Una momia en la Vitoria del siglo XXI
La capital vasca se pregunta c¨®mo es posible que una mujer haya permanecido ocho a?os muerta en su vivienda sin ser descubierta
Varios vecinos de la calle Unicef, en Vitoria, protestaron en 2013. Ol¨ªa mal en el portal, muy mal. Algunos incluso lo vincularon a que una vecina llevaba meses sin pagar la comunidad. Otro alert¨® de que en su plaza de garaje el coche acumulaba polvo de manera llamativa. Pero aquellas voces se amortiguaron cuando lleg¨® la polic¨ªa, llam¨® a su puerta y nadie respondi¨®. Punto y final. Nadie m¨¢s se ocup¨®. Ahora s¨ª, toda la ciudad est¨¢ preocupada. El cad¨¢ver de Nadejda, una mujer ucraniana que este a?o hubiera cumplido 65 a?os fue encontrado momificado la pasada semana, ocho a?os despu¨¦s de morir, en su cama y por causas naturales, seg¨²n la autopsia.
Hasta hace quince d¨ªas nadie la hab¨ªa echado en falta. Ahora todo el mundo lamenta que puedan pasar este tipo de cosas. En Vitoria se preguntan, con cierta incredulidad, como es posible que en la ¨¦poca de la conectividad, en unos tiempos en los que las instituciones casi monitorizan nuestras vidas, los bancos analizan las cuentas y las empresas suministradoras de servicios conocen bastante bien nuestros h¨¢bitos, una persona haya pasado desapercibida durante ocho a?os. Quien m¨¢s quien menos le ha dado una vuelta en su cabeza a este caso de soledad extrema.
Fuentes del Ayuntamiento de Vitoria confirman que se van a revisar todos los protocolos para que este tipo de olvidos no se vuelvan a dar. La Diputaci¨®n foral, que entre otras cosas recauda los impuestos, tambi¨¦n va a mejorar su sistema de alertas. ¡°Pero por otra parte¡± explican estas fuentes municipales, ¡°tenemos una sociedad con una poblaci¨®n con mayores expectativas de vida y eso a veces provoca que, desgraciadamente, vivan en soledad sus ¨²ltimos a?os. Es terrible y hay que mejorar los procedimientos y las asistencias¡±, explican.
Nadejda, lleg¨® a Vitoria en 1996 y estaba empadronada en esa vivienda desde 2007. Un correo electr¨®nico de su hermano, espa?ol pero de origen ucraniano hizo saltar todas las alarmas. Denunciaba, apenas hace quince d¨ªas, que no pod¨ªa establecer contacto con su familiar desde hac¨ªa mucho tiempo. Cuando los bomberos entraron en el domicilio todo estaba aparente y extra?amente bien colocado. Las llaves puestas por dentro evidenciaban que la vivienda no hab¨ªa sido forzada. La sorpresa estaba en el dormitorio. Sobre la cama se encontraron una momia.
A primera vista los bomberos no fueron capaces de atinar si se trataba de un hombre o una mujer, tampoco de aventurar su edad, ni de distinguir su color de piel. No hab¨ªan visto una cosa as¨ª jam¨¢s, y eso que algunos miembros de los equipos de rescate recordaban otro caso c¨¦lebre en la capital alavesa. Un hombre de 55 a?os fue encontrado muerto en su domicilio del casco viejo de Vitoria, en la calle Santo Domingo, el pasado julio. Llevaba m¨¢s de 13 meses muerto. Viv¨ªa solo, no ten¨ªa relaci¨®n con su familia, y solo se le ve¨ªa cuando bajaba a comprar comida. Un d¨ªa falleci¨® y pese al olor y a los emplazamientos de algunos vecinos, pasaron m¨¢s de 13 meses hasta que su cuerpo fue encontrado en el interior del piso, sin signos de violencia.
En el caso de Nadejna, adem¨¢s, los s¨ªntomas de que algo hab¨ªa o estaba pasando eran muy evidentes como para aceptar con normalidad que en ocho a?os nadie se diera cuenta de su inexistencia. No hab¨ªa consumos ni de luz ni agua ni gas. El buz¨®n rebosaba. Su coche estaba all¨ª sin tocar en casi 100 meses. Y la comunidad llevaba sin recaudar la cuota, varios miles de euros, en todo ese tiempo. El hecho de que tuviera domiciliado el alquiler evit¨® su desalojo. Pero hasta la Diputaci¨®n Foral le recordaba de vez en cuando que ten¨ªa deudas tributarias.
Ante las demandas de los vecinos de la calle Unicef, en el relativamente nuevo barrio de Zabalgana, el Ayuntamiento de Vitoria va a correr con los gastos de la limpieza y desinfecci¨®n del piso. Est¨¢ a la espera de que el juzgado de instrucci¨®n que lleva el caso se lo autorice. En Vitoria hay una historia m¨¢s para la reflexi¨®n.
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