones pol¨ªticas para dinamitar el proceso contra B¨¢rcenas y sus compinches se toparon con la insobornable voluntad de los servidores p¨²blicos de hacer su trabajo
El jueves pasado, a eso del mediod¨ªa, algunos de los funcionarios que durante los ¨²ltimos a?os hab¨ªan participado en la investigaci¨®n del caso G¨¹rtel ¡ªjueces, fiscales, polic¨ªas, inspectores de Hacienda, secretarios judiciales, auxiliares administrativos...¡ª recibieron un mensaje en su tel¨¦fono m¨®vil. Solo seis palabras. Las suficientes para que se acordaran de los miles de folios ordenados en una habitaci¨®n sin ventanas, de las m¨¢s de 200 comisiones rogatorias enviadas a 25 pa¨ªses en busca del dinero escondido, de las fuertes presiones pol¨ªticas y profesionales sufridas, de las filtraciones internas, de las querellas recibidas, hasta de las diligencias escritas de madrugada, en un hospital, junto a la cama de un familiar enfermo. El mensaje dec¨ªa sencillamente: ¡°Sin ti no hubiera sido posible¡±.
El nombre del emisor del mensaje y de los receptores no tiene importancia. Entre otras cosas, porque ellos quieren seguir siendo invisibles, y las contadas veces que cuentan su historia lo hacen bajo el compromiso de confidencialidad. Los retrat¨® muy bien Antonio Mu?oz Molina en un art¨ªculo publicado en 2014 en EL PA?S y titulado La corrupci¨®n y el m¨¦rito. El escritor explicaba de qu¨¦ forma el descr¨¦dito y el deterioro de la funci¨®n p¨²blica favorecen el ejercicio de la arbitrariedad pol¨ªtica y las decisiones corruptas. ¡°Lo asombroso¡±, continuaba Mu?oz Molina, ¡°es que en semejantes condiciones haya tantos servidores p¨²blicos en Espa?a que siguen cumpliendo con dedicaci¨®n y eficacia admirables las tareas vitales que les corresponden: enfermeros, m¨¦dicos, profesores, polic¨ªas, inspectores de Hacienda, jueces, cient¨ªficos, interventores, administradores escrupulosos del dinero de todos¡±.
Se da la circunstancia de que, para desgracia de B¨¢rcenas y de sus compinches, un grupo de esos ciudadanos justos estaba de guardia en la Audiencia Nacional la ma?ana del 21 de diciembre de 2011. Dos camiones de la empresa Madrile?a de Mudanzas, procedentes del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), descargaron los miles de folios de un sumario que en 2009 hab¨ªa empezado a instruir el juez Baltasar Garz¨®n. ¡°Se daban todas las circunstancias¡±, dice ahora uno de los investigadores, ¡°para que el proceso se hundiera y el juicio nunca se llegara a celebrar. Se trataba de una causa con aforados, que utilizaron de forma torticera su condici¨®n seg¨²n les iba conviniendo. B¨¢rcenas, que era senador, lo utiliz¨® para que la Audiencia Nacional se inhibiera a favor del Tribunal Supremo, y otros de los procesados, que eran diputados auton¨®micos, lograron que el proceso fuese al TSJM. Cuando vieron que las cosas all¨ª pintaban mal, dimitieron para que volviese a la Audiencia Nacional, y empezaron las presiones aqu¨ª. Por si fuera poco, consiguieron cargarse a Garz¨®n, que en mayo de 2010 fue suspendido de forma cautelar y en febrero de 2012 expulsado de la carrera judicial. Aquello no pintaba bien. Nunca durante todos estos a?os nos quitamos la sensaci¨®n de que esto se pod¨ªa venir abajo en cualquier momento¡±.
Pero resisti¨®. O, mejor dicho, resistieron. Resisti¨® el juez Pablo Ruz, que en el momento de asumir la instrucci¨®n ten¨ªa 36 a?os y una capacidad infinita para motivar a los colaboradores, y el magistrado Jos¨¦ de la Mata. Y resistieron las fiscales, todas mujeres, a quienes Luis B¨¢rcenas llamaba despectivamente ¡°las ni?as¡±. Eso s¨ª, cuando comprob¨® su eficacia ¡ª¡°hubo momentos clave de la investigaci¨®n en que la inteligencia de la fiscal Concha Sabadell lo ilumin¨® todo¡±, asegura una fuente¡ª, el extesorero del PP hizo todo lo posible para que el Gobierno la quitara de en medio, como tambi¨¦n pretendi¨® hacer con Manuel Morocho, el inspector jefe de la Unidad de Delincuencia Econ¨®mica y Fiscal (UDEF) que destap¨® el caso y que, el pasado mes de noviembre, durante su comparecencia ante comisi¨®n de investigaci¨®n del Congreso, admiti¨® haber recibido presiones y denuncias del PP con el objetivo de ¡°desestabilizar¡± la investigaci¨®n. Aguantaron tambi¨¦n los funcionarios de Hacienda y el abogado del Estado, que emitieron informes muy contundentes contra la trama. Y tambi¨¦n algunos de sus superiores jer¨¢rquicos supieron estar a la altura. Una fuente de la Audiencia Nacional asegura que ¡°Antonio Salinas, el entonces fiscal jefe anticorrupci¨®n, aval¨® en todo momento el trabajo de las fiscales e incluso lleg¨® a desaparecer literalmente en momentos clave para evitar que una orden terminante de sus superiores pudiese cortocircuitar la investigaci¨®n¡±.
De ah¨ª que, el jueves, a eso del mediod¨ªa, una emoci¨®n discreta embargara a muchos funcionarios de la Audiencia Nacional. Uno de ellos advierte: ¡°No tendr¨ªa que haber sido tan dif¨ªcil. No es l¨®gico que un asunto tan importante como este, tan vital para la salud democr¨¢tica del pa¨ªs, haya podido acabar con ¨¦xito gracias al trabajo de funcionarios que, en algunos casos, se han jugado sus carreras. El sistema tendr¨ªa que haberlos blindado, pero no hay voluntad pol¨ªtica¡±.
Malas artes contra el juez y la polic¨ªa
Hay quien dice en el PP que la sentencia de B¨¢rcenas es la prueba de su respeto por el poder judicial. "Nada m¨¢s lejos de la realidad", dice un alto representante de la Audiencia Nacional. "Raro es el servidor p¨²blico vinculado al caso G¨¹rtel?que no haya recibido presiones. O ya no se acuerdan de que los informes de B¨¢rcenas contra la UDEF o decenas de tretas parecidas", se?ala la misma fuente. Sin olvidar que, en un primer momento de la instrucci¨®n, la Comunidad de Madrid (en manos del PP) infiltr¨® a un licenciado en Derecho para que apoyase al juez Antonio Pedreira, instructor del caso G¨¹rtel?entre 2009 y mediados de 2012. Durante al menos un a?o, Rafael N. G. tuvo acceso a toda la investigaci¨®n secreta que afectaba a cargos del PP y a las resoluciones del magistrado, aquejado de graves problemas de movilidad.
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