Mazinger Z, Pipi y los Airgam Boys, piezas de museo
La localidad sevillana de Osuna abre un espacio dedicado a juguetes de los a?os 70 y 80
Jes¨²s Cansino a¨²n recuerda ese mu?eco de goma, con forma de oveja que tocaba un tambor, del que no se separaba cuando ten¨ªa cuatro a?os. ¡°Lo llevaba a todas partes, incluso dorm¨ªa con ¨¦l¡±, asegura. Pero cuando su familia se mud¨® de Portugalete (Bizkaia) a Osuna (Sevilla), su madre lo tir¨®. ¡°Me supuso un trauma, siempre me he acordado de ese mu?eco y, quiz¨¢s, por haberlo perdido desarroll¨¦ ese deseo de recuperar objetos¡±, confiesa. Esa figura de pl¨¢stico es el germen del espacio Regreso a la Infancia. Museo Andaluz del Juguete Vintage que Cansino, de 45 a?os, ha puesto en marcha con un grupo de amigos en la localidad sevillana, y que est¨¢ dedicado a juguetes y objetos de los a?os setenta y ochenta. ¡°El museo re¨²ne aquello que todo el mundo pudo tener, no son piezas exclusivas. El objetivo es que la gente se reencuentre con su infancia, con sus cosas, que diga¡®eso lo tuve yo¡±, apunta el director del espacio.
La figura de un Mazinger Z de dos metros de altura reina en una sala que re¨²ne en medio centenar de vitrinas unas 4.000 piezas. Los carteles de las pel¨ªculas y anuncios de la ¨¦poca visten las paredes y, de fondo, suenan las sinton¨ªas de dibujos animados como Heidi y Ulises 31, y de series como Orzowei y Sandok¨¢n, que se funden con momentos ic¨®nicos como el 12-1 de Espa?a a Malta o el grito de Pancho anunciando que Chanquete hab¨ªa muerto. Rodeado de esta nost¨¢lgica atm¨®sfera, el visitante se sumerge en un viaje en el tiempo que se materializa en estanter¨ªas atestadas con las figuras de los m¨ªticos Airgam Boys, Geyperman, Madelman, Nancy y Barriguitas. Comparten espacio con juegos de mesa como Imperio cobra y Misterio y con videoconsolas retro como la Atari. ¡°Es dif¨ªcil saber qu¨¦ le gustar¨¢ m¨¢s a los visitantes, todo depender¨¢ de lo que tuvieran cuando eran ni?os, pero de lo que estoy seguro es de que lo encontrar¨¢n aqu¨ª. Hay piezas que valen entre 500 o 600 euros, y muchas, un euro. Curiosamente, quiz¨¢s sean estas ¨²ltimas las que m¨¢s inter¨¦s despierten, porque seguro que la mayor¨ªa de la gente jug¨® con ellas y les haga viajar a su infancia¡±, afirma.
En esa mirada al pasado, el visitante puede recordar a personajes tan populares como Pipi Calzaslargas, los payasos Miliki y Fofito; los Televicentes y las Tortugas Ninja. Entre las piezas m¨¢s antiguas, el director del museo se?ala unas figuras de pl¨¢stico de soldados, indios y vaqueros. ¡°Son piezas de finales de los 50 que se siguieron fabricando en las dos d¨¦cadas siguientes¡±, apunta Cansino, quien confiesa que de lo ¨²ltimo que se desprender¨ªa ser¨ªa de la colecci¨®n de los Thundercats. ¡°Mi hijo les ha cogido mucho cari?o¡±, explica antes de resaltar su predilecci¨®n por colecciones como la de Star Wars.
Cansino comenz¨® a coleccionar ¡°seriamente¡± estos objetos hace 12 a?os. ¡°Mi esposa bromea diciendo que he tenido la peor crisis de los 40¡±, afirma, al tiempo que se lamenta de que otras 1.000 piezas se hayan quedado fuera por falta de espacio. ¡°Las iremos rotando cada tres meses, as¨ª, quienes vuelvan siempre ver¨¢n cosas nuevas. Tambi¨¦n tendremos exposiciones temporales de otros coleccionistas, como de Scalextric o Barbie¡±, explica.
Pero no todo son juguetes. El museo realiza un verdadero viaje a la infancia de esos a?os al reunir golosinas, baratijas de quiosco, material escolar y deportivo, objetos ic¨®nicos como frascos de la colonia Chispas y botellas de refrescos de marcas como Mirinda, ¨¢lbumes de cromos y los n¨²meros uno de las principales 100 colecciones de tebeos, como El guerrero del antifaz y El capit¨¢n Trueno. Abierto de jueves a domingo y con un precio de tres euros, la organizaci¨®n ha ideado actividades para que escolares y j¨®venes descubran la infancia de sus padres. ¡°Que conozcan otra forma de jugar¡±, apunta Cansino antes de mostrar d¨®nde ha colocado ese mu?eco de pl¨¢stico que perdi¨® de peque?o, pero que recuper¨® hace unos a?os. ¡°Presidiendo la sala, no pod¨ªa ser de otra manera¡±, afirma.
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