El ¡®dec¨ªamos ayer¡¯ de la profesora Resurrecci¨®n Galera
El colegio Ferrer Guardia recibe a la docente de catolicismo despedida por la Iglesia hace 17 a?os ¡°como si volviera de la c¨¢rcel¡±
Viendo la cara de felicidad de Resurrecci¨®n Galera Navarro, llegando tan puntual al colegio p¨²blico Ferrer Guardia, en Los Llanos de la Ca?ada (Almer¨ªa), para organizar sus clases de religi¨®n y moral cat¨®licas, nadie dir¨ªa que se ha enfrentado en los ¨²ltimos 17 a?os a todos los poderes, reales o f¨¢cticos, del Estado espa?ol, y que los ha vencido de manera clamorosa. La profesora Galera podr¨ªa mostrar rabia. Tambi¨¦n podr¨ªa demostrar la euforia del triunfador. Podr¨ªa, incluso, cobrarse alguna venganza. Razones no le faltan. Despu¨¦s de cuatro sentencias de los juzgados de lo Social de Almer¨ªa, dos del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa, una del Constitucional otorg¨¢ndole el amparo por atropello de derechos fundamentales, y dos del Tribunal Supremo, ha tenido que esperar 17 a?os para recuperar su trabajo porque los obispos, el Ministerio de Educaci¨®n, la Junta de Andaluc¨ªa y algunos jueces retrasaban la ejecuci¨®n de las sentencias una y otra vez, o el pago de las indemnizaciones a que ten¨ªa derecho la docente. Finalmente, los responsables han procedido a su readmisi¨®n para evitar ser sancionados con multas por insumisi¨®n a la Justicia.
La profesora Galera Navarro est¨¢ feliz, tranquila y serena. No guarda rencores, ni siquiera se acuerda del nombre del obispo que la mand¨® al paro en 2001. Si llega esta ma?ana la primera al colegio de su vida ¡ªdonde piensa jubilarse sin otros sobresaltos ni m¨¢s pleitos¡ª, si apenas se permite una sonrisa, como si tuviera que disculparse por estar contenta, es porque no quiere alterar la vida de un centro que debe empezar el curso con la normalidad de siempre. ¡°Por favor, por favor¡±, dice. No quiere hacer declaraciones, pero habla con confianza para EL PA?S, convencida de que este peri¨®dico la ha ayudado a soportar y ganar el largo proceso, desde que destap¨® el caso el 17 de mayo de 2001 con el t¨ªtulo: ¡°Despedida por casarse con un divorciado¡±.
No hay declaraciones ni habla con otros medios de comunicaci¨®n, pero es inevitable que la vuelta de Resurrecci¨®n Galera al colegio Ferrer Guardia, con los mismos derechos que ten¨ªa el a?o 2001, est¨¦ siendo celebrada con alegr¨ªa, de manera especial por unos profesores que vest¨ªan pantalones cortos cuando la despidieron.
De los 26 docentes de entonces, solo queda en el centro una profesora. El nuevo claustro es joven, tambi¨¦n el director, y recibe a Galera con un cari?o especial, ¡°como si volviera de la c¨¢rcel¡±, seg¨²n uno de sus nuevos compa?eros, con todo el derecho a exclamar un ¡°dec¨ªamos ayer¡± tan alto e ir¨®nico como el que pronunci¨® en enero de 1577 fray Luis de Le¨®n despu¨¦s de pasarse cuatro a?os en las c¨¢rceles de la Inquisici¨®n en Salamanca.
No habla Resurrecci¨®n Galera, pero s¨ª su marido, el exfuncionario del Parlamento alem¨¢n Johannes Mar¨ªa Romes, por quien la joven profesora de catolicismo perdi¨® su trabajo acusada de casarse con ¨¦l solo por lo civil. Galera, que ten¨ªa entonces 36 a?os, era ¡ªy es¡ª creyente cat¨®lica, y llevaba siete a?os de profesora de religi¨®n con el benepl¨¢cito ¡ªrenovado cada a?o¡ª del obispado. Pero en la primavera de 1999 conoci¨® a Romes. Se enamoraron. Un a?o despu¨¦s se casaban en el Juzgado de Paz de N¨ªjar. Romes es alem¨¢n (de Bad Neuenahr, cerca de Bonn), y llevaba 12 a?os en Almer¨ªa, donde se ganaba la vida como traductor. A los 20 a?os hab¨ªa contra¨ªdo matrimonio cat¨®lico en su pa¨ªs, pero se divorci¨® en 1975 y estaba a la espera de que el Obispado de Treveris le concediese la nulidad de aquel enlace.
