El periodismo insomne
Fue director de los servicios informativos de RNE y Antena3 Radio y dirigi¨® la revista 'Intervi¨²'
El fallecimiento, en Madrid, de Pepe Cavero ¡ªnunca nadie le llam¨® Jos¨¦, ni ¨¦l lo hubiera permitido¡ª es un episodio m¨¢s en la desaparici¨®n del periodismo tradicional, un oficio artesano que este leon¨¦s, nacido hace 70 a?os en San Justo de la Vega, supo encarnar como los mejores desde sus inicios profesionales en el diario Arriba. All¨ª conoci¨® a Lalo Azcona, con quien se ir¨ªa a Radio Nacional de Espa?a para poner en antena un informativo que marc¨® ¨¦poca, Espa?a a las ocho, y all¨ª tambi¨¦n entabl¨® amistad con Fernando ?nega y Carlos E. Rodr¨ªguez, con quienes montar¨ªa el bolet¨ªn confidencial Off the Record a comienzos de los a?os ochenta.
A Cavero le visit¨¦ en la Redacci¨®n de este medio cuando acababa de terminar el servicio militar. Pepe, tras examinarme, me dijo con el laconismo castellano que le caracterizaba: ¡°Empiezas ma?ana, te espero a las seis en punto¡±. Durante un a?o estuve llegando, a¨²n de noche, a la cita con la apasionante informaci¨®n pol¨ªtica de la Transici¨®n, sacudi¨¦ndome el sue?o tras el madrug¨®n, y cada alborada all¨ª estaba ya Pepe Cavero, tecleando su m¨¢quina de escribir como si manejara una metralleta Uzi, mientras devoraba peri¨®dicos que resum¨ªa para los clientes de la agencia con una eficacia de cirujano, sabiendo qu¨¦ era lo que ten¨ªa que resaltar y disfrutando en el proceso como si tuviera entre manos el regalo m¨¢s fascinante.
Por aquel tiempo tambi¨¦n se desempe?aba como jefe del gabinete t¨¦cnico del ministro de Justicia Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y a todos nos apabullaba su legendaria capacidad de trabajo mientras nos pregunt¨¢bamos cu¨¢ndo dorm¨ªa, porque a las seis llegaba ya con mucha tarea escrita y nos comentaba con toda naturalidad los informativos de medianoche de la radio. Una hiperactividad que le pas¨® factura en su salud e hizo que tuvieran que colocarle un marcapasos al que convid¨® a su vida en sinton¨ªa perfecta con el cerro de peri¨®dicos con el que siempre cargaba, su mirada inconfundible, indefectiblemente por encima de las gafas, y esa introspecci¨®n, mezcla de timidez y af¨¢n por no perder el tiempo, que le defin¨ªa a la perfecci¨®n.
Manuel Mart¨ªn Ferrand le reclut¨® para poner en marcha Antena 3 de Radio y all¨ª ejerci¨® como director de los servicios informativos mientras continuaba con su obsesi¨®n por resumir los diarios en el informativo matinal de la cadena. M¨¢s tarde, Pilar Mir¨® le nombr¨® director de Informativos de Radio Nacional y los avatares de la vida quisieron que fuera yo quien le sucediera en aquel despacho de Prado del Rey, donde ten¨ªa cuidado de no cortarme con el filo de la mesa, literalmente desgastado por los miles de teletipos que Pepe hab¨ªa cortado all¨ª de manera compulsiva. Tambi¨¦n dirigi¨® la revista Intervi¨² y ejerci¨® la direcci¨®n de comunicaci¨®n de Iberia.
Los oyentes recordar¨¢n tambi¨¦n sus programas en M-80, donde realiz¨® una revista de prensa diaria de media hora de duraci¨®n, las intervenciones en Radio 5 Todo Noticias y, despu¨¦s, sus espacios en Intereconom¨ªa, empresa en la que trabaj¨® varios a?os con una marcada dedicaci¨®n al periodismo cultural, que era otra de sus pasiones.
Pepe Cavero era el prototipo de jefe que sabia ense?ar el oficio a los j¨®venes periodistas sin experiencia. Era tan imposible no quererle y respetarle, como hacerse amigo suyo con alg¨²n grado de intimidad. Su muerte, a causa de un infarto, deja el hueco de un profesional sin tacha, trabajador, honesto, infatigable y con una preocupaci¨®n constante por la buena utilizaci¨®n de la lengua castellana en la que se manten¨ªa vigilante ante los errores de los ne¨®fitos. All¨ª donde est¨¦, Pepe mantendr¨¢ informado, sin duda alguna, a su entorno. Su inmarcesible vocaci¨®n, que tanto admiramos, no acaba con la muerte.
Antonio San Jos¨¦ es periodista.
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