La reforma que condicion¨® al Poder Judicial
El dominio conservador en la judicatura pes¨® al cambiar en 1985 el sistema de elecci¨®n de los vocales del CGPJ


La Justicia atraviesa su peor crisis de credibilidad en 40 a?os de democracia. Una crisis que avanza por varios frentes. Primero, por el de la contestaci¨®n social por decisiones controvertidas, como la sentencia de La Manada o el cambio de criterio del Tribunal Supremo en el impuesto de las hipotecas. Segundo, por el corporativo, con la huelga que la mitad de los magistrados y fiscales secundaron para exigir mejoras laborales. Y tercero, por el institucional tras el habitual intercambio de vocales entre PP y PSOE como si fueran cromos ¡ªcon la participaci¨®n en segundo plano de las principales asociaciones judiciales¡ª, que qued¨® este a?o m¨¢s patente que nunca tras conocerse qui¨¦n ser¨ªa el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) antes, incluso, de saberse los nombres de los que deb¨ªan elegirlo.
Los ciudadanos asisten as¨ª a un incendio acentuado en la ¨²ltima semana por el modo de designaci¨®n parlamentario de los 20 vocales del CGPJ, que suscita sospechas de su politizaci¨®n ¡ªa veces, tambi¨¦n por el perfil de las personas nombradas¡ª. Unos recelos sobre la funci¨®n gubernativa que acaban calando en la judicial, como ha ocurrido con el nombramiento de Manuel Marchena para ocupar la presidencia del Poder Judicial, pese a que finalmente renunci¨®.
El CGPJ, que adem¨¢s de los nombramientos judiciales se encarga de designar a dos de los 12 magistrados del Tribunal Constitucional, fue previsto en la Ley Fundamental para desapoderar al Gobierno de toda intervenci¨®n en la Justicia, seg¨²n recuerda Pablo Lucas Murillo, magistrado del Supremo, en el libro Comentario M¨ªnimo a la Constituci¨®n. La Constituci¨®n establece que 8 los 20 vocales los nombra el Congreso y el Senado entre juristas de reconocida competencia. Y los otros 12 se elegir¨¢n ¡°entre jueces y magistrados de todas las categor¨ªas¡±.
En 1980, una ley org¨¢nica estableci¨® que los 12 vocales ser¨ªan nombrados en una votaci¨®n entre los propios jueces y magistrados. Sin embargo, en 1985, la mayor¨ªa absoluta del PSOE cambi¨® el modo y fij¨® el que se ha mantenido hasta hoy: los 20 vocales los eligen a partes iguales las dos C¨¢maras. El sistema lo aval¨® un a?o despu¨¦s el Constitucional, que advirti¨® de un riesgo: que el CGPJ se acabara convirtiendo en un reflejo de la lucha parlamentaria.
Asistente del jefe de Estado
Al igual que el CGPJ, en Francia el Consejo Superior de la Magistratura (CSM), es el ente encargado, seg¨²n los art¨ªculos 64 y 65 de la Constituci¨®n, de "asistir al jefe de Estado en su funci¨®n de garante de la independencia de la autoridad judicial". El CSM est¨¢ compuesto por tres organismos. La "formaci¨®n plenaria" responde requerimientos de opini¨®n por parte del presidente franc¨¦s en cuestiones de deontolog¨ªa judicial y de funcionamiento de la justicia. Otro organismo se encarga de emitir su opini¨®n sobre las nominaciones de los fiscales. El tercero, el m¨¢s importante, es el encargado de proponer a los jueces para las instituciones judiciales m¨¢s altas, especialmente los miembros de la Corte de Casaci¨®n (el tribunal supremo franc¨¦s para casos judiciales), el primer presidente del Tribunal de Apelaci¨®n y el presidente del Tribunal de Gran Instacia. En total, unos 400 puestos. Para las dem¨¢s plazas de la judicatura francesa, es el ministro de Justicia el que realiza las nominaciones y el CSM emite su conformidad o no conformidad con los nombres propuestos.
Este tercer organismo est¨¢ presidido por el primer presidente de la Corte de Casaci¨®n, cince jueces y un fiscal escogido por sus colegas, as¨ª como un consejero de Estado, un abogado y "seis personalidades cualificadas que no pertenecen ni al parlamento ni al orden judicial ni administrativo". Estas ¨²ltimas son nombradas por el presidente franc¨¦s y los presidentes de la Asamblea Nacional y el Senado.
Esta predicci¨®n, para partidos como Ciudadanos, no ha hecho m¨¢s que confirmarse. El bipartidismo habr¨ªa pervertido un modelo concebido para hacer efectivo el mandato del art¨ªculo 117 de la Constituci¨®n que asegura que la justicia emana del pueblo. Desde 2016, las cuatro asociaciones judiciales propugnan la vuelta al modelo de elecci¨®n directa de los 12 vocales judiciales. En esta idea est¨¢n respaldados por Albert Rivera, y desde la renuncia de Marchena, tambi¨¦n por el PP.
Para interpretar los pros y los contras del modelo actual resulta ¨²til acudir a las discusiones parlamentarias de la redacci¨®n de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, de 1985. La enmienda inicial que puso la elecci¨®n de los vocales en manos del parlamento -la m¨¢s importante y pol¨¦mica del proyecto de ley- la registr¨® el diputado de Euskadiko Ezkerra y abogado Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, fallecido en 2011. Bandr¨¦s se?alaba que esta opci¨®n obedec¨ªa a "una concepci¨®n m¨¢s progresista de la sociedad", y a?ad¨ªa: "Afortunadamente lo pol¨ªtico impregna toda la vida p¨²blica y ya est¨¢ bien de tratar la pol¨ªtica como algo contaminante y la dedicaci¨®n a la pol¨ªtica como una perversi¨®n gravemente peligrosa, como un vicio que hay que evitar cuidadosamente".
