Ignacio Cosid¨®, el ¡®mensajero¡¯ del PP que convivi¨® con las cloacas

Acostumbrado al anonimato que da estar en la segunda fila de la pol¨ªtica, Ignacio Cosid¨® (Salamanca, 1965) ha vivido muy a su pesar su semana de mayor protagonismo. El portavoz del PP del Senado se situ¨® en el ojo de la tormenta al trascender el mensaje de WhatsApp que reenvi¨® ¡ªno escribi¨®¡ª a los 146 senadores populares en el que su partido se jactaba de que, tras el acuerdo ahora frustrado con el PSOE sobre el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), iba a poder ¡°controlar el Supremo desde detr¨¢s¡±. El presidente de su partido, Pablo Casado, mostr¨® su ¡°rechazo¡± a este mensaje y evit¨® respaldar de forma clara al senador. Un gesto significativo porque Cosid¨® fue uno de sus primeros apoyos en las primarias para elegir al sucesor de Mariano Rajoy, cuando muchos populares daban por hecho que ¡°el ni?o¡± ¡ªcomo algunos se refer¨ªan a Casado¡ª era un candidato con menos opciones que Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa o Mar¨ªa Dolores de Cospedal. Una apuesta que se vio recompensada con la portavoc¨ªa en el Senado, en la que Cosid¨® se mantiene... por el momento.

Cat¨®lico practicante y de trato afable en las distancias cortas, Cosid¨® se inici¨® en la pol¨ªtica nacional como jefe de gabinete del que fue durante la presidencia de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar director general de la Guardia Civil, Santiago L¨®pez. Tras la victoria de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, transit¨® entre el Senado y el Congreso, en los que se mostr¨® especialmente beligerante con el Ejecutivo socialista. En la C¨¢mara Alta acus¨® a Gregorio Peces-Barba, entonces Alto Comisionado de Apoyo a las V¨ªctimas del Terrorismo, de estar m¨¢s cerca de los ¡°verdugos terroristas¡±. Tuvo que pedir disculpas. Ya en la Carrera de San Jer¨®nimo, se convirti¨® en el principal ariete contra el ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, a cuenta del caso Fais¨¢n en el que se investig¨® un chivatazo policial a ETA. Eran los a?os en los que el PP convirti¨® el terrorismo en arma pol¨ªtica contra los socialistas. Una estrategia que Cosid¨® sigui¨® como alumno aventajado.

En aquella etapa cultiv¨® su relaci¨®n con los sindicatos policiales, pero tambi¨¦n con agentes descontentos siempre dispuestos a filtrar informaci¨®n sensible a la espera de la vuelta del PP al poder para reclamar su recompensa. Gracias a estos visitadores ¡ªcomo se les conoce despectivamente en la propia Polic¨ªa¡ª, Cosid¨® presumi¨® desde su esca?o de manejar informaci¨®n sensible. Por ello, cuando Rajoy gan¨® en 2011, su nombre entr¨® en las quinielas para ocupar puestos de responsabilidad en Interior, sobre todo como m¨¢ximo responsable de la Guardia Civil. El encargo fue otro: la Polic¨ªa Nacional.

Desembarc¨® as¨ª por imposici¨®n de La Moncloa en un puesto para el que, quien iba a ser su jefe durante cuatro a?os, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, ten¨ªa otro candidato. El pol¨ªtico catal¨¢n nunca ocult¨® su nula sinton¨ªa con Cosid¨®, al que en numerosas ocasiones excluy¨® de las reuniones a las que s¨ª asist¨ªan altos mandos de la propia polic¨ªa. ¡°A Cosid¨® le puenteaba todo el mundo¡±, asegura un comisario que ocup¨® puestos de responsabilidad en la direcci¨®n general. Otro critica que, pese a saber que se estaba gestando la polic¨ªa patri¨®tica ¡°en el despacho de al lado [en referencia al que ocupaba su n¨²mero dos, el comisario Eugenio Pino, se?alado como instigador de este grupo]¡±, no hiciera nada para evitarlo.

Una falta de autoridad a la que tampoco ayudaron las primeras decisiones de Cosid¨®. Eligi¨® como jefe de gabinete a un inspector amigo al que le obligaron a destituir al poco tiempo. Tampoco se gan¨® el respeto de los sindicatos, que vieron pronto que no era con ¨¦l con qui¨¦n ten¨ªan que negociar para alcanzar sus reivindicaciones. En lo ¨²nico en lo que le aplauden todos es en el trato personal con los agentes y, sobre todo, que acudiese a Kabul (Afganist¨¢n) para repatriar los cad¨¢veres de los dos polic¨ªas muertos en un atentado talib¨¢n contra la embajada de Espa?a.

Escaso bagaje para cuatro a?os al frente de una polic¨ªa a la que dej¨® con una imagen maltrecha tras salir a la luz algunas de las actividades de la brigada patri¨®tica, como la Operaci¨®n Catalu?a o el informe Pisa contra el l¨ªder de Podemos, Pablo Iglesias. Cuando declar¨® en la comisi¨®n de investigaci¨®n del Congreso que dictamin¨® la existencia de este grupo dedicado a actuar contra los rivales pol¨ªticos del PP, Cosid¨® se desmarc¨® sin ning¨²n pudor de ella y se escud¨® en que los supuestos cabecillas del grupo ¡ªentre los que estaba el comisario Jos¨¦ Villarejo¡ª no le informaban a ¨¦l, sino a Fern¨¢ndez D¨ªaz.

Esa marginaci¨®n se ha convertido ahora de nuevo en su escudo pol¨ªtico tras salir a la luz los primeros detalles de la Operaci¨®n Kitchen, supuestamente montada para espiar a Luis B¨¢rcenas con fondos reservados y sin control judicial. Cosid¨® ha insistido en que nunca se reuni¨® con Villarejo y que, por tanto, no le pudo grabar. Esa es su gran baza. Tal vez, la ¨²nica. Pese a ello, Casado ha evitado respaldarle de manera contundente porque teme que nuevas revelaciones aireen las aguas de la cloaca con la que Cosid¨® solo admite haber convivido.