Susana D¨ªaz: ¡°El l¨ªmite de la reforma es la unidad de Espa?a y la igualdad¡±
La presidenta andaluza defiende ante todo el consenso, la coherencia y el equilibrio a la hora de abordar los cambios, alejando la toma de decisiones de los intereses partidistas
La presidenta de la Junta de Andaluc¨ªa en funciones, Susana D¨ªaz, se muestra favorable a una reforma de la Constituci¨®n que permita reforzar el blindaje del Estado del bienestar, sin bien considera que, sin consenso, pese a la necesidad y urgencia de introducir cambios, no es posible una modificaci¨®n de la Ley Fundamental. D¨ªaz se decanta por un desarrollo del actual modelo territorial que sirva para contrarrestar la amenaza del nacionalismo y no para alentarla. En cuanto al reparto de competencias dentro de ese modelo, la dirigente socialista defiende un sistema de vocaci¨®n federalista que garantice la unidad de Espa?a y la igualdad de los ciudadanos.
En l¨ªnea con su defensa del fortalecimiento del Estado del bienestar, que debe primar en la reforma constitucional, D¨ªaz se muestra partidaria de que dentro del texto se articule el desarrollo de asuntos como la dependencia o la igualdad que vayan en consonancia con la ampliaci¨®n de derechos que ya se han recogido en las modificaciones de los Estatutos de Autonom¨ªa. En cuanto a la reforma de la ley electoral o la eliminaci¨®n de los aforamientos, la presidenta andaluza defiende ante todo el consenso, la coherencia y el equilibrio a la hora de abordar los cambios, alejando la toma de decisiones de los intereses partidistas.
Pregunta.?La Constituci¨®n aguanta otros 40 a?os sin reformas? ?O son necesarias y urgentes? ?Qu¨¦ cambios considera m¨¢s urgentes?
Respuesta.?Es evidente que necesita reformas. Cuando se aprob¨® no est¨¢bamos en Europa, no hab¨ªa euro, ni globalizaci¨®n. Estren¨¢bamos libertades y empez¨¢bamos a construir nuestro Estado de las autonom¨ªas y el Estado del bienestar. Apenas se planteaban demandas que hoy est¨¢n generalizadas, como la atenci¨®n a la dependencia o la igualdad entre hombres y mujeres. La actualizaci¨®n del texto constitucional es una tarea pendiente y creo que vamos con retraso. Piense que ya hace una d¨¦cada algunas comunidades, entre ellas Andaluc¨ªa, renovaron sus Estatutos precisamente para responder a estos retos. Tal vez lo m¨¢s coherente hubiera sido primero la Constituci¨®n y despu¨¦s los Estatutos. Pero no se han dado las condiciones para un gran consenso, y ni la necesidad ni la urgencia pueden entenderse desvinculadas del consenso. El tema hay que abordarlo con el mismo esp¨ªritu del 78, con la misma generosidad de aquella generaci¨®n de Adolfo Su¨¢rez, Felipe Gonz¨¢lez, Santiago Carrillo, que supo llegar a acuerdos de Estado. En cuanto a los cambios, pienso que habr¨ªa que poner el foco en los intereses y demandas de la ciudadan¨ªa, en solucionar sus problemas. La crisis y ciertas respuestas pol¨ªticas a la crisis han erosionado el Estado del bienestar en los ¨²ltimos a?os. Hay que reforzar su blindaje en la Constituci¨®n; esta debe ser la m¨¢xima prioridad.?
P. ?El modelo territorial que establece la Constituci¨®n es mejorable? ?C¨®mo?
R. M¨¢s que el modelo territorial establecido, yo dir¨ªa que lo mejorable es su desarrollo. En el refer¨¦ndum de 1980, Andaluc¨ªa lo recondujo en clave de solidaridad e igualdad y creo que, si se plantean reformas del modelo, lo m¨¢s sensato ser¨ªa profundizar en esta l¨ªnea que reconoce la pluralidad y asegura la cohesi¨®n social. Para Andaluc¨ªa la cuesti¨®n territorial es inseparable de estos dos principios. La gran cuesti¨®n territorial, andaluza, espa?ola o europea, es si se garantizan o no los derechos civiles y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, vivan donde vivan. Una de las grandes amenazas del mundo de hoy es el avance del nacionalismo, el supremacismo, la desigualdad, la xenofobia, el identitarismo que pretende pasar por encima de los derechos civiles. La mejora del modelo territorial debe servir para contrarrestar esta amenaza, no para alentarla.
P. Hay una propuesta de catedr¨¢ticos de Derecho Constitucional para una reforma federal que pasa por concretar mejor el reparto de competencias, blindar algunas competencias auton¨®micas que tienen que ver con sus singularidades e incluso incluir las singularidades de Catalu?a en una disposici¨®n adicional de la Constituci¨®n. ?Es usted partidaria?