Pod¨ªan, mientras tanto, haber seguido como novios ¡ª¡°Yo, en mi casa; y ¨¦l, en la suya, hasta resolver los papeleos¡±, dijo entonces Galera a EL PA?S¡ª, pero decidieron formalizar las relaciones ante el Estado a la espera de poder casarse por la Iglesia. As¨ª se lo dictaba a Galera su conciencia cat¨®lica y as¨ª se lo dijo al delegado del obispado que investig¨® su vida privada pisoteando uno de los derechos fundamentales de los espa?oles. No imagin¨® que su sinceridad le iba a costar el trabajo y la salud, durante a?os. Cuando un obispo no solo deja de ser casto sino tambi¨¦n cauto, y se conocen sus amor¨ªos, la jerarqu¨ªa lo traslada de di¨®cesis. Acaba de ocurrir dos veces en Espa?a. El papa Francisco ha relajado incluso la norma de que un divorciado vuelto a casar quede excomulgado. Con Galera no hubo contemplaciones.
Irrelevancia episcopal
Pero Romes no quiere hablar de obispos. Los considera irrelevantes en el proceso, casi en extinci¨®n como Iglesia. Su cr¨ªtica apunta al Estado, que en este pleito se ha demostrado fallido. ¡°En un pa¨ªs carente de una justicia efectiva no existe la democracia. Han sido 17 a?os de pleitos y media vida de derechos, convicciones, esperanzas, alegr¨ªas y anhelos frustrados. Hoy vemos el resultado de una lucha individual y tenaz contra los poderes ejecutivo y judicial, pero sufrimos graves consecuencias, entre otras, la ruina econ¨®mica¡±.
Johannes Romes decidi¨® venir a Espa?a cuando cay¨® el muro de Berl¨ªn, el 9 de noviembre de 1989. Demasiados alemanes a partir de ahora, se dijo. No ha vuelto y apenas conserva amigos de su tiempo como funcionario del Parlamento de su pa¨ªs. Pero sigue siendo alem¨¢n de pura cepa: interesado por el funcionamiento del Estado, resistente, lector de una docena de peri¨®dicos diarios, espa?oles o extranjeros.
Por eso impresiona su relato meticuloso sobre el proceso Galera. El Tribunal Constitucional sentenci¨® la nulidad del despido el 14 de abril de 2011, siete a?os despu¨¦s de admitir el recurso de amparo, en el 2004, que se hab¨ªa presentado en el 2002. Van casi nueve a?os, ¡°el tiempo que vive un ni?o desde su nacimiento hasta la finalizaci¨®n de la escuela primaria¡±, subraya. ?Victoria, por fin? Qu¨¦ va. El poder judicial tard¨® otros cinco a?os m¨¢s en sentenciar, por el Tribunal Supremo, en octubre de 2016, que hab¨ªa que cumplir lo dicho por el Constitucional y la sentencia del Supremo descans¨® todav¨ªa casi dos a?os m¨¢s en un caj¨®n de uno de los juzgados de lo Social de Almer¨ªa, ¡°hasta que un nuevo juez, reci¨¦n llegado, que se merece por m¨¦rito propio el calificativo de un juez en may¨²scula, hizo cumplir este verano lo ordenado por el Supremo en octubre de 2016¡±, a?ade Romes.
Su conclusi¨®n va de suyo, como suele decirse: ¡°Una justicia que tarda diecisiete a?os en dilucidar sobre el despido de una trabajadora, sencillamente, no se puede llamar Justicia. En un pa¨ªs en el que no existe una justicia efectiva no existe democracia. Me pregunto c¨®mo es posible que nuestros representantes pol¨ªticos se sorprendan del auge de las distintas formas de populismo que todo el mundo occidental, llamado democr¨¢tico¡±.
¡°Nunca m¨¢s volver¨¢s a ser profesora de religi¨®n¡±
Hace 17 a?os, el despido de Resurrecci¨®n Galera provoc¨® manifestaciones contra el obispado de hasta medio millar de estudiantes y profesores a las puertas del colegio Ferrer Guardia, que la docente de catolicismo tuvo que abandonar con esta amenaza episcopal, tan poco cristiana, tan poco humana: ¡°Nunca m¨¢s volver¨¢s a ser profesora de religi¨®n¡±. Aquel ¡°nunca¡± han sido 17 a?os interminables, en los que han manoseado el proceso dos obispos, una docena de ministros de Educaci¨®n, tres presidentes de la Junta de Andaluc¨ªa, cinco jueces de primera instancia, una sala del Constitucional, dos del Supremo y dos abogados de Galera realmente resistentes, Francisco Escobar primero, y en los ¨²ltimos a?os la letrada de Comisiones Obreras Amalia Robles. Galera vuelve a su trabajo con las bendiciones del obispo local, o, al menos, sin sus execraciones. Pero el calvario tuvo secuelas: un quebrando serio de su salud y el tener que ganarse la vida con trabajos eventuales ajenos a su vocaci¨®n.
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