Bandr¨¦s negaba que la elecci¨®n parlamentaria de los vocales vulnerara la independencia judicial. "El Poder Judicial es un poder no concentrado y s¨ª diseminado, que se ejerce por cada juez muchas veces al d¨ªa, cuando ese juez o ese tribunal dicta con serenidad ante su propia conciencia, sin otro juez superior a ¨¦l que su conciencia, la resoluci¨®n que estima justa". Y a?ad¨ªa: "Decir que un determinado Consejo del Poder Judicial o una determinada forma de elegirlo puede comprometer la independencia, es tanto como decir que el Consejo General del Poder Judicial, cualquiera que sea su composici¨®n, ejerce presi¨®n sobre jueces y magistrados. Se?ores Diputados, esto es muy grave, porque equivaldr¨ªa a afirmar que los consejeros -estos, los otros, los que vengan, todos los que pueda haber- y los jueces son prevaricadores colectivos".
En el bando contrario, el portavoz de Alianza Popular, Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Gallard¨®n, cuyo partido recurri¨® la reforma ante el Constitucional, consideraba que la elecci¨®n parlamentaria abr¨ªa la puerta "a un total y absoluto control de otros ¨®rganos constitucionales que deben mantener la independencia". El portavoz de la Minor¨ªa Catalana, Josep Mar¨ªa Trias de Bes, pon¨ªa ret¨®ricamente el dedo en la llaga: "No quiero atreverme a pensar que ustedes han llegado a la conclusi¨®n de que como la magistratura -seg¨²n dicen- es conservadora en un 80 por ciento la quieren cambiar a base de una Ley Org¨¢nica, para que bajo el paradigma de la soberan¨ªa popular sea m¨¢s fiel o m¨¢s adicta a eso que el se?or ministro [Fernando Ledesma] llam¨® el otro d¨ªa nuevo Estado".
En 1985, el perfil sociol¨®gico de la carrera judicial era bien distinto al actual: el juez espa?ol medio ten¨ªa 50 a?os, ingres¨® en el cuerpo en pleno franquismo, era cat¨®lico practicante y en un 90% eran varones. La carrera estaba formada por unos 1.800 miembros -hoy son 5.500-, en su mayor¨ªa afiliados a la Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura, que ten¨ªa un perfil conservador bastante m¨¢s acusado que en la actualidad. Uno de cada cuatro magistrados era hijo de juristas. En los cuatro a?os anteriores hab¨ªan ingresado en la carrera 500 jueces que, sumados a la jubilaci¨®n forzosa de otros 500 con la aprobaci¨®n de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, dieron un primer gran vuelco sociol¨®gico al Poder Judicial tras la muerte del dictador.
Esta estructura conservadora de la judicatura pes¨® -aunque nadie lo admitiera expresamente- a la hora de cambiar la elecci¨®n del CGPJ. En la actualidad, aunque se mantiene en lo esencial el procedimiento de acceso a la carrera, con una oposici¨®n con gran peso de lo memor¨ªstico, y persiste el sambenito de que la judicatura es un cuerpo conservador por naturaleza solo una treintena de jueces en activo accedi¨® al cargo antes de muerte de Franco y las mujeres son ya mayor¨ªa en los ¨®rganos judiciales.
La actual reforma de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial relativa al Consejo General del Poder Judicial, en tr¨¢mite parlamentario, incorpora escasas novedades sobre el ¨®rgano de gobierno. Se prev¨¦ reducir a dos d¨ªas el plazo para que los nuevos vocales elijan a su presidente y la posibilidad de que cuatro de los veinte vocales elegidos en un mandato puedan ser renovados para el siguiente. Sin embargo, la elecci¨®n parlamentaria sigue en el texto. Y el incendio no se extingue.
Elegidos en concurso p¨²blico
La Ley para la Reforma Constitucional de 2005 fue un importante paso hacia una mayor independencia judicial en Reino Unido. Cre¨® la figura del Tribunal Supremo y arrebat¨® de la C¨¢mara de los Lores la capacidad de ejercer de ¨²ltima instancia judicial. Pero sobre todo, acab¨® con el arcaico mecanismo por el que la Corona designaba jueces que deb¨ªan obtener luego la aprobaci¨®n del Lord Chancellor (Ministro de Justicia). Se cre¨® una nueva instituci¨®n, la Comisi¨®n de Nombramientos Judiciales (Judicial Appointments Comission, JAC, en sus siglas en ingl¨¦s), de naturaleza independiente aunque bajo la adscripci¨®n formal al ministerio de Justicia. Est¨¢ formada por 15 miembros. 12 de ellos son elegidos a trav¨¦s de un concurso p¨²blico, abierto, transparente y basado exclusivamente en los m¨¦ritos de los candidatos. Los tres restantes son nominados por el Consejo Judicial (dos jueces senior de tribunales superiores). Entre las funciones de la JAC est¨¢ la designaci¨®n de jueces para el Alto Tribunal y otras instancias judiciales y el apoyo para la selecci¨®n de otros puestos relacionados con la Administraci¨®n judicial. Est¨¢n obligados, legalmente, a ¡°elegir candidatos en base ¨²nicamente a su m¨¦rito, seleccionar personas de buen car¨¢cter y promover la diversidad en la selecci¨®n de los distintos puestos¡±. No es de extra?ar que los diferentes jueces, procedentes en su mayor¨ªa de la abogac¨ªa o del mundo acad¨¦mico, tengan sus inclinaciones pol¨ªticas particulares, pero se sobrentiende que no deben adscripci¨®n a ning¨²n partido pol¨ªtico. En Reino Unido, la independencia judicial es firmemente respetada y asumida.
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