R. Cohesi¨®n territorial y reconocimiento de las singularidades son principios federales y todo lo que sea avanzar en este sentido me parece bien. Milito en un partido con una hist¨®rica vocaci¨®n federalista. Y aunque no lo llamemos as¨ª, nuestro Estado de las autonom¨ªas tambi¨¦n tiene tambi¨¦n esa inspiraci¨®n. Basta fijarse en pa¨ªses estrictamente federales de nuestro entorno, como Alemania, para entender que el federalismo es sin¨®nimo de mayor unidad y de mayor solidaridad, no al contrario. Por otro lado, la Constituci¨®n ya incluye el blindaje de singularidades, desde las relacionadas con las lenguas oficiales a los reg¨ªmenes especiales de car¨¢cter foral. Nada de ello supone una amenaza, pero el l¨ªmite est¨¢ claro: la garant¨ªa de la unidad de Espa?a y la igualdad de los ciudadanos.
"Una de las amenazas es el avance del nacionalismo que pretende pasar por encima de los derechos civiles"
P. ?Cambiar¨ªa la ley electoral?
R. Al igual que ocurre con los anteriores asuntos, lo principal es ponernos de acuerdo en la conveniencia o no de una reforma y hacerlo con un enfoque nacional, que facilite la coherencia de entre los distintos sistemas electorales. Y por supuesto, dejando de lado el partidismo. Como socialista, yo podr¨ªa quejarme de la sobrerrepresentaci¨®n de la derecha que el sistema electoral propicia en el Senado o en circunscripciones de la Espa?a interior. Y seguramente todos y cada uno de los partidos tambi¨¦n encontrar¨¢n no pocos motivos para sentirse perjudicados. ?Pero a qu¨¦ conducir¨ªa un debate as¨ª planteado? Buscar el acuerdo es buscar el equilibrio, no exhibir agravios. Pueden mejorarse muchas cosas y yo priorizar¨ªa los cambios dirigidos a favorecer la estabilidad, que es condici¨®n para que los poderes p¨²blicos cumplan con el mandato de la ciudadan¨ªa. Ahora bien; esto no debe plantearse como valor absoluto, ajeno a los necesarios equilibrios. Con el actual sistema electoral, y con un escenario parlamentario cada vez m¨¢s complejo, Andaluc¨ªa ha mantenido la estabilidad pol¨ªtica durante las dos ¨²ltimas legislaturas. Precisamente a base de acuerdos. La voluntad, la decisi¨®n pol¨ªtica, es a veces tan determinante o m¨¢s que las normas.
P. ?Eliminar¨ªa usted los aforamientos del Gobierno, altos cargos y diputados y senadores que contempla la Constituci¨®n?
R. Sobre los aforamientos, yo estoy totalmente de acuerdo en que este pa¨ªs no puede tener miles de aforados y, en este sentido, he recibido de manera positiva la noticia de que el Ministerio de Justicia va a llevar a cabo su revisi¨®n para toda Espa?a. Es la f¨®rmula. Lo importante es buscar el equilibrio a trav¨¦s de un acuerdo de alcance nacional, que se pueda aplicar con coherencia en todos los poderes y territorios. Y no har¨¢ falta subrayar que, muy especialmente en este tema, los intereses partidistas deben quedar al margen.
P. ?Incluir¨ªa usted la sanidad y los servicios sociales dentro del T¨ªtulo Primero de la Constituci¨®n referido a los derechos fundamentales, como ya est¨¢ incluida la educaci¨®n?
R. Independientemente de c¨®mo se articule, el fortalecimiento del Estado del bienestar debe ser el eje de las posibles reformas que se planteen. Hay que blindarlo, especialmente en lo relativo a la sanidad, sin duda nuestra gran joya de la corona. Y hay que adaptarlo a la ampliaci¨®n que el propio desarrollo constitucional ha propiciado en materia de servicios sociales. Como he se?alado anteriormente, asuntos como la dependencia o la igualdad de g¨¦nero deben tener un tratamiento acorde con los avances que se han producido y con las demandas de la sociedad. Hace diez a?os, el Estatuto andaluz ya se adecu¨® a estas nuevas realidades en su marco competencial. Ampli¨® e incorpor¨® derechos que, con el posterior desarrollo normativo, obligan a la Administraci¨®n y pueden ser exigidos por la ciudadan¨ªa ante los tribunales. Es una v¨ªa que debe ser explorada para reformas constitucionales de alcance pr¨¢ctico, que coloquen a las personas en el centro de las pol¨ªticas p¨²blicas.
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